Una carta que todo responsable de una marca
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Estimado/a encargado/a de marketing o quienquiera que se encargue de algo parecido en su emprendimiento, empresa o negocio: |
Una marca es un símbolo. Los símbolos son signos; consisten en elementos u objetos que, “por convención o asociación” se consideran representativos de “una entidad, de una idea, de cierta condición” (Diccionario de la Real Academia Española, RAE; consultado el 26/1/2020).
Así, por ejemplo, se dice que la bandera es un símbolo patrio: lo es por convención, porque así se ha acordado en nuestra sociedad, pero también lo es por asociación, porque relacionamos la bandera con conceptos y emociones como independencia, respeto, orgullo, patria, lucha, honor.
Si bien la convención juega un papel importante, a menudo sucede que el significado de ciertos símbolos, como el de las marcas comerciales, no se impone desde un emisor A a un receptor B. El significado de los símbolos es siempre un producto, un resultado; el resultado de cargas de significación que se van agregando y acumulando, y van nutriendo al símbolo marcario con matices de diversos tipos, entre ellos, positivos y negativos.
Por ejemplo, la pipeta de Nike no es solo el elemento visual representativo de la marca comercial que se denomina “Nike”. Es el equivalente de los valores, sentimientos y emociones que reconocemos los consumidores y asociamos con la marca Nike. Es decir, la pipeta de Nike es superación y éxito; es excelencia; es el coraje de desafiar todas las expectativas y los estereotipos a través del deporte; es bravura y revolución; es la actitud de salir a la cancha a darlo todo más allá del resultado, literal y metafóricamente hablando.
Así, por ejemplo, se dice que la bandera es un símbolo patrio: lo es por convención, porque así se ha acordado en nuestra sociedad, pero también lo es por asociación, porque relacionamos la bandera con conceptos y emociones como independencia, respeto, orgullo, patria, lucha, honor.
Si bien la convención juega un papel importante, a menudo sucede que el significado de ciertos símbolos, como el de las marcas comerciales, no se impone desde un emisor A a un receptor B. El significado de los símbolos es siempre un producto, un resultado; el resultado de cargas de significación que se van agregando y acumulando, y van nutriendo al símbolo marcario con matices de diversos tipos, entre ellos, positivos y negativos.
Por ejemplo, la pipeta de Nike no es solo el elemento visual representativo de la marca comercial que se denomina “Nike”. Es el equivalente de los valores, sentimientos y emociones que reconocemos los consumidores y asociamos con la marca Nike. Es decir, la pipeta de Nike es superación y éxito; es excelencia; es el coraje de desafiar todas las expectativas y los estereotipos a través del deporte; es bravura y revolución; es la actitud de salir a la cancha a darlo todo más allá del resultado, literal y metafóricamente hablando.
¿Cómo puede ser que un garabato diga tanto, si es solo un garabato?
Las cargas de significación que nutren a los símbolos y por ende los significan les dan sentido en un contexto sociocultural determinado, y son muy poderosas y muy reales, porque son producto de las conexiones viscerales que experimentan —ese es el verbo justo, experimentan— en carne propia las personas con ese símbolo.
¿Cómo experimentamos los símbolos?
Si los símbolos son, como definimos anteriormente, elementos u objetos representativos de “una entidad, de una idea, de cierta condición”, los experimentamos siempre mediante el contacto directo o indirecto con la entidad, la idea o la condición a la que remiten. Es decir que los consumidores, las personas, experimentamos las marcas en contacto con el producto o servicio al que esas marcas hacen referencia.
Experimentamos la marca y el universo simbólico de Nike cuando usamos una camiseta con la inscripción Just do it.
Pero nadie está pensando en la pipeta de Nike cuando lleva la camiseta con la estampa Just do it. Porque a nadie le importa el símbolo en realidad: lo que verdaderamente importa, lo que el cerebro humano registra y recuerda con fervor es la metáfora, aquellos conceptos y valores en lugar de los cuales aparece la pipeta de Nike o el eslogan Just do it en un producto de Nike.
Llevar la camiseta con las palabras Just do it nos hace sentir grandes, fuertes, bravos, diferentes, ¿mejores?, seguros, valiosos, ¿importantes?, cancheros, ¿superiores?, nosotros mismos, felices.
La pipeta no importa, el eslogan queda en segundo plano, la publicidad la recordamos apenas esporádicamente, la etiqueta ya la tiramos; el precio, para el público que consume Nike, es un detalle: lo que le importa al cerebro del consumidor es el conjunto de vivencias que experimenta a partir del momento en que este se pone la camiseta de Nike, el producto.
Experimentamos la marca y el universo simbólico de Nike cuando usamos una camiseta con la inscripción Just do it.
Pero nadie está pensando en la pipeta de Nike cuando lleva la camiseta con la estampa Just do it. Porque a nadie le importa el símbolo en realidad: lo que verdaderamente importa, lo que el cerebro humano registra y recuerda con fervor es la metáfora, aquellos conceptos y valores en lugar de los cuales aparece la pipeta de Nike o el eslogan Just do it en un producto de Nike.
Llevar la camiseta con las palabras Just do it nos hace sentir grandes, fuertes, bravos, diferentes, ¿mejores?, seguros, valiosos, ¿importantes?, cancheros, ¿superiores?, nosotros mismos, felices.
La pipeta no importa, el eslogan queda en segundo plano, la publicidad la recordamos apenas esporádicamente, la etiqueta ya la tiramos; el precio, para el público que consume Nike, es un detalle: lo que le importa al cerebro del consumidor es el conjunto de vivencias que experimenta a partir del momento en que este se pone la camiseta de Nike, el producto.
Lo que muchas marcas no parecen entender todavía es que los consumidores son personas.
Las personas son sujetos lingüísticos; tienen la capacidad de emitir, recibir e interpretar mensajes —en este contexto, mensajes publicitarios—, pero, como seres humanos con cerebros humanos, las personas también son sujetos emocionales. Es más, son inherente y esencialmente emocionales.
Por lo tanto, las vivencias con todos los signos que nos rodean, incluidas las marcas, son siempre, además de lingüísticas, emocionales.
Si los consumidores son personas, y las personas son sujetos emocionales, y esos sujetos emocionales entran en contacto permanente con las marcas a través de vivencias subjetivas con sus productos o servicios, es fundamental reparar en la siguiente verdad:
Por lo tanto, las vivencias con todos los signos que nos rodean, incluidas las marcas, son siempre, además de lingüísticas, emocionales.
Si los consumidores son personas, y las personas son sujetos emocionales, y esos sujetos emocionales entran en contacto permanente con las marcas a través de vivencias subjetivas con sus productos o servicios, es fundamental reparar en la siguiente verdad:
Las marcas comerciales y el conjunto de signos que las representan (sus logotipos, eslóganes, hashtags, envases, etc.) constituyen un universo simbólico absolutamente vulnerable y permeable, porque el sentido de dicho universo depende, no de los significados que las mismas marcas pretendan construir e instalar mediante sus símbolos y mensajes propios, sino de las experiencias particulares que viva cada persona al adquirir el producto o servicio.
Esto quiere decir que quienes creamos marcas podemos crear mensajes de marca específicos para dirigirnos a los consumidores (informarlos, seducirlos, persuadirlos de que nuestra marca es X cosa, de que nuestra marca hace X cosa, de que nuestro producto tiene X beneficios, de que nuestro servicio ofrece X ventajas), PERO —y este PERO va en mayúsculas, porque es un PERO muy grande, muy importante, muy relevante y muy presente—, por encima y más allá de todo mensaje que genere la marca desde la marca en sí, lo que realmente cuenta, lo que verdaderamente pesa y significa, y define y determina en qué se traduce nuestra marca hoy es la EXPERIENCIA.
La experiencia del cliente o consumidor es imborrable a menos que sufra algún tipo de afección que dañe su memoria para siempre.
Las experiencias pueden ser físicas (sensoriales y en vivo) o a distancia, pero siempre, absolutamente siempre, son emocionales.
Hoy en día, los consumidores tienen vínculos cada vez más fuertes con las marcas que eligen. Elegir una marca es apostar al universo simbólico total por el que conocemos a esa marca, por el cual la descubrimos, la seguimos, la recordamos, la recomendamos y nos dejamos seducir una y otra vez por sus mensajes para adquirir y consumir su producto o servicio.
Sin embargo, cuando el encanto de la publicidad termina, cuando cesan el comercial o la recomendación a la que quedamos expuestos por el boca en boca de un amigo, vecino, pariente o desconocido que la avaló, solo queda una cosa por vivir: la verdad.
Hoy en día, los consumidores tienen vínculos cada vez más fuertes con las marcas que eligen. Elegir una marca es apostar al universo simbólico total por el que conocemos a esa marca, por el cual la descubrimos, la seguimos, la recordamos, la recomendamos y nos dejamos seducir una y otra vez por sus mensajes para adquirir y consumir su producto o servicio.
Sin embargo, cuando el encanto de la publicidad termina, cuando cesan el comercial o la recomendación a la que quedamos expuestos por el boca en boca de un amigo, vecino, pariente o desconocido que la avaló, solo queda una cosa por vivir: la verdad.
Ese es el momento de la verdad: el momento en que la persona se encuentra con el producto o servicio y vive en carne propia una experiencia positiva o negativa, pero ineludiblemente emocional e ineludiblemente memorable, con la marca.
EL EFECTO BOOMERANG
Cuando la experiencia es positiva, los beneficios para esa marca son masivos y a largo plazo.
Cuando la experiencia es negativa, los perjuicios para esa marca son masivos y a largo plazo.
No, no es un error de redacción: las consecuencias en ambos casos tienen el mismo peso, la misma magnitud, el mismo potencial de escalabilidad y repercusión.
Esto es lo que llamo el efecto boomerang de la experiencia: dele a sus consumidores una experiencia de m*erda, y m*erda es lo que recibirá.
Cuando la experiencia es negativa, los perjuicios para esa marca son masivos y a largo plazo.
No, no es un error de redacción: las consecuencias en ambos casos tienen el mismo peso, la misma magnitud, el mismo potencial de escalabilidad y repercusión.
Esto es lo que llamo el efecto boomerang de la experiencia: dele a sus consumidores una experiencia de m*erda, y m*erda es lo que recibirá.
Actualmente, gracias a las nuevas tecnologías, el marketing dejó de ser vertical (del departamento de marketing a los consumidores).
La comunicación dejó de ser vertical (del equipo de comunicación a los consumidores).
Actualmente, gracias a las nuevas tecnologías, los consumidores son prosumidores: colaboran con las marcas que saben escucharlos para crear, diseñar e intervenir los productos que realmente quieren o necesitan y, por consiguiente, van a comprar.
Actualmente, gracias a las nuevas tecnologías, los consumidores son prosumidores: colaboran con las marcas que saben escucharlos para crear, diseñar e intervenir los productos que realmente quieren o necesitan y, por consiguiente, van a comprar.
Los consumidores son comunicadores con una influencia enorme en los demás.
Los consumidores son comunicadores con una influencia enorme en los demás: califican las marcas en Google y en redes sociales según la experiencia que han tenido con sus productos o servicios, y si pasaron un mal momento, tienen la posibilidad de ejercer su derecho a réplica con efectos masivos, inconmensurables, sobre la parva de consumidores existentes y potenciales de esa marca.
La revolución digital trajo aparejada una nueva crisis en los modelos de comunicación y un efecto dominó que afecta y seguirá afectando a los campos cada vez más omnipresentes del marketing y la publicidad.
La revolución digital trajo aparejada una nueva crisis en los modelos de comunicación y un efecto dominó que afecta y seguirá afectando a los campos cada vez más omnipresentes del marketing y la publicidad.
¿Qué pueden hacer las marcas para sobrevivir?
Generar experiencias positivas sin fin, para todas y cada una de las personas que las eligen, independientemente de si hablamos de marcas grandes, medianas o chicas.
Y si se equivocan, si cometen un error, si se mandan una cag*ada, ¿qué pueden hacer las marcas para sobrevivir?
Recomponer el vínculo generando una experiencia positiva que deslumbre al consumidor afectado, al punto de contrarrestar en la mayor medida posible la experiencia negativa resultante de ese error.
Y si se equivocan, si cometen un error, si se mandan una cag*ada, ¿qué pueden hacer las marcas para sobrevivir?
Recomponer el vínculo generando una experiencia positiva que deslumbre al consumidor afectado, al punto de contrarrestar en la mayor medida posible la experiencia negativa resultante de ese error.
En otras palabras:
Queridos agentes de la marca:
Sus disculpas no bastan. Sus promesas de indagar en el problema a ver qué pudo haber pasado, a ver qué pasó con el control de calidad, la gente del departamento técnico, los de laboratorio, etc. ya no son suficientes. |
Las palabras son signos que no logran reemplazar la experiencia y las asociaciones que estas nos disparan.
Sería genial poder retroceder el tiempo para borrar las experiencias negativas de la mente de los consumidores, ¿verdad?
Pero hasta tanto esa tecnología aparezca y todas las marcas obtengan acceso a ella, cabe destacar que anular, borrar, eliminar una experiencia negativa de la mente (¿el corazón?) de sus consumidores está fuera del alcance de las marcas. Recordemos que los consumidores son seres emocionales con gran capacidad de recordación.
Pero hasta tanto esa tecnología aparezca y todas las marcas obtengan acceso a ella, cabe destacar que anular, borrar, eliminar una experiencia negativa de la mente (¿el corazón?) de sus consumidores está fuera del alcance de las marcas. Recordemos que los consumidores son seres emocionales con gran capacidad de recordación.
Por ende:
La única forma que tienen las marcas de mitigar una experiencia negativa con ellas, con sus productos y servicios, con su universo simbólico todo, es generando una experiencia positiva con ellas, con sus productos y servicios, con su universo simbólico todo.
Las disculpas son palabras; las palabras pertenecen a un sistema de signos distinto del sistema de las experiencias. Por lo tanto, las disculpas no logran compensar las malas experiencias.
Las disculpas son palabras; las palabras pertenecen a un sistema de signos distinto del sistema de las experiencias. Por lo tanto, las disculpas no logran compensar las malas experiencias.
Una vez más:
La verdadera forma de paliar, mitigar —en todo (con suerte) o en parte— una experiencia negativa es comunicando que la marca quiere y vela por la satisfacción de sus consumidores mediante un signo equivalente: otra experiencia; esta vez, positiva.
Ante una experiencia negativa, poco valen las palabras, las disculpas compungidas; es menester que una experiencia se compense con otra experiencia, negativo por positivo, y así, solo así y con suerte, pueden las marcas recuperar a sus consumidores, o por lo menos evitar la difamación masiva e irrefrenable que habilitan las tecnologías y los sistemas de calificaciones actuales.
Con amor,
Delfina Morganti Hernández
Persona.
Con amor,
Delfina Morganti Hernández
Persona.
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Delfina Morganti Hernández es creativa publicitaria, traductora, correctora e intérprete de inglés y español, matriculada en el Colegio de Traductores de la Prov. de Sta. Fe, 2.ª Circ., y miembro activo de la Asociación de Profesionales en Marketing (APMKT) de Rosario. Sus principales áreas de trabajo son Marketing y Publicidad, Recursos Humanos, Videojuegos, Educación y Legales. Asimismo, traduce y corrige textos de Periodismo Digital, Turismo, Ficción y Crítica Literaria. Es autora del ebook sobre traducción literaria: Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria y del libro de poemas en español, inglés y francés Las lenguas que me habitan. The languages within me. Les langues dans ma peau. Ha cursado estudios en Letras y se desempeña como community manager ad honorem del programa de radio online Traductores, al Aire! Actualmente, continúa especializándose en marketing y realizando las actividades artísticas que fomentan su potencial creativo. >> Más info
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Cada 4 de diciembre se celebra el Día de la Publicidad
(y del publicista) en Argentina: un día como hoy en 1936 tuvo lugar en Buenos Aires el Congreso de Publicidad, pensado para promocionar la enseñanza de la materia en nuestro país. El siguiente texto es mi humilde homenaje a la publicidad y a los creativos que la hacen día a día.
°me encanta la publicidad°
Me encanta. Me encanta porque aunque hay cosas que el dinero no puede comprar, para todo lo demás existe MasterCard. Es la pura verdad láctea.
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La #publicidad es una de las formas del arte, un género híbrido, un campo donde prima el sabor del encuentro entre retórica, literatura, cine, psicología, sociología y tantas otras ciencias y disciplinas.
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Y sí, la publicidad buscará informarte y también persuadirte y seducirte, pero es como un país con buena gente. Lo que importa no es la publicidad, sino lo que sos. Y lo que hacés con ella.
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Si es cara, no siempre es la mejor. Pero es como Mar del Plata: te hace feliz. Por lo menos mientras dura el comercial, es así.
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Es simple. Es claro. Después de todo, el batidor no tiene la culpa. La publicidad tampoco. La vida es como te la tomás. Y si es Bayer, es bueno.
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La publicidad es alma, es mora, es fruto de un legado.
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¡Es nutrición para el alma! Es sabores... para tu día.
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Es como el agua pura de manantial.
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Es un cannon. Es mi colchón de frutas regionales con sabor natural.
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Ay, ¿que si vi todos esos spots? Ay, ¿si vi sí? Sí.
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La publicidad es un espacio de creación y abstracción para devolver el trabajo creativo en forma de una pieza atractiva que capte su atención por favor, pasajeros del vuelo... ah, no, ese versito nada que ver.
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Publicidad, yo te conozco. Sos mi lugar, es el banco que me queda cerca, siempre.
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La publicidad existe, perdura y es porque tú lo vales. Porque yo lo valgo. Porque dale, just do it, que sea personal, hagamos que todo suceda.
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Todo termina al fin, nada puede escapar. Este texto también, pero no sin antes contarte que los de la foto somos tres chiflados en busca de hacer una publicidad mejor, más honesta y más real.
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La sociedad lo reclama. Llegó el momento de find new roads en la publicidad.
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Por eso, a todos mis colegas publicistas les digo:
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Think different.
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La #publicidad es una de las formas del arte, un género híbrido, un campo donde prima el sabor del encuentro entre retórica, literatura, cine, psicología, sociología y tantas otras ciencias y disciplinas.
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Y sí, la publicidad buscará informarte y también persuadirte y seducirte, pero es como un país con buena gente. Lo que importa no es la publicidad, sino lo que sos. Y lo que hacés con ella.
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Si es cara, no siempre es la mejor. Pero es como Mar del Plata: te hace feliz. Por lo menos mientras dura el comercial, es así.
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Es simple. Es claro. Después de todo, el batidor no tiene la culpa. La publicidad tampoco. La vida es como te la tomás. Y si es Bayer, es bueno.
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La publicidad es alma, es mora, es fruto de un legado.
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¡Es nutrición para el alma! Es sabores... para tu día.
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Es como el agua pura de manantial.
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Es un cannon. Es mi colchón de frutas regionales con sabor natural.
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Ay, ¿que si vi todos esos spots? Ay, ¿si vi sí? Sí.
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La publicidad es un espacio de creación y abstracción para devolver el trabajo creativo en forma de una pieza atractiva que capte su atención por favor, pasajeros del vuelo... ah, no, ese versito nada que ver.
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Publicidad, yo te conozco. Sos mi lugar, es el banco que me queda cerca, siempre.
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La publicidad existe, perdura y es porque tú lo vales. Porque yo lo valgo. Porque dale, just do it, que sea personal, hagamos que todo suceda.
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Todo termina al fin, nada puede escapar. Este texto también, pero no sin antes contarte que los de la foto somos tres chiflados en busca de hacer una publicidad mejor, más honesta y más real.
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La sociedad lo reclama. Llegó el momento de find new roads en la publicidad.
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Por eso, a todos mis colegas publicistas les digo:
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Think different.
Ah, y ¡FELIZ DÍA DEL PUBLICISTA! :D
Delfina Morganti Hernández es creativa publicitaria, traductora, correctora e intérprete de inglés y español, matriculada en el Colegio de Traductores de la Prov. de Sta. Fe, 2.ª Circ., y miembro activo de la Asociación de Profesionales en Marketing (APMKT) de Rosario. Sus principales áreas de trabajo son Marketing y Publicidad, Recursos Humanos, Videojuegos, Educación y Legales. Asimismo, traduce y corrige textos de Periodismo Digital, Turismo, Ficción y Crítica Literaria. Es autora del ebook sobre traducción literaria: Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria y del libro de poemas en español, inglés y francés Las lenguas que me habitan. The languages within me. Les langues dans ma peau. Ha cursado estudios en Letras y durante dos años consecutivos fue community manager ad honorem del programa de radio online Traductores, al Aire! Actualmente, continúa especializándose en marketing y realizando las actividades artísticas que fomentan su potencial creativo. >> Más info
El cuarto jueves de noviembre se celebra
en Estados Unidos el Thanksgiving Day o Día de Acción de Gracias, y quiero aprovechar esta oportunidad para expresar un agradecimiento muy especial... :)
Por falta de organización y mejor administración de mi propio tiempo, hace un tiempo tuve que dejar de generar contenido en este blog que con tanto esmero he creado.
Pero creo que hoy, el Día de Acción de Gracias, es una fantástica oportunidad para retomar la redacción :D con un contenido muy personal y sincero que, desde una vista panorámica, es el motivo principal que hace que hoy por hoy sea la persona, la mujer, la profesional que soy, de la cual estoy humildemente orgullosa.
¡Aquí voy!
Pero creo que hoy, el Día de Acción de Gracias, es una fantástica oportunidad para retomar la redacción :D con un contenido muy personal y sincero que, desde una vista panorámica, es el motivo principal que hace que hoy por hoy sea la persona, la mujer, la profesional que soy, de la cual estoy humildemente orgullosa.
¡Aquí voy!
Estoy profundamente agradecida por la madre que me ha tocado, que ha hecho de madre y padre a la vez; que siempre siempre veló por mi felicidad y mi educación contra viento y marea; ella hizo de mi profesora de inglés e italiano y francés particular en casa antes y después de clases (entre otras asignaturas); me guió a la hora de priorizar carreras para empezar por el Traductorado de inglés en el Olga Cossettini de Rosario; me inculcó una sana escala de valores de los que estoy orgullosa y me incentivó a formarme en todas las áreas artísticas de mi interés, un interés felizmente heredado de su pasión por el arte en todas sus formas.
¡Gracias, mami, por ser mi ejemplo desde siempre y todos los días!
Es esa educación tan completa la que me ha llevado a conocer personas muy valiosas de múltiples ámbitos diferentes, muchas de las cuales hoy conforman mi círculo de colegas y amigos :D 😊🤗
¡Gracias, mami, por ser mi ejemplo desde siempre y todos los días!
Es esa educación tan completa la que me ha llevado a conocer personas muy valiosas de múltiples ámbitos diferentes, muchas de las cuales hoy conforman mi círculo de colegas y amigos :D 😊🤗
¿Qué o quiénes motivan tu gratitud?
¡Compartí tu agradecimiento mencionando a quienes lo merecen en los comentarios!
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Delfina🍊
#HablemosDeMarketing
#MarketingParaTraductores
#orangepowerDMH🍊
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#orangepowerDMH🍊
Delfina Morganti Hernández es creativa publicitaria, traductora, correctora e intérprete de inglés y español matriculada en el Colegio de Traductores de la Prov. de Sta. Fe, 2.ª Circ. y miembro activo de la Asociación de Profesionales en Marketing (APMKT) de Rosario. Sus principales áreas de trabajo son Marketing y Publicidad, Recursos Humanos, Videojuegos, Educación y Legales.
Asimismo, traduce y corrige textos de Periodismo Digital, Turismo, Ficción y Crítica Literaria. Es autora del ebook sobre traducción literaria: “Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria” y próximamente publicará su segundo libro digital. Actualmente, cursa sus estudios en Publicidad, Marketing y Letras, y es colaboradora en el rol de community manager ad honorem del programa de radio online Traductores, al Aire! >> Más info
Asimismo, traduce y corrige textos de Periodismo Digital, Turismo, Ficción y Crítica Literaria. Es autora del ebook sobre traducción literaria: “Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria” y próximamente publicará su segundo libro digital. Actualmente, cursa sus estudios en Publicidad, Marketing y Letras, y es colaboradora en el rol de community manager ad honorem del programa de radio online Traductores, al Aire! >> Más info
Marketing. Email marketing. Telemarketing. Seguramente alguna vez intentaste comunicarte con alguien y la respuesta fue cri-cri...
Seguimientofobia. Este término me lo acabo de inventar. Es el resultado de una semana de escuchar a distintas personas que dijeron que les daba “miedo” hacer un seguimiento con potenciales clientes y empleadores después de enviarles un mail.
Si tenés un negocio, sin importar cuán grande o chico sea, lo más probable es que hagas algún tipo de acción de marketing. Como e-mail marketing. O telemarketing.
Por favor, tené presente que el seguimiento es clave.
Te voy a contar una historia.
Agus está dando sus primeros pasos como diseñador independiente. Es como un dios del diseño. Pero muy poca gente lo sabe. Así que lo estuve ayudando a redactar emails que la rompan, para que sus mensajes llamen la atención de sus potenciales clientes o empleadores.
Hace unos días, envió un par de mails en respuesta a unas búsquedas que coincidían con su perfil, pero no todo el mundo le contestó. Ese es un resultado posible, incluso cuando redactamos mensajes personalizados.
Ahora bien, de las personas que sí acusaron recibo y le agradecieron por postularse no recibió más novedades.
Cuando le pregunté si había hecho algún tipo de seguimiento, me dijo que no.
—¿Por qué?
—Porque tengo miedo de quedar como muy insistente. Como desesperado.
¿Te pasó alguna vez? Yo lo llamo “FollowUpPhobia”, algo así como “seguimientofobia” en español.
Pensé que me había inventado un término totalmente nuevo en inglés, pero resulta que ya existe una versión parecida. Este artículo en inglés hace referencia al “FOFU”, el “Fear of Follow Up” o miedo al seguimiento, aunque el autor no define el concepto exactamente como yo lo entiendo. A ver, me explico:
A lo que yo me refiero es a esa percepción que Agus tradujo tan bien como el miedo de dar una mala impresión —sea en un mensaje escrito u oral—; dar a entender que uno está desesperado. Me refiero al miedo a que parezca que le estás tirando de la manga a alguien, insistiéndole para que te escuche o te lea, incluso acosándolo. ¡Uy, eso sí que suena feo!
¿Pero sabés qué? Creo que usamos ese miedo como una excusa.
Lo usamos como excusa para evitar averiguar más sobre por qué no nos respondieron el mensaje original en primer lugar. O por qué no nos eligieron para ese proyecto o trabajo que tanto nos había entusiasmado.
Si tenés un negocio, sin importar cuán grande o chico sea, lo más probable es que hagas algún tipo de acción de marketing. Como e-mail marketing. O telemarketing.
Por favor, tené presente que el seguimiento es clave.
Te voy a contar una historia.
Agus está dando sus primeros pasos como diseñador independiente. Es como un dios del diseño. Pero muy poca gente lo sabe. Así que lo estuve ayudando a redactar emails que la rompan, para que sus mensajes llamen la atención de sus potenciales clientes o empleadores.
Hace unos días, envió un par de mails en respuesta a unas búsquedas que coincidían con su perfil, pero no todo el mundo le contestó. Ese es un resultado posible, incluso cuando redactamos mensajes personalizados.
Ahora bien, de las personas que sí acusaron recibo y le agradecieron por postularse no recibió más novedades.
Cuando le pregunté si había hecho algún tipo de seguimiento, me dijo que no.
—¿Por qué?
—Porque tengo miedo de quedar como muy insistente. Como desesperado.
¿Te pasó alguna vez? Yo lo llamo “FollowUpPhobia”, algo así como “seguimientofobia” en español.
Pensé que me había inventado un término totalmente nuevo en inglés, pero resulta que ya existe una versión parecida. Este artículo en inglés hace referencia al “FOFU”, el “Fear of Follow Up” o miedo al seguimiento, aunque el autor no define el concepto exactamente como yo lo entiendo. A ver, me explico:
A lo que yo me refiero es a esa percepción que Agus tradujo tan bien como el miedo de dar una mala impresión —sea en un mensaje escrito u oral—; dar a entender que uno está desesperado. Me refiero al miedo a que parezca que le estás tirando de la manga a alguien, insistiéndole para que te escuche o te lea, incluso acosándolo. ¡Uy, eso sí que suena feo!
¿Pero sabés qué? Creo que usamos ese miedo como una excusa.
Lo usamos como excusa para evitar averiguar más sobre por qué no nos respondieron el mensaje original en primer lugar. O por qué no nos eligieron para ese proyecto o trabajo que tanto nos había entusiasmado.
Ponemos como excusa el miedo de sonar necesitados porque, en definitiva, lo que de verdad nos asusta es el momento en que alguien efectivamente nos responde, pero para decirnos que nos han rechazado.
Que no somos el candidato o la candidata ideal para el empleo.
Que no somos lo que la empresa necesita en este momento.
Ahora, ¿cómo podemos superar ese miedo? ¿Cómo podemos rebelarnos contra la zona de confort y hacer un seguimiento de una vez por todas?
Primero, hay que recordar un detalle: El “no” es lo que ya tenemos antes de que nos digan que no.
Que no somos el candidato o la candidata ideal para el empleo.
Que no somos lo que la empresa necesita en este momento.
Ahora, ¿cómo podemos superar ese miedo? ¿Cómo podemos rebelarnos contra la zona de confort y hacer un seguimiento de una vez por todas?
Primero, hay que recordar un detalle: El “no” es lo que ya tenemos antes de que nos digan que no.
Si alguna vez te postulaste a un trabajo, hiciste un casting o le presentaste un producto o servicio a alguien, sabías desde el momento cero que el fracaso —o, más bien, el rechazo— era una posibilidad. Así y todo, eso no te detuvo.
Saber que podían rechazarte no impidió que igual enviaras tu postulación o que hicieras lo que tenías que hacer frente a unos completos desconocidos o —mejor aún— frente a personalidades líderes en el sector.
Ahora todo lo que tenés que hacer es animarte de nuevo; repetir el proceso que usás para salir a probar suerte.
Seguí los pasos una vez más: hacé un seguimiento del mail que enviaste quince días atrás.
Dales a tus potenciales clientes o empleadores una segunda oportunidad para que puedan decidir si te toman o te dejan.
Tranqui: si hacés un seguimiento hasta dos veces cada intervalos de tiempo razonables, no va a parecer que estás acosando a tu destinatario.
Al contrario, le vas a hacer ver que esa comunicación te importa.
Le vas a hacer ver que estás dispuesto o dispuesta a leer o escuchar lo que esa persona tenga para decir, incluso si su respuesta es no.
También vas a diferenciarte.
Algo que siempre les digo a los emprendedores con los que trabajo es que la mayoría de las personas no hace un seguimiento.
La mayoría se conforma con el “no” que suponen que les dijeron, incluso si nunca escucharon o leyeron que la respuesta era negativa, porque, al fin y al cabo, el destinatario del mensaje nunca llegó a responder el mail o la llamada.
Sin embargo, recibimos cero respuesta a nuestros mails y llamadas, y enseguida pensamos que ya está, nos dijeron que “no”. Qué cosa, che.
Y después nos lo tomamos personal. En definitiva, una postulación o una presentación de ventas siempre son personales, y también lo son los resultados... ¿verdad?
Pero ¿y si el destinatario justo había tenido un mal día cuando vos llamaste?
¿Y si tu interlocutora estaba muy ocupada como para escucharte o concentrarse en tu propuesta?
¿Y si usaste un asunto inadecuado en el mensaje de correo electrónico y fue directo a spam, y los destinatarios nunca llegaron a verlo siquiera?
En síntesis, ¿qué tal si volvés a intentar? A ver, ¿qué es lo “peor” que puede pasar? Si la respuesta ya era negativa, lo que queda ahora es confirmar que no hay nada más que puedas hacer.
Y, como dijo Agus el otro día, cuando finalmente hizo un seguimiento de su mensaje de correo anterior y el potencial empleador le respondió que ya habían cubierto la vacante con otro candidato:
—Ahora puedo dormir en paz.
A lo que agregué:
—Y seguir probando suerte con otros.
La clave está en no bajar los brazos.
Seguí los pasos una vez más: hacé un seguimiento del mail que enviaste quince días atrás.
Dales a tus potenciales clientes o empleadores una segunda oportunidad para que puedan decidir si te toman o te dejan.
Tranqui: si hacés un seguimiento hasta dos veces cada intervalos de tiempo razonables, no va a parecer que estás acosando a tu destinatario.
Al contrario, le vas a hacer ver que esa comunicación te importa.
Le vas a hacer ver que estás dispuesto o dispuesta a leer o escuchar lo que esa persona tenga para decir, incluso si su respuesta es no.
También vas a diferenciarte.
Algo que siempre les digo a los emprendedores con los que trabajo es que la mayoría de las personas no hace un seguimiento.
La mayoría se conforma con el “no” que suponen que les dijeron, incluso si nunca escucharon o leyeron que la respuesta era negativa, porque, al fin y al cabo, el destinatario del mensaje nunca llegó a responder el mail o la llamada.
Sin embargo, recibimos cero respuesta a nuestros mails y llamadas, y enseguida pensamos que ya está, nos dijeron que “no”. Qué cosa, che.
Y después nos lo tomamos personal. En definitiva, una postulación o una presentación de ventas siempre son personales, y también lo son los resultados... ¿verdad?
Pero ¿y si el destinatario justo había tenido un mal día cuando vos llamaste?
¿Y si tu interlocutora estaba muy ocupada como para escucharte o concentrarse en tu propuesta?
¿Y si usaste un asunto inadecuado en el mensaje de correo electrónico y fue directo a spam, y los destinatarios nunca llegaron a verlo siquiera?
En síntesis, ¿qué tal si volvés a intentar? A ver, ¿qué es lo “peor” que puede pasar? Si la respuesta ya era negativa, lo que queda ahora es confirmar que no hay nada más que puedas hacer.
Y, como dijo Agus el otro día, cuando finalmente hizo un seguimiento de su mensaje de correo anterior y el potencial empleador le respondió que ya habían cubierto la vacante con otro candidato:
—Ahora puedo dormir en paz.
A lo que agregué:
—Y seguir probando suerte con otros.
La clave está en no bajar los brazos.
Delfina🍊
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Delfina Morganti Hernández es creativa publicitaria, traductora, correctora e intérprete de inglés y español, matriculada en el Colegio de Traductores de la Prov. de Sta. Fe, 2.ª Circ., y miembro activo de la Asociación de Profesionales en Marketing (APMKT) de Rosario. Sus principales áreas de trabajo son Marketing y Publicidad, Recursos Humanos, Videojuegos, Educación y Legales. Asimismo, traduce y corrige textos de Periodismo Digital, Turismo, Ficción y Crítica Literaria. Es autora del ebook sobre traducción literaria: Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria y del libro de poemas en español, inglés y francés Las lenguas que me habitan. The languages within me. Les langues dans ma peau. Ha cursado estudios en Letras y se desempeña como community manager ad honorem del programa de radio online Traductores, al Aire! Actualmente, continúa especializándose en marketing y realizando las actividades artísticas que fomentan su potencial creativo. >> Más info
En el mes de los traductores y la traducción, Rosario será sede del IV Encuentro Nacional de Traducción #ENT2019. Conocé más sobre este evento imperdible para estudiantes de traducción y traductores de todo el país.
Foto: Carlos Castillo | 3CM Media. Gentileza de los organizadores del ENT 2018, Juan Macarlupu Peña y Julieta Olivero.
Los días 20 y 21 de septiembre de 2019 tendrá lugar la cuarta edición del Encuentro Nacional de Traducción (#ENT2019), y allí estaré presente por segunda vez consecutiva para disertar sobre el tema-dilema de las pruebas de traducción para clientes empresa.
Bajo el lema El contacto profesional y la capacitación como herramienta para el crecimiento, el ENT se celebrará por primera vez en la ciudad de Rosario, en el Instituto Superior Particular Incorporado N.º 9123 “San Bartolomé” (Tucumán 1257, 2000 Rosario, Santa Fe, Argentina).
Bajo el lema El contacto profesional y la capacitación como herramienta para el crecimiento, el ENT se celebrará por primera vez en la ciudad de Rosario, en el Instituto Superior Particular Incorporado N.º 9123 “San Bartolomé” (Tucumán 1257, 2000 Rosario, Santa Fe, Argentina).
QUÉ ES Y CÓMO SURGE EL ENCUENTRO NACIONAL DE TRADUCCIÓN EN ARGENTINA
El Encuentro Nacional de Traducción es el congreso nacional de traducción que reúne a estudiantes de traductorado e interpretariado, así como a traductores, correctores e intérpretes de todos los idiomas y de todas partes de Argentina.
El ENT se celebra cada año durante el mes de septiembre, en honor al Día Internacional de la Traducción (30 de septiembre), y ofrece diversos talleres, charlas y ponencias para participar activamente en un intercambio pensado para sumar herramientas de desarrollo y ejercicio profesional.
Los colegas traductores a cargo de la organización son Juan Macarlupu Peña y Julieta Olivero, quienes llevaron a cabo el primer Encuentro Nacional de Traducción en 2016, en la ciudad de Córdoba.
El ENT se celebra cada año durante el mes de septiembre, en honor al Día Internacional de la Traducción (30 de septiembre), y ofrece diversos talleres, charlas y ponencias para participar activamente en un intercambio pensado para sumar herramientas de desarrollo y ejercicio profesional.
Los colegas traductores a cargo de la organización son Juan Macarlupu Peña y Julieta Olivero, quienes llevaron a cabo el primer Encuentro Nacional de Traducción en 2016, en la ciudad de Córdoba.
“Queríamos crear un punto de encuentro nacional, que se repita todos los años y que nos dé la posibilidad de interactuar cara a cara, y no solo a través de internet, como muchos lo hacemos en nuestro día a día”.
—Julieta Olivero, coorganizadora del Encuentro Nacional de Traducción
Ante la pregunta sobre cómo surge la idea de organizar un Encuentro Nacional de Traducción, Juan Macarlupu comentó:
“Lamentábamos la poca oferta de congresos que hay en Córdoba, especialmente si consideramos que tiene una de las mejores universidades del mundo y que está ubicada de manera estratégica para reunir a traductores de todo el país. Viajar a Buenos Aires es, para muchos colegas, inviable y creemos que esto no debería ser un impedimento para participar de este tipo de reuniones. Por eso también los aranceles son de los más bajos del país para este tipo de evento. Además, nos pareció que sería positivo organizar un encuentro que no dependa de ninguna organización o asociación, sino que sea organizado por traductores y para traductores, sin otro interés de por medio más que reunirnos, aprender, conocernos, intercambiar ideas y crear nuevos lazos profesionales”.
“Lamentábamos la poca oferta de congresos que hay en Córdoba, especialmente si consideramos que tiene una de las mejores universidades del mundo y que está ubicada de manera estratégica para reunir a traductores de todo el país. Viajar a Buenos Aires es, para muchos colegas, inviable y creemos que esto no debería ser un impedimento para participar de este tipo de reuniones. Por eso también los aranceles son de los más bajos del país para este tipo de evento. Además, nos pareció que sería positivo organizar un encuentro que no dependa de ninguna organización o asociación, sino que sea organizado por traductores y para traductores, sin otro interés de por medio más que reunirnos, aprender, conocernos, intercambiar ideas y crear nuevos lazos profesionales”.
Por su parte, Julieta Olivero señaló que “el Encuentro surge, por un lado, por un gusto personal que los dos [Macarlupu y Olivero] tenemos por este tipo de eventos: eventos donde nos podemos conocer, crear vínculos y también seguir aprendiendo a partir de la experiencia de otros”.
Asimismo, Olivero observó que “la mayoría de los cursos y de los congresos se organizan en Buenos Aires, y muchas veces resulta difícil asistir, especialmente en el caso de los estudiantes. Por eso decidimos traer un poquito de todo lo que se hace en Buenos Aires al punto central del país, más accesible para todas las provincias. Queríamos crear un punto de encuentro nacional, que se repita todos los años y que nos dé la posibilidad de interactuar cara a cara, y no solo a través de internet, como muchos lo hacemos en nuestro día a día”.
“Queríamos un espacio profesional, pero distendido, donde se genere la confianza para que podamos preguntar, donde el disertante no sea esa figura inalcanzable que se sube al escenario, sino que sea un colega y que ayude con lo que sabe y, a su vez, también se enriquezca a partir de la experiencia de otros”, agregó.
Asimismo, Olivero observó que “la mayoría de los cursos y de los congresos se organizan en Buenos Aires, y muchas veces resulta difícil asistir, especialmente en el caso de los estudiantes. Por eso decidimos traer un poquito de todo lo que se hace en Buenos Aires al punto central del país, más accesible para todas las provincias. Queríamos crear un punto de encuentro nacional, que se repita todos los años y que nos dé la posibilidad de interactuar cara a cara, y no solo a través de internet, como muchos lo hacemos en nuestro día a día”.
“Queríamos un espacio profesional, pero distendido, donde se genere la confianza para que podamos preguntar, donde el disertante no sea esa figura inalcanzable que se sube al escenario, sino que sea un colega y que ayude con lo que sabe y, a su vez, también se enriquezca a partir de la experiencia de otros”, agregó.
DELFINA MORGANTI HERNÁNDEZ, QUIEN LES HABLA, DIRÁ PRESENTE EN EL ENCUENTRO NACIONAL DE TRADUCCIÓN :D
Foto: Carlos Castillo | 3CM Media. Gentileza de los organizadores del ENT 2018, Juan Macarlupu Peña y Julieta Olivero.
Luego del inesperado éxito de la charla que dicté en el Encuentro Nacional de Traducción #ENT2018 sobre traducción creativa, para mí es un orgullo contarte que, en esta oportunidad, fui convocada por los organizadores Julieta Olivero y Juan Macarlupu para presentar una ponencia en la edición 2019 del ENT.
Este año, decidí correrme de mi servicio de especialidad para poner en cuestión el tema-dilema de las pruebas de traducción. ¿Las hacemos, no las hacemos, las regalamos, las cobramos, las reducimos, las reemplazamos, las eliminamos, las modificamos, las... hacemos o no? ¿Y cómo hacemos para hacerlas lo mejor posible? ¿Por qué? ¿Para quién? Si no las hacemos... ¿qué hacemos?
Este año, decidí correrme de mi servicio de especialidad para poner en cuestión el tema-dilema de las pruebas de traducción. ¿Las hacemos, no las hacemos, las regalamos, las cobramos, las reducimos, las reemplazamos, las eliminamos, las modificamos, las... hacemos o no? ¿Y cómo hacemos para hacerlas lo mejor posible? ¿Por qué? ¿Para quién? Si no las hacemos... ¿qué hacemos?
¡VENÍ AL ENT 2019!
Si querés conocer las ponencias anunciadas hasta el momento, consultá este enlace de la página de Facebook del ENT.
También podés leer parte de las novedades del ENT 2019 en el sitio oficial del congreso.
Para inscribirte, visitá esta sección del sitio oficial. ◘ ◘ ◘
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¡Nos vemos en septiembre! :)
Delfina🍊
#HablemosDeMarketing
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Delfina Morganti Hernández es creativa publicitaria, traductora, correctora e intérprete de inglés y español, matriculada en el Colegio de Traductores de la Prov. de Sta. Fe, 2.ª Circ., y miembro activo de la Asociación de Profesionales en Marketing (APMKT) de Rosario. Sus principales áreas de trabajo son Marketing y Publicidad, Recursos Humanos, Videojuegos, Educación y Legales. Asimismo, traduce y corrige textos de Periodismo Digital, Turismo, Ficción y Crítica Literaria. Es autora del ebook sobre traducción literaria: Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria y del libro de poemas en español, inglés y francés Las lenguas que me habitan. The languages within me. Les langues dans ma peau. Ha cursado estudios en Letras y se desempeña como community manager ad honorem del programa de radio online Traductores, al Aire! Actualmente, continúa especializándose en marketing y realizando las actividades artísticas que fomentan su potencial creativo. >> Más info
Los redactores de un diario no son humanos; son animales que fagocitan las partes del mundo que absorben para devolvérselas a sus habitantes en fragmentos invaluables de historia reciente. Aquí una mirada al fascinante y vertiginoso mundo de los periodistas gráficos.
Acto I
Como Charlie en la fábrica de las noticias
Estoy en el primer piso del edificio de calle Sarmiento entre Córdoba y Santa Fe, donde desde 1889 tiene su sede el diario La Capital. Al cruzar la puerta de una gran sala rectangular de paredes blancas, el ojo se choca con un patrón serial. No sé cuántos son, pero son muchos; están ubicados en filas, cada uno tiene un espacio relativamente chiquito para trabajar y un monitor enfrente. Los periodistas están inmersos cada uno en su propio mundo, transitando la vorágine de redactar la historia que saldrá en la edición de mañana. En todos los boxes el panorama es el mismo pero distinto. Uno de los periodistas sostiene el teléfono inalámbrico entre la oreja y el hombro, y mientras articula unos breves “Se”, “Mm”, “Ajá”, las manos ejecutan toda la acción sobre el teclado. A medida que el texto en su pantalla engorda, parecería como si el documento de Word se poblara solo; justo enfrente, otro redactor recorre con la mirada, entre incrédula y fascinada, las que bien podrían ser sus propias líneas en la pantalla. Ahora entorna los ojos, ahora se ríe. ¿Se estará riendo de lo que escribió él mismo o de lo que escribió algún otro? Mientras cada uno asume la jurisdicción sobre el texto que le toca escribir, yo cobro consciencia de que estoy acá. Hoy. Estoy acá hoy, viendo cómo se hace el diario de mañana, perdiendo la noción del tiempo, pero un dato es seguro: nadie está haciendo menos de dos cosas a la vez.
Los redactores de un diario no son humanos comunes, como esos que uno se cruza por la calle un día cualunque; que se vean como humanos es una casualidad. Nacen con un doble de riesgo incorporado. Por eso, cuando el periodista cruza el umbral de la Redacción, el hombre se convierte en artífice y cómplice de una ineludible metamorfosis: sale el hombre, entra el redactor.
Como redactor pondrá al servicio de su texto un sexto sentido; aguzará más el oído, activará su olfato de perro policía, la intuición del guía y la destreza manual del pianista. Con la atención dividida, los periodistas gráficos se sumergen en la apremiante tarea de gestación del texto con todo su bagaje y experiencia a flor de piel. Lo que leen, lo que escuchan, toda la información que recaban durante su rápido intervalo de investigación preescrituraria sufrirá una transformación. Todo está sujeto a sus poderes de reformulación.
—¡Marcelooo!—lo llama una voz ronca que osa interrumpir el tecleo incesante de las manos de Marcelo, quien está trabajando a todo vapor. Se trata del periodista con el teléfono pegado a la oreja. Por unos segundos, nadie se inmuta. Con cierto delay, algún colega responde por él:
—¡Está ocupado!
Nadie se levanta de su silla.
—Ah, bueeeeno—contesta la voz ronca, y a continuación, no se sabe por qué motivo logístico interno, emite una serie de sonidos extraños, como cómplices de algo que no sé qué será. Definitivamente los redactores de un diario no son humanos; son algo más.
Los redactores de un diario no son humanos comunes, como esos que uno se cruza por la calle un día cualunque; que se vean como humanos es una casualidad. Nacen con un doble de riesgo incorporado. Por eso, cuando el periodista cruza el umbral de la Redacción, el hombre se convierte en artífice y cómplice de una ineludible metamorfosis: sale el hombre, entra el redactor.
Como redactor pondrá al servicio de su texto un sexto sentido; aguzará más el oído, activará su olfato de perro policía, la intuición del guía y la destreza manual del pianista. Con la atención dividida, los periodistas gráficos se sumergen en la apremiante tarea de gestación del texto con todo su bagaje y experiencia a flor de piel. Lo que leen, lo que escuchan, toda la información que recaban durante su rápido intervalo de investigación preescrituraria sufrirá una transformación. Todo está sujeto a sus poderes de reformulación.
—¡Marcelooo!—lo llama una voz ronca que osa interrumpir el tecleo incesante de las manos de Marcelo, quien está trabajando a todo vapor. Se trata del periodista con el teléfono pegado a la oreja. Por unos segundos, nadie se inmuta. Con cierto delay, algún colega responde por él:
—¡Está ocupado!
Nadie se levanta de su silla.
—Ah, bueeeeno—contesta la voz ronca, y a continuación, no se sabe por qué motivo logístico interno, emite una serie de sonidos extraños, como cómplices de algo que no sé qué será. Definitivamente los redactores de un diario no son humanos; son algo más.
Cuando el periodista cruza el umbral de la Redacción, el hombre se convierte en artífice y cómplice de una ineludible metamorfosis: sale el hombre, entra el redactor.
Acto II
Ilusionistas
Al ingresar me dieron un colgante con tarjeta plastificada en la que se leen un código y, debajo, el rótulo delator: “029”/VISITANTE. La sensación es casi esquizofrénica: soy una intrusa, pero soy una de ellos; soy visitante y, aunque ellos juegan de local, siento que a este equipo yo lo conozco, a él pertenezco.
Si para algunos es como un fósil, para otros el diario es el vivo documento de fragmentos necesarios de cierta realidad. Conocer el detrás de escena de cómo una noticia llega a ser noticia, de cómo se adquiere la materia prima de un texto que nos llega en formato impreso y hasta en versión digital podría sonar poco atractivo para muchas personas... y una experiencia tridimensional para otras tantas.
Los redactores de un diario no son humanos; son animales que fagocitan las partes del mundo que absorben para devolvérselas a sus habitantes en fragmentos invaluables de historia reciente.
Cuando investigan, funcionan como auténticos detectives: rastrean el origen de las palabras ajenas, los objetos y a los delincuentes; reconstruyen la atmósfera de las conferencias de prensa, las guerras, las veladas internacionales y el deporte.
Cuando escriben, hacen música. Los dedos de las manos que suenan como si fueran trescientos pero siguen siendo dos o tres pasan estrepitosos como los de un pianista cuando ejecuta una escala ascendente con notas dobles y en staccatto.
Tengo frente a mis ojos una muestra real de la producción no de una noticia, sino de una avalancha de ellas. La escena es digna de un documental para Netflix; cada imagen mental que generen los textos de mañana responderá de una manera u otra a la previa elección escrituraria de los redactores que, aquí y ahora, frente a mis ojos, están tipeando los párrafos que aún no son noticia, pero lo serán en cuestión de horas.
Estos escritores no aspiran a la fama; sus textos suelen tener un carácter efímero, porque al diario de mañana le estará pisando los talones el de pasado mañana, y así sucesivamente. Para prefacios estrafalarios y longevos están las novelas, ¿verdad?
Ya registraba Roberto Arlt la diferencia en su famoso prólogo a Los Lanzallamas (Los siete locos, 1931): “Estoy contento de haber tenido la voluntad de trabajar, en condiciones bastante desfavorables, para dar fin a una obra que exigía soledad y recogimiento. Escribí siempre en redacciones estrepitosas, acosado por la obligación de la columna cotidiana”.
Si para algunos es como un fósil, para otros el diario es el vivo documento de fragmentos necesarios de cierta realidad. Conocer el detrás de escena de cómo una noticia llega a ser noticia, de cómo se adquiere la materia prima de un texto que nos llega en formato impreso y hasta en versión digital podría sonar poco atractivo para muchas personas... y una experiencia tridimensional para otras tantas.
Los redactores de un diario no son humanos; son animales que fagocitan las partes del mundo que absorben para devolvérselas a sus habitantes en fragmentos invaluables de historia reciente.
Cuando investigan, funcionan como auténticos detectives: rastrean el origen de las palabras ajenas, los objetos y a los delincuentes; reconstruyen la atmósfera de las conferencias de prensa, las guerras, las veladas internacionales y el deporte.
Cuando escriben, hacen música. Los dedos de las manos que suenan como si fueran trescientos pero siguen siendo dos o tres pasan estrepitosos como los de un pianista cuando ejecuta una escala ascendente con notas dobles y en staccatto.
Tengo frente a mis ojos una muestra real de la producción no de una noticia, sino de una avalancha de ellas. La escena es digna de un documental para Netflix; cada imagen mental que generen los textos de mañana responderá de una manera u otra a la previa elección escrituraria de los redactores que, aquí y ahora, frente a mis ojos, están tipeando los párrafos que aún no son noticia, pero lo serán en cuestión de horas.
Estos escritores no aspiran a la fama; sus textos suelen tener un carácter efímero, porque al diario de mañana le estará pisando los talones el de pasado mañana, y así sucesivamente. Para prefacios estrafalarios y longevos están las novelas, ¿verdad?
Ya registraba Roberto Arlt la diferencia en su famoso prólogo a Los Lanzallamas (Los siete locos, 1931): “Estoy contento de haber tenido la voluntad de trabajar, en condiciones bastante desfavorables, para dar fin a una obra que exigía soledad y recogimiento. Escribí siempre en redacciones estrepitosas, acosado por la obligación de la columna cotidiana”.
La escena es digna de un documental para Netflix; cada imagen mental que generen los textos de mañana responderá de una manera u otra a la previa elección escrituraria de los redactores que, aquí y ahora, frente a mis ojos, están tipeando los párrafos que aún no son noticia, pero lo serán en cuestión de horas.
Acto III
Héroes sin máscara
No parecen humanos los redactores del diario; más bien son como los sobrevivientes mejorados de una especie que, para ganarle al tiempo, vuela. Para ellos, los minutos cuentan por la mitad, los segundos son oro; el tiempo todo es oro. Time flies, time is money, time runs out porque el tiempo corre; hay que volar para ganarle de mano. Porque, ¿quién está dispuesto a leer hoy las noticias de ayer si no llegan a redactar a tiempo?
La esencia detrás de su arte se emparenta con el discurso futurista de las novelas de Bradbury, Orwell y Huxley. Al igual que estos autores, los periodistas gráficos casi siempre están escribiendo ayer para mañana. Ni la gramática les queda bien, porque la gramática fue pensada por seres humanos, y ellos no son humanos. Son otra cosa.
De alguna manera, los periodistas gráficos aprenden a manejar las riendas del tiempo bajo presión, y aunque se saben vulnerables a él como los seres humanos, viven la ilusión de poder dominarlo, al menos durante el largo intervalo que dura su trabajo en la Redacción.
Así, para los redactores de un diario, la noción de presente es más efímera que para sus compatriotas: hoy nunca es hoy porque en la escritura deben referirse a hoy con el nombre de “ayer” o “mañana”, y cuando se llama “hoy” es porque se escribe desde ayer. Nunca las expresiones temporales vieron mejor aprovechado su carácter deíctico como cuando las usa un periodista gráfico.
La esencia detrás de su arte se emparenta con el discurso futurista de las novelas de Bradbury, Orwell y Huxley. Al igual que estos autores, los periodistas gráficos casi siempre están escribiendo ayer para mañana. Ni la gramática les queda bien, porque la gramática fue pensada por seres humanos, y ellos no son humanos. Son otra cosa.
De alguna manera, los periodistas gráficos aprenden a manejar las riendas del tiempo bajo presión, y aunque se saben vulnerables a él como los seres humanos, viven la ilusión de poder dominarlo, al menos durante el largo intervalo que dura su trabajo en la Redacción.
Así, para los redactores de un diario, la noción de presente es más efímera que para sus compatriotas: hoy nunca es hoy porque en la escritura deben referirse a hoy con el nombre de “ayer” o “mañana”, y cuando se llama “hoy” es porque se escribe desde ayer. Nunca las expresiones temporales vieron mejor aprovechado su carácter deíctico como cuando las usa un periodista gráfico.
* * *
El cartel de VISITANTE empieza a pesar sobre mi conciencia. Mientras me tiemblan las piernas y contemplo la atmósfera pintoresca de este primer piso del tradicional edificio de Sarmiento al 700, comienzo a sospecharme parte de una visita a planta. ¿Por qué la escuela me llevó a ver de dónde proviene el agua potable y nunca fue cómplice de una intromisión autorizada en esta fábrica de noticias? Claro que eso no iba a cambiar las cosas; la vocación sería la vocación. Pero si un día de paseo se hubiese destinado a echarle un vistazo siquiera al interior del diario, no me habría mostrado desagradecida, ¡al contrario!
Mi visita está llegando a su fin; no fue larga, pero duró lo suficiente como para dar cuenta de ella en este artículo que me revela y los revela a ellos, los periodistas gráficos.
¿Cómo hacen y qué son los redactores de un diario? Si fueran actores, ¿actuarían para la gente de la vida real o su escenario sería el del diario? Difícil definirlos mediante la linealidad del signo gráfico, pero si algo está claro es eso que no son cuando trabajan: humanos comunes y corrientes. ◘ ◘ ◘
Mi visita está llegando a su fin; no fue larga, pero duró lo suficiente como para dar cuenta de ella en este artículo que me revela y los revela a ellos, los periodistas gráficos.
¿Cómo hacen y qué son los redactores de un diario? Si fueran actores, ¿actuarían para la gente de la vida real o su escenario sería el del diario? Difícil definirlos mediante la linealidad del signo gráfico, pero si algo está claro es eso que no son cuando trabajan: humanos comunes y corrientes. ◘ ◘ ◘
Dedicado a Marcelo Castaños, Sebastián Riestra y Marcelo “El Turco” Abram.
Delfina🍊
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Delfina Morganti Hernández es traductora creativa, correctora e intérprete de inglés y español matriculada en el Colegio de Traductores de la Prov. de Sta. Fe, 2.ª Circ. y miembro de la Asociación de Profesionales en Marketing (APMKT) de Rosario. Sus principales áreas de trabajo son Marketing y Publicidad, Recursos Humanos, Educación y Legales. Asimismo, traduce y corrige textos de Periodismo Digital, Turismo, Ficción y Crítica Literaria. Es autora del ebook sobre traducción literaria: “Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria”. Actualmente, cursa sus estudios en Publicidad y en Letras, y es colaboradora en el rol de community manager ad honorem del programa de radio online Traductores, al Aire! Más info
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