Si sos traductor y alguna vez tuviste que presentarte frente a alguien que no solo no te conocía a vos, sino tampoco a tu profesión, probablemente te haya pasado recibir estas preguntas...
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Por Delfina Morganti Hernández Hace un año abrí un nuevo espacio en mi blog para escribir sobre esas dudas que suelen asaltarnos a los traductores correctores cuando nos encontramos revisando un texto que aspiramos a mejorar. Este nuevo espacio es El Dilema Traductoril, donde hoy aprovecharé a destacar una duda que tuve la semana pasada, mientras revisaba una traducción en el área de Recursos Humanos.
Por Delfina Morganti Hernández
¡Llegó el día! Hoy presentaré mi ensayo digital sobre traducción literaria junto al Trad., Prof. y autor Marcelo Coccino y la Prof., Dra. en Letras e investigadora, Graciela Tomassini.
Este viernes 18 de agosto a las 18.30, te espero en la sede de la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano (UCEL), en Av. Pellegrini 1332, para la presentación de mi primer libro digital: Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria.
Este texto fue seleccionado como finalista del certamen internacional Premios Heterónimos de Ensayo en 2016 y es producto de mis reflexiones y experiencias como estudiante de traducción (2008-2010), como traductora (2010 en adelante) y como adscripta a la cátedra de Traducción literaria (2012-2013) del IES N.º 28 “Olga Cossettini” (Rosario, Santa Fe). Hoy llegó el día de presentar este ensayo junto a dos intelectuales de lujo que han sido, ambos, mis profesores en distintas materias del último año de la carrera Traductorado literario y técnico-científico en inglés: Graciela Tomassini (prólogo) y Marcelo Coccino (comentario crítico). Si querés acercarte a una vista previa del ensayo, podés hacer clic en la tapa naranja del libro más abajo: allí podrás leer las primeras páginas para enterarte en detalle de qué se trata este texto. IMPORTANTE: El evento es gratuito pero con inscripción previa personalmente, por mail o por teléfono en el Colegio de Traductores (ver datos de contacto en el flyer verde y blanco arriba). La publicación es solamente en formato digital y en idioma español (¡hasta que alguien la traduzca!). ¡Nos vemos!
Por Delfina Morganti Hernández
Fascinados con la moda de las start-ups, nos olvidamos de que, en español, también existe un término para hablar de este tipo de empresas.A menudo los traductores usamos estos dos términos indistintamente, pero ¿quieren decir lo mismo?
Hace poco estaba revisando la traducción de un Código de Conducta y Ética Empresarial en la que el traductor había traducido social media como “medios sociales” en una instancia y como “redes sociales” en otras partes del texto. Si bien hace unos años había verificado la diferencia entre estos dos términos y, por lo general, prefiero “medios sociales” para social media, volví a dudar en esta oportunidad y, para estar segura, consulté algunas fuentes.
Si consultamos primero la FUNDÉU, vamos a ver que emplean y recomiendan “medios sociales” a la hora de “referirse a las nuevas plataformas y canales de comunicación sociales caracterizadas por la conversación y la interacción entre los usuarios” (http://www.fundeu.es/recomendacion/medios-sociales-social-media/). Ahora bien, esto nos aclara el panorama sobre cómo y por qué evitar el anglicismo social media, pero no resuelve la disyuntiva de por qué no sería viable traducir el término media por “redes”, en lugar de “medios”. Cuando indagamos en blogs sobre la web 3.0, la primera diferencia que apuntan distintos autores es que las redes sociales son apenas una parte de los medios sociales, a pesar de que, hoy en día, es muy común que usemos ambos términos como si fueran intercambiables. Si nos ponemos rigurosos, no obstante —y un buen traductor, así como un buen revisor, debe serlo— lo cierto es que no es lo mismo hablar de “medios sociales” (social media) que de “redes sociales” (social networks). Por un lado, un medio social se define como la plataforma, la aplicación o, valga la redundancia, el medio digital que utilizan los usuarios como canal de comunicación para interactuar. Es decir que en el campo semántico de “medios sociales” entran no solo Facebook, Twitter, LinkedIn y medios similares, sino también, por ejemplo, las plataformas de alojamiento de blogs (como Blogspot, Wordpress y Wix, entre otros), sitios de transmisión en vivo y de videos, como YouTube, y otros sitios que permitan la interacción entre usuarios. Por otra parte, las redes sociales consisten en el lazo comunicativo que se constituye en cuanto dos o más usuarios interactúan. Por consiguiente, mientras que el medio social es el espacio digital donde tiene lugar algún tipo (o varios) de interacción, la red social es el vínculo en sí que generan los medios sociales como Facebook, Twitter, LinkedIn, Wordpress, etc. al hacer posible dicha interacción. Ahora ya sabés que, cuando alguien hable de “redes sociales” para englobar a plataformas como LinkedIn, Facebook, YouTube, Google+ y Twitter, en realidad quieren decir “medios sociales”, y cuando un traductor traduzca social media por “redes sociales”, tendrás que decidir si dejas pasar el error dada la amplia difusión que hace que casi ni nos preguntemos por esta diferencia o si, por el contrario, hacés justicia a cada significado y corregís de “redes” a “medios”. Como dice el tío Ben en los cómics de Spiderman, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Ahora que tienes el poder, ¿cumplirás con tu responsabilidad?La corrección debería formar parte de todo proceso de producción de un texto destinado a publicación, aunque muchas personas subestiman la tarea del corrector...Escribir no es una ciencia, pero eso no quita que existan normas básicas relacionadas con la ortografía, la gramática y la sintaxis, entre otros aspectos de la norma lingüística. Un buen corrector puede dejar tu texto impecable sin alterar tu impronta personal ni la voz de tu marca. ¿UN CORRECTOR CORRIGE SOLO LA ORTOGRAFÍA? No. Por lo general, se distingue entre tres tipos de corrección: de concepto, ortotipográfica y gramatical, y de estilo. Según el objetivo del texto y el medio en el cual saldrá publicado, es posible que se contrate a un corrector para llevar a cabo cualquiera de estas tres tareas o las tres, si bien, idealmente, cada tipo de corrección debería estar a cargo de una persona distinta para optimizar los resultados. Por último, un corrector no es solo quien se dedica a erradicar los errores de ortografía de un texto, sino que, además, suele enmendar cuestiones de sentido, terminología precisa, errores tipográficos (o de tipeo), aspectos relacionados con la gramática y, sin duda, cuestiones de estilo. ¿EL CORRECTOR DE WORD NO ES SUFICIENTE ENTONCES? No. Si bien Word cuenta con un corrector automático, a todos nos ha pasado que “corrige” errores que no son errores, es decir, modifica palabras que eran correctas e introduce error cuando debería hacer lo contrario. Asimismo, suele ocurrir que el corrector ortográfico de Word no detecta todos los errores posibles en un texto, ya que hay muchas palabras que no reconoce como reales o adecuadas porque su diccionario no las incluye. ¿QUÉ DISTINGUE A UN CORRECTOR PROFESIONAL DE LOS QUE OFRECE INTERNET? Fundamentalmente, el hecho de que un corrector humano profesional domina una serie de competencias que escapan a las posibilidades que ofrecen las máquinas; cuenta con formación específica o afín, y jamás deja de capacitarse y actualizarse en materia de normas y demás aspectos relacionados con su profesión. En primer lugar, el corrector profesional domina competencias enciclopédicas, es decir, el conjunto de conocimientos relacionados con su bagaje cultural. En segundo lugar, podemos mencionar las competencias gramaticales, que tienen que ver con conocer la norma en todos los niveles de la lengua (fonemático, morfológico y sintáctico); esta competencia es la que lo habilita a detectar y enmendar errores ortotipográficos, de concordancia entre género y número, de formación de palabras, de escritura de neologismos y préstamos, de construcción sintáctica y uso lingüístico. En tercer lugar, un buen corrector debe dominar competencias textuales, que son aquellas que muchos estudiamos en la escuela primaria y secundaria —al menos a grandes rasgos— como el binomio conformado por “coherencia y cohesión”. Por último, cabe destacar que un buen corrector profesional es sumamente detallista y perfeccionista, una cualidad que, si bien en otros ámbitos de la vida puede considerarse un vicio, sin duda constituye una de las virtudes más preciadas del corrector, ya que no descansará hasta lograr un trabajo bien hecho. ¿SABÍAS QUE…? El 27 de octubre es el Día Internacional del Corrector de Textos. Este día fue instituido por la Fundación LITTERAE. Más info sobre la Fundación: http://bit.ly/2ue32rw UniCo, la Unión de Correctores (España, 2005), publica periódicamente una revista especializada sobre corrección de textos y temas afines cuyos números podés consultar de manera libre y gratuita aquí: http://bit.ly/1yVXnjL Si sos corrector, ¡no dejes de leerla! Es tan útil como interesante. En 2016, la UNAM dictó un MOOC llamado “Inducción a la corrección de estilo” que contó con participantes de distintas partes del mundo. Más info sobre el programa del curso: http://bit.ly/2udrclS La Asociación Colombiana de Correctores de Estilo - CORRECTA cuenta con presencia en Facebook y difunde diversas publicaciones especializadas, actividades de capacitación y aspectos de interés general para correctores. Visitá la página de CORRECTA aquí: http://bit.ly/2vgKa8f Si buscás el hashtag #PonUnCorrectorEnTuVida en medios sociales como Twitter, LinkedIn y Facebook, ¡te vas a sorprender! Y vos, ¿todavía dudás de los beneficios de poner un corrector profesional en tu vida? |
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