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Marketing para traductores 2022: atraé los clientes de traducción que querés

30/11/2021

0 Comentarios

 
Por Delfina Morganti Hernández
​Capacitadora y speaker de marketing estratégico y de contenido
​
Serial Storytelling Strategist • Copywriter en inglés y español
curso_de_marketing_para_traductores_como_conseguir_clientes_de_traduccion_2022
“Quería empezar a formarme como traductora independiente, salir al mercado y buscar clientes para empezar a crear mi propia cartera, pero me sentía insegura y perdida, no sabía por dónde comenzar y no tenía conocimientos de marketing”.

Así comienza a relatar su proceso con el marketing Stefanía, traductora de inglés-español especializada en finanzas y comunicaciones corporativas.


Stefi hizo la Asesoría en Comunicación y Marketing Estratégico (ACME) para traductores en 2020, un año en el que la incertidumbre generalizada a causa de la pandemia hizo que muchas personas comenzaran a replantearse su relación con el trabajo y las empresas comenzaron a descubrir las ventajas de contar con (más) colaboradores externos para abastecer la demanda de servicios que, hasta entonces, no habían sido tan necesarios.

Sumate a la comunidad de marketing para traductores más grande de habla hispana

formacion_en_marketing_para_traductores_linkedin
Foto. La imagen de arriba es una captura real y totalmente sin previo aviso de algunas de las traductoras de inglés, francés e italiano que forman parte activa de la comunidad de más de 40 ACMERS AL RESCATE, tomada durante el último taller gratis de 2021, beneficio exclusivo para ACMERS. ♥

Igual que Stefi, otros 20 traductores se sumaron a la ACME en plena pandemia durante el 2020, un traductor de Chile y 19 traductoras de distintas partes del mundo, todos ellos de habla hispana.

Durante 2021, la ACME sumó 14 traductoras más, y en 2022 se espera que al menos 15 traductores inviertan en el único programa de marketing para traductores que, además de formarte para pasar a la acción desde que te inscribís, incluye dos beneficios exclusivos clave: membresía gratis en el grupo ACMERS AL RESCATE y acceso sin cargo a la colección de talleres grupales solo para ACMERS.
webinar_marketing_para_traductores
Foto. A diferencia de la foto grupal anterior, así se ve una foto de un taller para ACMERS, tomada, esta vez sí, con previo aviso y sonrisa en popa. :D

¿Cómo son los traductores que hacen la ACME?

Son casi todas mujeres, traductoras de distintos pares idiomáticos, con espíritu emprendedor y ganas de crecer, que están en diversos momentos de su carrera profesional: por insertarse en el mercado; por reinsertarse; por dejar o jubilarse de un empleo en otra industria; por ser madres; ya siendo madres y buscando volver a la profesión... la lista de perfiles es larga, pero el factor común es la superación personal y generar ingresos.
Si acabás de graduarte del Traductorado, si tu objetivo es combinar tu empleo actual con proyectos de traducción freelance o cambiar de carrera, o incluso si llevás años ejerciendo la traducción, pero querés ampliar o mejorar tu cartera de clientes y no sabés bien por dónde empezar, o te cuesta definir una estrategia clara, la ACME es el programa integral de marketing y comunicación para traductores que te ayuda a desarrollar las bases sólidas necesarias para atraer los clientes de traducción que querés.
marketing-para-traductores-curso-testimonio-recomendaciones
QUIERO SER ACMER

¿Qué necesito para hacer la ACME?

Actitud, ganas, organización del tiempo, compromiso con tu presente y futuro profesional, y la posibilidad y voluntad de invertir tiempo y dinero en vos y tus objetivos profesionales en el mercado de la traducción e interpretación.

¿Por qué actitud y compromiso?

La ACME es un programa intensivo de marketing y comunicación que requiere de tiempo y esfuerzo por parte de los traductores que invierten en él. El tipo de aprendizaje que propone es totalmente activo y dinámico.

Antes, durante y después del programa, la ACME te ofrece un conjunto de recursos en diversos formatos para seguir aprendiendo más allá de los contenidos fundamentales.

Como mi compromiso es lograr que hagas del marketing un hábito (no un certificado de finalización), todas las actividades de la ACME están diseñadas para que pases a la acción, es decir, que hagas algún esfuerzo específico para comunicarte con potenciales clientes y conseguir respuestas y proyectos de traducción en el corto o mediano plazo.

Ante una formación de estas características, la clave está en la ejecución en cada una de las etapas del programa, así como después de completarlo: resolver los ejercicios en tiempo y forma e implementar el plan de marketing que te llevás de manera constante y coherente a lo largo del tiempo hará que tengas más chances de lograr los resultados que querés. Ahora bien, si dedicás menos tiempo del que merecen a las actividades, o solo hacés marketing durante el cursado, es probable que el impacto a largo plazo no seas el que estás buscando.

Por eso, tu constancia y perseverancia en el hacer son claves para darle sentido al trabajo que comienza, pero no termina, con este programa de marketing para traductores.

La pregunta es la siguiente: ¿estás dispuesta a aprender las herramientas que te ayudarán a atraer los clientes de traducción que querés?
DESCUBRILO GRATIS
consejos_marketing_para_traductores

¿Tenés dudas? Averiguá gratis si la ACME es para vos

Si querés conocer a la capacitadora y aprovechar a consultar más sobre la ACME y otras soluciones de marketing para traductores, podés visitar esta página o reservar una videollamada gratuita para despejar todas tus dudas.

Tu primera consulta es totalmente gratis y sin obligación de compra.

Pasemos a la acción. :)

Delfina
#orangepowerDMH

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El portfolio del traductor: ventajas y desventajas de crear un portfolio de traducciones

8/7/2021

0 Comentarios

 
​Por Iván Alexander Zacharczuk

¿Es recomendable hacer un portfolio de traducciones?
¿Cuáles son los pros y los contra de crear un portfolio?

SUSCRIBITE A MI CANAL

El portfolio en el campo de la traducción freelance

No se habla mucho del asunto del portfolio en el campo laboral de la traducción. Sin embargo, es algo que ni se discute en otras profesiones: sí o sí tenés que tener un portfolio. Por eso, en este artículo, abordaremos el tema desde dos ángulos clave: las ventajas y desventajas de crear un portfolio como traductores.

Pero ¿qué es un portfolio?

El portfolio es una carta de presentación de nuestro trabajo y una muestra de lo que sabemos y podemos hacer.

Hay muchas maneras de construirlo, pero, por ahora, enfoquémonos en las ventajas y desventajas de esta herramienta.

Desde el punto de vista del marketing, ¿es necesario hacer un portfolio para mostrarles a nuestros posibles clientes de traducción? ¡Veámoslo!
marketing_para_traductores_portfolio_de_traductor_portfolio_de_traducciones

4 ventajas de crear un portfolio de traductor freelance

​Ventaja 1: el portfolio como alternativa a lo común

Como menciono al principio de mi publicación sobre las muestras de traducción, tener un portfolio preparado con muestras de nuestro trabajo puede ser una gran alternativa a las controversiales pruebas de traducción que piden muchas agencias.

Asimismo, el portfolio del traductor nos puede dar una herramienta fundamental: “poder”. Generalmente, la relación entre traductores profesionales y agencias de traducción es muy asimétrica. Entonces, ¿por qué no tomar la iniciativa y enviar una muestra de nuestro trabajo antes de que nos pidan una prueba?

Esto demostrará:
​
a) que estás invirtiendo tiempo y dedicación en tu emprendimiento como traductor autónomo incluso antes de que surja tu próximo cliente;

b) que estás al tanto de las ventajas de contar con un “catálogo” de tus servicios para atraer clientes directos, además de intermediarios, y

c) que sos profesional y que apuntás a posicionarte como tal, no como alguien que improvisa.

El portfolio transmite confianza y profesionalismo, a la par que connota proactividad por parte de los traductores freelance que lo crean y comparten con sus potenciales clientes.

Por último, y como experiencia personal, algunas agencias están cambiando sus procesos y políticas de reclutamiento e incorporación de nuevos talentos, y directamente piden portfolios con muestras de trabajos previos.

¡A un lado, pruebas, hay un nuevo jugador en la cancha! 
​
El portfolio transmite confianza y profesionalismo, a la par que connota proactividad por parte de los traductores freelance.

Ventaja 2: transformá tu servicio en algo más tangible

Otro punto a favor  del portfolio de traducción es que nos permite sacar nuestro trabajo de lo “abstracto” y “materializarlo”.

¿Qué quiero decir con esto?

Sencillo:

Si bien algunos traductores freelance vemos nuestras traducciones como productos (y lo son, a mucha honra), no dejan de ser productos intangibles. Por algo los traductores somos proveedores de servicios
.

Armar un portfolio y enviárselo a un posible cliente (en especial a un cliente directo, quien quizá no está familiarizado con la industria) nos da la oportunidad de mostrarle algo “tangible”, es decir, resultados.

​Parafraseando a mi querida colega Delfina, es como decirle a tu cliente: “Así ayudé a otras personas como vos, ¡quedó genial y funciona!”.
​
El portfolio te permite sacar tu trabajo de lo abstracto y materializarlo.

Ventaja 3: ganá visibilidad gracias a tu portfolio

Esta ventaja tiene más que ver con aquellos cazadores que están siempre en búsqueda de nuevos traductores profesionales. ¿Por qué no hacerles la vida más sencilla (e incrementar nuestras chances de que nos recuerden y contacten) al dejarles un hermoso enlace o documento a nuestro bello y profesional portfolio?

Esta táctica es buena para LinkedIn, por ejemplo, la red por excelencia que está repleta de reclutadores de agencias y gestores de proyectos. Pensá que, en su proceso, a veces les ahorramos todo un paso al ofrecerles ya una muestra de lo que sabemos hacer. Si, además de incluir muestras, lucís testimonios de clientes o recomendaciones, ¡quedarás como una reina o un rey!
marketing_para_traductores_clientes_directos

Ventaja 4: adiós a esperar a que te contraten

Si hay algo que puede sumarle muchos puntos a un traductor con poca experiencia es el portfolio. Según el caso, presentar un portfolio además o en lugar de un currículum puede llegar a ser el factor distintivo con el que un potencial cliente quede gratamente sorprendido.

Hay muchas maneras de armar un portfolio antes de conseguir nuestros primeros encargos laborales. Esto es “Marketing 101”, como dirían los expertos.

​¿Hiciste una traducción excelente en la facultad que justo es de la especialidad que querés explorar? ¡Al portfolio!

¿Colaboraste con una ONG o hiciste traducciones voluntarias para particulares, instituciones, organismos o empresas? ¡Al portfolio!

¿Viste un texto que te gustó pero que nadie jamás tradujo y pensaste “me encantaría traducir esto”? ¡A traducir un fragmento, indicar las fuentes y... al portfolio!

Las posibilidades son infinitas.

¿Y cuáles son los riesgos asociados con crear un portfolio como traductor?

¡Alerta! ¡Propiedad intelectual en peligro!

La mayor desventaja es bastante peligrosa: el riesgo de perder tu propiedad intelectual. Si tu portfolio profesional está en tu página principal, pongamos, por ejemplo, LinkedIn, cualquiera que esté en tu red puede acceder y descargarlo.

También podría adulterar y compartir ese material como propio a personas que no estén en tu red o sin que vos te enteres.

Tener el portfolio de manera que sea accesible públicamente te da más visibilidad y alcance, pero, a la vez, conlleva el riesgo de que colegas poco escrupulosos copien o directamente roben tu trabajo.

“En ese caso, mando mi portfolio solo a agencias respetables”, me dirás.

​Y sí, se puede reducir un poco el riesgo, pero recordá que las agencias están formadas por personas, personas con falencias. Solo hace falta un reclutador o PM con pocos escrúpulos para que se queden con tu portfolio y nunca te contacten.
Si tu portfolio profesional está en tu página principal, pongamos, por ejemplo, LinkedIn, cualquiera que esté en tu red puede acceder y descargarlo.

¡Cuidado con la organización personal!

La otra desventaja que podríamos asociar con crear y compartir nuestro portfolio de traducción es menos peligrosa pero igual de molesta: tiene que ver con la organización del material que ponemos a disposición de nuestros clientes.

Esto está relacionado con la visibilidad y es vital en nuestras acciones de marketing como traductores:

​Si tenemos un portfolio hermoso, bello y profesional, pero lo ponemos en un lugar difícil de acceder o perdido entre publicaciones y artículos, lo más probable es que pase desapercibido.

Entonces, ¿cómo podemos corregir o mitigar estas desventajas?

Si estás pensando en aprovechar las ventajas de crear un portfolio de traducciones, seguí estas sugerencias para minimizar los riesgos asociados con compartirlo con terceros:

Protegé tu propiedad intelectual

Ataquemos el problema más importante: ¿cómo hacer para proteger nuestra propiedad intelectual?

Considero que hay dos maneras muy útiles para mitigar el posible daño.

Podemos comprimir nuestro portfolio en un archivo .zip o .rar y agregarle una contraseña para descomprimirlo (va un pequeño tutorial de regalo sobre cómo hacerlo).


​Esto va a “obligar” en cierto sentido a que la parte interesada en acceder a tu portfolio te contacte y te pida la contraseña.

Incluso, metiéndonos más en marketing, podemos agregar una pequeña nota como “si te interesa trabajar conmigo, contactame para poder acceder a mi portfolio profesional”.

¿Querés ir un paso más allá? Nada mejor que agregarle una marca de agua con el logo que refleje que este trabajo es de TU AUTORÍA. Según el formato que elijas para tu portfolio, tanto Word como los programas de archivos .pdf tienen la opción de incorporar una marca de agua.

Van más opciones:
  • Podés replicar la info del portfolio en alguna sección de tu perfil de LinkedIn y sitio web, así queda plasmada en otras fuentes con las que el destinatario podría comparar fechas de publicación y detectar si hubo plagio.

  • Podés restringir el acceso del portfolio y enviarlo pura y exclusivamente a reclutadores que, previo a recibir tu material, firmen una declaración de uso autorizado solo para consulta y validación de cualificaciones profesionales del traductor. ¿Se elimina completamente el peligro? No del todo, pero, por lo menos, se la hacemos más difícil a los parásitos que andan rondando por ahí.

Cuidá la organización de tu material de marketing

Este es, por suerte, un asunto más sencillo. Hay miles de herramientas que nos pueden ayudar a organizar nuestro portfolio con el resto de nuestro material.

​Personalmente, recomiendo Linktree, que nos permite reunir todo nuestro material y subdividirlo presentando un único enlace en nuestras redes profesionales.

Hablamos de ventajas, desventajas y soluciones...

​Entonces, ¿es recomendable hacer un portfolio de traducciones?

marketing_para_traductores_el_portfolio_del_traductor_freelance
Dicho de otra manera: ¿es necesario armar un portfolio para nuestros clientes de traducción o es una pérdida de tiempo?

Este humilde colega opina que es necesario. El mercado laboral avanza y cambia a una velocidad vertiginosa y, por consiguiente, como profesionales, tenemos que adaptarnos a esos cambios. Uno de esos cambios tiene que ver con que los clientes esperan cada vez más ver resultados.

Es decir, es probable que tu potencial cliente se pregunte: “¿De qué manera podés generarme resultados positivos para mi negocio, marca, proyecto u organización?”.

Un portfolio es la manera ideal de mostrarle concretamente, con ejemplos, qué clase de textos podés traducir, cómo y para qué tipo de casos.

Por otro lado, y como acabamos de ver, las ventajas superan con creces a las desventajas. ¡Hasta incluso podemos resolver o mitigar el impacto de las pocas desventajas que hay!

Por lo tanto, te invito a que celebremos la aparición del debate a propósito de los portfolios de traductores. Este debate no es sino un síntoma de una realidad: los clientes de traducción se enfocan cada vez más en resultados y un portfolio destaca justamente eso, el resultado de nuestro trabajo, cómo mejoramos la vida de nuestros clientes, cómo resolvemos el problema que tiene alguien, por medio de nuestros servicios profesionales de traducción.

Podemos (y, en mi opinión, debemos) armarlo incluso antes de que nos contraten: con base en ejemplos de traducciones realizadas durante nuestro paso por la facultad, voluntariados o proyectos que hayamos realizado por cuenta propia.

Hoy en día ya no alcanza con el título de traductor o decir que somos traductores profesionales y tener un buen CV. Hay que sumar un buen catálogo de nuestros “productos” para tener una ventaja sobre la competencia.

¿El nombre de este catálogo? Tu portfolio del traductor.


Ahora, si me disculpás, voy a actualizar el mío.

¿A qué esperás para armar tu portfolio
​de traducción?

alexander_zacharczuk_traductor_freelance
​Iván Alexander Zacharczuk es traductor público nacional de Inglés, tiene 24 años y es de Chaco, Argentina.

Actualmente cordobés de adopción, se especializa en brindar servicios lingüísticos personalizados del inglés al español. Como traductor, se especializa en los campos médico e histórico (sí, histórico). Además, ama dar clases a adultos y jóvenes adultos, en especial al prepararlos para rendir exámenes internacionales.
​
​​
Alex siempre busca nuevos desafíos y nuevos horizontes. Hoy por hoy, luego de una constante búsqueda por exportar sus servicios de idiomas, también se desempeña como agente bilingüe en una empresa estadounidense de forma remota, en un puesto donde combina sus dos pasiones: trabajar con el inglés y con las personas.

​Alex genera contenido sobre sus experiencias como traductor autónomo en Instagram y LinkedIn.

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La oficina de los traductores emprendedores: 3 tips para crear un espacio productivo en casa (y no morir en el intento)

1/2/2021

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Por Iván Alexander Zacharczuk

El mundo físico de los traductores emprendedores puede ser tan (o más) caótico que el mundo virtual. Nadie tiene la receta mágica, pero acá te puedo ofrecer 3 tips que me sirven para construir una isla de paz en un mar de plazos de entrega, proyectos sin fin y horarios descolocados.

trabajo_remoto_tips_productividad_traductores_emprendedores

Te levantás. Tenés un cansancio tremendo porque no dormiste bien, te dormiste tarde o tenés mil proyectos para entregar (o una mezcla de las tres).

“Bueno”, pensás. “No importa, me hago un café y me siento a hacer todo en mi hermoso espacio de trabajo producti-”.
..

Silencio. Se te corta el pensamiento. No hay tal espacio de trabajo productivo. A veces, ni siquiera hay tal espacio de trabajo, productivo o no.

Tu cara es de pura tristeza al mirar a tu alrededor. Hojas por todos lados. A veces, platos y manteles. Todo fusionado en un caos que, ayer, parecía tener sentido. Hoy, te da ganas de llorar.

​
¿Te pasó? Seguro que sí. A mí también. 

El mundo físico de los traductores emprendedores puede ser tan (o más) caótico que el mundo virtual.

Nadie tiene la receta mágica, pero acá te puedo ofrecer 3 tips que me sirven para construir
una isla de paz en un mar de plazos de entrega, proyectos sin fin y horarios descolocados. Espero que te sirvan.

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Tip 1: armá tu rinconcito productivo

Este es, en mi opinión, el primer problema a resolver. Creo que no empecé a ser realmente productivo hasta que designé un lugar específico en mi casa para convertirlo en el lugar de trabajo.

Es muy fácil caer en la trampa de “puedo trabajar en cualquier lado”.

¿Podés? Por supuesto que sí, pero no siempre es lo mejor. No está mal, de vez en cuando, hacer un par de cosas en la cama o en la mesa de la cocina. El problema es que así se forman los hábitos poco productivos.

Designá un lugar específico. Puede ser un rincón, una zona de tu living-comedor, hasta una habitación entera (si podés permitírtelo). El punto es que sea un lugar específico para trabajar.

Esto tiene beneficios mentales también, en mi opinión. Cada vez que entro a mi lugar designado para trabajar, mi mente se pone en “modo productivo”. De igual manera, cada vez que salgo, mi mente se pone en “modo descanso/comida/basta ya, quiero ver una serie”.

Lo mejor es que separes este lugar de tus áreas de esparcimiento, comida o ejercicio. Tener todo delimitado y separado se siente genial.

Tené siempre en mente que en este lugar vas a TRABAJAR. Tratá de no comer sobre este escritorio, ni hacer ejercicio, ni nada que no sea trabajar. Para lo demás, adaptá otras áreas.

¿Ya tenés seleccionado el lugar? ¡Perfecto! Ahora hay que armarlo. Si tenés los recursos invertí en un escritorio y una buena silla. En este escritorio vas a poner tu computadora, tu segundo monitor (si tenés tercero, también), tus cuadernos y agendas y todo lo que consideres necesario para una buena jornada laboral.
​

¿No tenés tantos recursos? ¡Adaptá! Utilizá una mesa de luz que ya tengas. Acolchá una silla común con almohadones cómodos para la espalda. Tu imaginación es el límite. 
Lo importante acá es que delimites tu espacio de trabajo y lo separes de todos los demás. Te aseguro que tu productividad va a aumentar.

Tip 2: creá un espacio tan productivo como creativo

¿Tenés el espacio? ¿Cómo que no? Esto es leer y hacer. Haga el favor de volver al tip 1 antes de avanzar :P

¿Ahora sí? Perfecto.

A la hora de armar el lugar, te dije hace un ratito que pongas todas las cosas necesarias que hacen que un simple rincón se convierta en un hermoso espacio de trabajo productivo para traductores emprendedores. Ahora, es genial cuando la productividad va de la mano de la creatividad.
​

Como dije en una publicación sobre este tema hace un tiempito en mi Instagram, nadie trabaja bien entre cuatro paredes blancas. Que nuestro espacio de trabajo tenga solo cosas de trabajo es un buen comienzo, pero también podemos agregar otras.

Me tomo la licencia de recomendar este video de Facundo Arena (escritor, músico, blogger y podcaster) en el que explica que los objetos que tenemos se podrían clasificar según las sensaciones que nos generan y que lo que tengamos alrededor puede aumentar o disminuir nuestra creatividad.

Objetos convocantes

En primer lugar, están los objetos que te dan ganas de hacer cosas (él los llama “convocantes”). Son esos objetos que, cuando los ves, te dan ganas de hacer algo.

​En mi caso, cuando veo mi set de ejercicio, me dan ganas de ejercitarme. Tenerlos cerca de mi lugar de trabajo hacen que quiera concentrarme en mi salud física una vez termine de trabajar. 


La idea es que vos identifiques esas cosas que te hacen querer hacer algo y las agregues a tu espacio. 

¿Te gusta dibujar? Genial, podés tener tus lápices o acuarelas cerca para esos descansitos entre proyecto y proyecto. 

¿Te encanta leer? Podés tener tu biblioteca cerca, para, apenas terminás, agarrar un libro y sumergirte en la historia.
marketing_para_traductores_emprendedores_tips

Objetos provocantes

Luego, están los objetos que provocan algo (Arena los llama “provocantes”). Estos no necesariamente piden acciones, sino que evocan sentimientos, emociones y recuerdos. 

Podés poner fotos de ese viaje o juntada con amigos que tanto te gustó, o de tu familia. ¿Qué tal unos carteles con frases motivacionales? ¿O quizá dibujos o cuadros que te gusten?

Objetos descolocantes

En tercer lugar, están los objetos que te distraen y te desvían de tu productividad (según Arena, estos son objetos “descolocantes”). Encima, tienen las propiedades de los objetos de las primeras dos categorías: te dan ganas de hacer cosas y evocan emociones, pero en este caso esas pulsiones no serían… bueno, productivas. 

¿El mejor ejemplo de este mal que acecha en cada rincón? El celular. Ponelo al lado de tu compu mientras trabajás y te garantizo que lo vas a estar viendo cada dos segundos.

Y esto nos lleva al otro extremo, el de tener muchas cosas que nos distraigan. Por ejemplo, el celular cargando al lado con las notificaciones prendidas; un juego de mesa o todo un plato de comida a medio terminar.

La idea es llegar a un equilibrio entre los dos primeros tipos de objetos para tener un lugar de trabajo productivo y creativo a la vez. Y, al mismo tiempo, evitar el tercer tipo de objetos. Vas a trabajar mejor si te sentís bien en tu espacio laboral.

Tip 3: convertí tu espacio productivo en un espacio saludable

Ya tenés las herramientas para mejorar tu productividad y creatividad. En este momento seguramente te estás dando cuenta de que, muchas veces, los hábitos poco saludables son muy parecidos a los poco productivos.

Y es que sí, es así. Trabajar en la mesa del comedor lleva a que comas con una mano en la compu y la otra en el plato. Te podés llegar a olvidar de hacer las comidas o, si las hacés, es sobre la hora y, muchas veces, la comida no es suficiente para que tu cerebro esté nutrido y concentrado todo el día.

Si trabajás en la cama, te puede pasar que te quedes hasta altas horas de la noche y te duermas con la compu o el celu al lado. Eso es garantía absoluta de dormir poco y mal, aparte de que cuesta más dormirse luego de largos momentos ante la pantalla. 

Tener todas las áreas juntas en un mismo espacio también hace que caigas en la trampa de trabajar de más (dios sabe que lo he hecho). “Total, ya que estoy comiendo acá, hago unas horitas más”, dice tu cerebro. Y, así, terminás trabajando unas jornadas de 10, 12 o 14 horas.

Y acá se unen los hábitos y los espacios. Tener un espacio específico y definido para tu trabajo y tener otras áreas designadas para otras cosas te permite tomar hábitos más saludables.

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Es más fácil comer bien y mejor si lo hacés lejos del trabajo. Es más fácil dormir mejor si la compu está apagada y en otra habitación o lejos de la cama.

También es más fácil tomarse descansos si tu cerebro empieza a hacer esa conexión de “salgo de acá y ya está por hoy”. Es como entrar a una plaza o a un parque. Apenas ponés un pie dentro de los “límites” de ese lugar, tu cerebro reacciona y ya se imagina relajándose en el pasto.

Así que el tip 3 es este: estimulá la asociación mental entre ciertos espacios y hábitos. Vas a ver que, al cabo de un tiempo, la asociación pasará a ser libre y natural, y que, a la larga, la productividad y la salud también van a ir de la mano.

¿Y ahora? ¡Manos a la obra!

Trabajar desde casa puede ser un desafío. Hay muchas trampas en las que podemos caer. Sin embargo, todo empieza por lo más simple: definir tu espacio, armarlo y cambiar los hábitos. 

Ahora bien, simple no quiere decir fácil. Y es difícil que las acciones se vuelvan hábitos. No te castigues si un día comés al lado de la compu. No es el fin del mundo si justo una revisión la hacés desde la comodidad de tu cama un domingo.

Simplemente no pierdas de vista el objetivo: un buen espacio de trabajo. Definido. Profesional. Adecuado para alguien que se define o quiere definirse como traductor emprendedor y sus muchas necesidades.

Ahora ya tenés mis 3 tips para crear tu espacio productivo en casa :) 
​

¿Cuándo empezás a crear o renovar tu espacio de trabajo?

alexander_zacharczuk
Iván Alexander Zacharczuk es traductor público nacional de Inglés, tiene 24 años y es de Chaco, Argentina.
Actualmente cordobés de adopción, se especializa en brindar servicios lingüísticos personalizados del inglés al español. Como traductor, se especializa en los campos médico e histórico (sí, histórico). Además, ama dar clases a adultos y jóvenes adultos, en especial al prepararlos para rendir exámenes internacionales.
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Alex siempre busca nuevos desafíos y nuevos horizontes. Hoy por hoy, luego de una constante búsqueda por exportar sus servicios de idiomas, también se desempeña como agente bilingüe en una empresa estadounidense de forma remota, en un puesto donde combina sus dos pasiones: trabajar con el inglés y con las personas.


​Alex genera contenido sobre sus experiencias como traductor autónomo en Instagram y LinkedIn.

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​

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La traducción como un oficio imposible. Pontalis, ¿quién sos?

28/1/2021

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Por Delfina Morganti Hernández
Serial Storytelling Strategist • Copywriter en inglés y español
​
Capacitadora en marketing para traductores
oficio_de_traducir_la_traduccion_literaria_pontalis

“Nada me autoriza a escribir sobre la traducción, aunque se trate de algunas notas destinadas por su objeto mismo a contradecirse. Mi experiencia de traductor es demasiado insignificante, demasiado esporádica, ya no es actual”, comienza el primer párrafo de estas “notas” tituladas Encore un métier impossible. Notes, por el filósofo, escritor y psicoanalista francés Jean-Bertrand Pontalis, en la traducción al español del profesor Ruben Biselli.

Ahora, yo me pregunto: si Pontalis mismo reconoce que no debería ponerse a opinar de algo que poco ha ejercido y solo de manera circunstancial, ¿por qué lo hace? O nos quiere intrigar con su presunta ignorancia del tema, o nos está tomando el pelo directamente.

No me gusta lo que plantea este tal Pontalis, por lo que, debo advertirte, lector, este artículo no pretende ser un resumen neutral de lo que Pontalis ha descrito como un oficio imposible: traducir.

El traductor como un ser sufrido a más no poder

Pontalis comienza por afirmar que traducir no es, como nos gustaría creer, pasar un texto de una lengua a otra.

Traducir no es pasar de la lengua materna “a una llamada extranjera para regresar a la primera”.


Ja. Chocolate por la noticia.

Después propone Pontalis: “Al traductor lo veo ante todo como a un ser en suspenso (en souffrance): ha perdido su lengua sin ganar otra de ello. Pero imagino también su placer que consiste quizá en esto: el lenguaje sería lo suficientemente poderoso como para conducirlo por sobre la diversidad de las lenguas. ¿Cómo podría el traductor guardar alguna confianza en su tarea sin la loca convicción de poder encontrar un ante-Babel? Pero es en un después que él se sitúa, no posee medios para olvidarse de ello”.

Este párrafo inaugura lo que yo interpreto como un ataque injusto y sesgado hacia la figura del traductor en comparación con el autor del texto fuente.
​
Pontalis aquí pasa a aseverar que “traducir es una operación que modifica, corta, mutila y que también añade, injerta, compensa, que altera por naturaleza el tejido vivo”.

Si bien estoy de acuerdo en que una traducción jamás es una copia exacta y fiel del texto fuente, la manera en la que Pontalis se refiere al proceso que implica traducir un texto de una lengua a otra posiciona la tarea del traductor en un lugar negativo, y, al hecho de traducir, como una actitud de resignación frente al proceso.

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“No puedo calcar el texto de una lengua a otra, tendré que traducirlo con todo lo que ello implica”, podríamos imaginar que piensa el traductor en el que está pensando Pontalis.

“Un traductor opera”, agrega el filósofo. “Tanto como lo sepa o lo desee: la restitutio ad integrum no está a su alcance”.

Es decir, según Pontalis, el traductor es un ser condenado a conformarse con hacer lo que puede, y lo que puede nunca es suficiente para generar en la lengua meta un texto igual de digno que el texto fuente. 

Por el contrario, para Pontalis, el texto fuente es un todo; la traducción es una parte, el resultado del sacrificio del original.

“Meros compromisos: no otra cosa son para el traductor aquellas decisiones que finalmente debe tomar. Se ve yendo de compromiso en compromiso, de quizás en quizás, no tiene alternativa. Puede vencer la dificultad, es decir, en su caso, eludirla, jamás triunfa sobre ella. Excluidos están esos momentos de exaltación que conoce un autor. A lo sumo, para él [el traductor], una vez concluido el trabajo, una vez puestos los puntos de sutura, un ‘esto puede andar, es más o menos esto’”.

Ah, bueno. Recordemos que estas son las palabras de alguien que, al principio de sus notas, confesó que su experiencia de traductor “es demasiado insignificante, demasiado esporádica, ya no es actual”. 
​

¿Con qué tupé, entonces, cree saber qué sentimos y qué no sentimos los traductores al traducir? ¿Cómo osa decir tan suelto de lengua que es imposible triunfar sobre la dificultad inherente a la tarea de traducir? ¿Qué extraño y extraordinario saber se arroga Pontalis por sobre los traductores para afirmar que el traductor, a diferencia del autor, no vive el proceso de traducir con felicidad y exaltación?

El ideal de fidelidad absoluta al original

Aparentemente, el traductor para Pontalis es un pobre tipo que debe resignarse a un destino de tristeza constante:

“El traductor debe estar dotado de una capacidad infinita para estar triste; no tiene el derecho a generar sus propias palabras, no tiene el poder de restituir las palabras del otro. Injusticia de su destino: cuanto más profunda es su intimidad con la lengua extranjera, cuanto más permanece en ella, con menos medios se siente para volver a atravesar la frontera”.

¿Pontalis, quién sos?

Miles de veces me he encontrado generando palabras nuevas y restituyendo las del autor al traducir. En efecto, no entiendo la traducción sino como un auténtico y bienintencionado acto de recreación, reformulación, regeneración del mensaje y el efecto del texto fuente en otro no necesariamente menos importante.

Lo que pasa, Pontalis, es que usted está obsesionado con la ilusión de fidelidad.

​Usted cree que sería harto mejor contar con la posibilidad de calcar el texto fuente de un idioma al otro, de modo que el texto traducido sea una copia exacta:

“¿Quién no ha soñado, al traducir, con poner fin a la estadía mediante la única solución aceptable: reproducir tal cual el texto original? (La edición bilingüe realiza algo de ese sueño)”.

A mi modo de ver, la traducción como tarea es la viva prueba de que, además de ser imposible “reproducir tal cual el texto original”, sería indeseable, aburrido; no existiría traducción, me parece, si los idiomas fueran sistemas de signos enteramente equivalentes y homologables entre sí.

No existirían los traductores.

No existirían las traducciones.

¿Existiría la diversidad de idiomas y culturas?

Si todos quisiéramos leer el original como tal, aprenderíamos la lengua del original.

​Leeríamos el original.

Ahora, el hecho de que una traducción nazca después del texto fuente no quiere decir nada. No quiere decir, por ejemplo, que sea un texto de menor categoría o importancia.

Tampoco quiere decir que ese texto venga fallado de fábrica, solo por el hecho de ser una traducción.

Pontalis parece haberse topado con todas malas traducciones, o bien, ignora el hecho de que toda traducción es, de alguna manera, una instancia de resurgimiento de un texto anterior en otro que le da vida nueva.

La traducción como acto es parir un texto nuevo, dar origen otra vez.

La traducción es —sí, es— un oficio posible. 

Es un oficio posible, útil y necesario.

Es gracias a la traducción que se hermanan los pueblos y sus culturas.

Es gracias a la traducción que textos como La Ilíada o Harry Potter devienen en fenómenos de conocimiento y deleite universales por siglos.

La traducción como retoquecito

Por si todo esto no fuese suficiente agravio, Pontalis indica que “la traducción es desde el comienzo retoque. Siendo posterior, operando sobre un texto ya producido, ella ignora ese tiempo en que las palabras se buscan, y a veces se encuentran, para decir, para tocar, aquello que no está en palabras, aquello que está bajo las palabras”.

Es decir, Pontalis sostiene que el traductor trabaja con un texto acabado, con un mensaje dado y resuelto en la producción, la escritura, que nos lega el autor. 
​

Por el contrario, sostengo que el texto fuente funciona como el indicio clave en un misterio: es la pista fundamental, pero no trae consigo la resolución del misterio. Esa es la tarea del detective; o, en este caso del traductor: el traductor como lector “abre” el texto fuente, lo escribe, como diría Barthes en Escribir la lectura, lo interpreta. No podría ser de otra manera: el traductor traduce siempre su interpretación del texto fuente, nunca el texto fuente en sí mismo.

No hay caso; Pontalis está convencido de que el traductor “se encuentra reducido a poner palabras en lugar de palabras”. Afirma que su condición es la de “un escriba de enunciados que ha renunciado a alcanzar, siquiera por procuración, el lugar, en verdad siempre incierto, de un sujeto de enunciación”.

Esta sentencia coincide con la concepción del traductor como Hermes, como mero portador de mensajes a entregar, como copista o escriba; como un simple retransmisor de mensajes que, para llevar a cabo su tarea de buen mensajero, lo único que atina a hacer es sustituir las piezas de la lengua fuente con otras más o menos aceptables de la lengua meta.

La traducción como contradicción

Pontalis plantea que no se puede escapar a la contradicción, a “esa tensión que hace imposible el oficio”, y agrega: “Elegir la lengua de partida es, poco o mucho, maltratar la lengua de llegada; preferir esta es sacrificar aquella. No resido ni en una ni en otra, nos dice el traductor; estoy entre las dos necesariamente”.

Aquí el autor afirma que el traductor como “go between profesional”, como “residente entre dos lenguas”, “se arriesga a producir” lo que Pontalis llama “una tercera lengua que nadie habla ni entiende (de la cual las ‘traducciones simultáneas’ de los congresos ofrecen una muestra)”.

No contento con ello, añade:

“Los olores de la traducción son como los olores de cocina: cortan el apetito y quitan a los manjares su sabor”.

Lo fascinante de todo esto es que si yo estoy pudiendo leer e interpretar y juzgar y criticar y responder a Pontalis, es gracias a Ruben Biselli, el traductor del texto de Pontalis.

Y no, no me ha espantado saber que estoy leyendo una traducción, incluso si, por momentos, noto que podría tratarse de una traducción; la traducción me ha acercado a los dichos de Pontalis, lo cual agradezco, porque me ha hecho reflexionar, enojarme con el autor y escribir este artículo a modo de respuesta.

No todas las traducciones son especímenes inentendibles, señor Pontalis.

No todos los traductores generan textos traducidos que parecen malas traducciones de un original. Estoy segura de que usted, como muchos otros mortales, ha leído alguna vez una traducción sin enterarse de que se trataba de un texto traducido.

Eso sucede cuando el traductor alcanza el ideal de invisibilidad y logra generarle al lector la ilusión de que está frente a un texto naturalmente concebido en la lengua meta.

¿Sería posible lograr tal ilusión si la traducción fuera un oficio imposible? Yo creo que no.

La naturalidad como ideal es el principio que debería regir toda traducción por antonomasia. Lograr que un texto traducido se lea como si fuese un texto en sí mismo, producido en la lengua de llegada, es el ideal que me ha llevado a buen puerto en proyectos de traducción en los que las dificultades eran muchas y complejas.
​

Claramente, Pontalis desconoce las buenas traducciones, esas que no se nota que son traducciones. Me atrevería a decir que él habla de los “olores de la traducción” en referencia a esos textos que cuesta leer porque están traducidos o muy literalmente o con rarezas y giros gramaticales inesperados que entorpecen la lectura.

Sin embargo, no todas las traducciones son iguales.

¿Qué habrá querido decir Pontalis con todo esto?

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El cierre que les da Pontalis a sus notas no me termina de cerrar, valga la redundancia, y me deja preguntándome qué quiso decir, al fin y al cabo, con todas las vueltas que dio para hacerse el que decía algo interesante sobre el oficio de traducir...

“¿Qué es, pues, traducir? Emigrar, sí, eso es seguro, pero emigrar en su lengua. Vivir de nuevo el exilio en ella, renunciar a la ilusión, que pudo haber sido la nuestra, de que éramos sus amos y propietarios, de que podíamos disponer de ella como de un bien, a nuestro antojo. Atravesar esta prueba de aprendizaje de una lengua que ya conocíamos —la nuestra— y, en el mismo movimiento, dejarse arrebatar ese saber, ese uso, ese comercio parsimonioso”.

Y así termina la cosa: “Traducir (transferir): menos cambiar de lengua que cambiar su lengua y, en ella, reencontrar la extranjeridad del lenguaje. Al emigrar, permitir finalmente la migración de las palabras. Todas las lenguas son extranjeras. Todas vuelan de un mundo al otro”.

¿Vos qué entendiste?
​
Te leo en los comentarios :)

Delfina
#orangepowerDMH

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Hola, soy Delfina, comunicadora publicitaria bilingüe. ​Mi misión posible es ayudar a las marcas a impulsar su negocio con textos frescos que generan conversiones (y conversaciones) en inglés y español.

CADA DÍA investigo, escribo, traduzco y corrijo textos en, sobre y para marketing y publicidad, y mi especialidad es el storytelling.

MIS LIBROS publicados a la fecha son el ebook sobre traducción literaria: Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria y el libro de poemas Las lenguas que me habitan. The languages within me. Les langues dans ma peau.
 

HE CURSADO estudios en traducción, interpretación simultánea, letras, música, marketing, publicidad, y el crear contenido en inglés y español es mi forma de respirar.

PODÉS VERME Y ESCUCHARME en acción en Hablemos de marketing y Founded in Transcreation, así como en LinkedIn e Instagram.

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Marketing para traductores: “Me recibí. ¿Ahora qué?”

9/11/2020

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Por Iván Alexander Zacharczuk

¿Ofrecés o querés ofrecer servicios lingüísticos como traducción o clases de idiomas?
Descubrí las recomendaciones de Agustina La Porta y Delfina Morganti Hernández para darte a conocer como profesional de la lengua y conseguir más y mejores clientes.

marketing-para-traductores-insercion-laboral-traduccion-mercado
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Delfina Morganti Hernández, comunicadora publicitaria en inglés y español, y capacitadora en marketing para traductores, y Agustina La Porta, profesora de inglés y creadora de contenido, son unas profesionales de otro planeta. Ambas ven más allá de lo lingüístico y académico.

En esta entrevista sobre cómo darse a conocer como profesional de la lengua, exploran qué hay más allá de la vida después de carreras como el Profesorado y el Traductorado de inglés y otros idiomas:

¿Qué nos espera a los estudiantes de Traducción y Profesorado en el campo laboral?

Acompañame y vamos a descubrirlo.

Ya tengo el título de traducción. ¿Cómo empiezo a trabajar?

Una de las grandes preguntas que uno como profesional se hace al principio de la inserción laboral es “¿cómo consigo clientes de traducción?”. Es, también, una de las preguntas que más le hacen a Delfina.

Aquí ambas oradoras coinciden en una cosa: hay preguntas previas a esta que son muy importantes: 

¿Qué tipo de clientes quiero tener como traductor?
¿Cuál será mi audiencia?
¿Dónde se encuentran estos clientes?
¿En dónde me quiero dar a conocer?


Y, generalmente, ¿lo sabe uno a esto? No siempre. Tanto la entrevistadora como la entrevistada dejan en claro (y yo adhiero) que solemos pensar que ya es suficiente con un buen CV, una carta de presentación y una página en redes sociales.

​¿La verdad? No, hacen falta otras cosas; por ejemplo, fijarse objetivos de comunicación a la hora de crearse un perfil en una plataforma de redes sociales.

“Si alguien me dice que quiere conseguir clientes, lo primero que le diría es: ‘¿Qué clase de clientes querés conseguir?’.
Cuando uno habla de darse a conocer, tiene que saber dónde establecer la oportunidad de que otros me conozcan, lo que depende, a su vez, de saber dónde están las personas que quiero que me conozcan”
, plantea Delfina.

Dos errores a evitar como traductores y profesores de idiomas

1. No abras perfiles de redes sociales porque sí o por las dudas

Muchas veces lo primero que hacemos al recibirnos es crearnos todos los perfiles de redes posibles (principalmente, Instagram) y no tenemos en claro nuestros objetivos profesionales, entre ellos, la clase de clientes que queremos atraer. Ambas oradoras hacen hincapié en esto y Delfina, en particular, opina que Instagram es genial para armar una red con tus colegas, pero no con clientes.

Entonces, algo muy importante a evitar es crear muchos perfiles en redes en las que, quizá, tu cliente ideal no esté presente consumiendo contenido.

Asimismo, ambas oradoras están de acuerdo en dos principios a la hora de definir una estrategia de marketing online: detectar aquello que te gusta a vos e identificar aquello que se te da muy bien.

“Saber a qué audiencia le resolvés qué problema te asegura que sea viable el negocio o, por lo menos, para empezar a probar el producto o servicio [...], pero es verdad que antes tengo que saber si tengo la capacidad [para brindar ese servicio] (o la puedo generar, quizás asociándome con otras personas) y detectar aquello en lo que uno es bueno”, agrega Delfina.

2. Las marcas y los negocios no generan resultados de la noche a la mañana

Otro problema que las oradoras observan a menudo en los nuevos profesionales de los idiomas, tanto docentes como traductores, es que esperamos ver resultados YA y nos rendimos muy rápido. Recordemos que Roma no se hizo en un día.

Hace falta invertir mucho tiempo, y dejar pasar todavía más tiempo, para ver resultados. Hay actores que están años hasta que consiguen el papel que los lanza a la fama, señala Delfina. Harrison Ford, comenta acertadamente Agustina, era carpintero antes de interpretar al mítico Han Solo. 

Y si te encanta el subtitulado y la traducción audiovisual, Delfina recomienda escuchar el caso de Pato Lago, el joven doblajista que tardó varios años en “pegarla” como actor de doblaje.

¿Qué podemos hacer los traductores para empezar con el pie derecho?

Agustina pregunta cuáles son las opciones a la hora de insertarse laboralmente como traductores: “Necesito ingresos, pero no tengo experiencia. ¿Qué opciones hay?”.

La competencia desleal en el mercado de la traducción

Y arrancamos por la opción más descartable: cobrar barato. Es decir, competir solo con el precio como estrategia. Delfina explica muy bien que esta es una estrategia a corto plazo y no muy efectiva porque “vas a estar trabajando mucho para poder generar ingresos suficientes”, entre otras razones.

Delfina cuenta que cometió este “error” al dar sus primeros pasos como traductora titulada y trabajadora autónoma. Empezó como revisora (camino atípico para los traductores nuevos, pero puede pasar) y se dio cuenta de que no era lo mismo VIVIR de la traducción que SOBREVIVIR gracias a ella.

Además, Delfina señala —y no puedo dejar de mencionar lo de acuerdo que estoy con todo esto— que es muy difícil aumentar tus tarifas cuando, de entrada, cobrás barato. Particularmente, con agencias de traducción y con empresas.

Muchas veces los pagos son los denominados “bicicleta” (pagos a 30, 60 y hasta ​90 días). Esto nos juega en contra si nuestro país tiene esta bella costumbre de nunca bajar la inflación.

Por otro lado, cobrar poco siempre implica trabajar mucho (para que todo lo que trabajes pueda permitirte vivir de la actividad en cuestión). Delfina también explica que, en estos casos, el traductor se ve obligado a traducir lo que la agencia le mande y no tiene tiempo ni energía para especializarse:

“[Cobrar menos de lo que corresponde] es una mala estrategia porque, cuando vos querés aumentar tus honorarios porque te das cuenta de que no te alcanza —o que tenés que esperar mucho para recibir los pagos—, lo que suele pasar del otro lado es que ese cliente te dice: ‘Mirá, tanto no podemos, podemos tanto otro’. Y siempre se terminan saliendo con la suya si estás en esa rueda, porque vos terminás aceptando porque no tenés otros clientes, porque no hiciste el trabajo de buscarlos. O quizás no lo hiciste a tiempo para poder decirle a este cliente: ‘No, gracias. Te agradezco, pero me voy, porque ya no da para más’”.

Agustina señala, con mucha verdad, que esto pasa también con los profesores de idiomas: te ves obligado a llenarte de horas, pero te limitás. Y, así, es difícil buscar un equilibrio o tener tiempo para reinventarse.

¿Qué otras opciones tenés para insertarte en el mercado de la traducción?

Delfina señala un par. Una opción es reservar por lo menos 2 horas al día y dedicarlas exclusivamente a capacitarse y reinventarse en busca de mejores clientes.

Otra que da mucho resultado es la de llevar un trabajo aparte para tener asegurados nuestros ingresos. Peeero, a la par de este trabajo, deberías seguir capacitándote y buscando clientes de traducción con constancia.

La realidad es que nuestro campo no es como otros. El título de traductor no te asegura nada, mucho menos un trabajo sí o sí.

​¿Quieren decir las oradoras que el título no importa? Para nada, pero nos invitan a que pensemos que ese es apenas el paso inicial.
La carrera no termina con graduarnos; ese es solo el comienzo.

De apasionada por los estudios a capacitadora en marketing para traductores

Hacia el minuto 20 de la entrevista, a instancias de Agustina, Delfina comparte un poco de su historia y nos cuenta su amplio recorrido hasta llegar al día de hoy: desde estudiar Periodismo y Traductorado de inglés, pasando por Letras, Intepretariado y Publicidad, hasta su postura en cuanto al marketing y por qué es útil para los traductores y otros profesionales autónomos.

De hecho, de esta historia se desprende algo que realmente me indigna y es que, sobre todo en las instituciones más “arcaicas”, la palabra “marketing” ha tendido a tomarse como una mala palabra en nuestra profesión.

Marketing es una palabra que ha sido por mucho tiempo desprestigiada. Se la ha puesto como sinónimo de “chanta”, “vendehúmos”, “embustero”, cuando, en realidad, es una herramienta CLAVE en nuestro campo.
​

Delfina no lo dice por decir; lo descubrió con la práctica. En su primera capacitación, allá en el 2014, asistieron solo 4 o 5 traductoras. Luego, el Colegio de Traductores de Rosario se interesó. La demanda aumentó y, hoy en día, ofrece tanto capacitaciones grupales como personalizadas, con sesiones de consultoría.

Traductores emprendedores, ¿cuestión de suerte?

Respecto de emprender, Agustina menciona varias veces que a la suerte hay que ayudarla. Insertarse en este mercado es difícil: hay que invertir mucho tiempo y esfuerzo.

Por suerte, gracias al laburo de gente como Delfina y a la retroalimentación entre colegas, ya no estamos tan solos. El marketing está abandonando la categoría de “mala palabra” y está empezando a tener el respeto que se merece. 
​

Asimismo, el contexto actual favorece que veamos la palabra marketing con buenos ojos, ya que cada vez son más las personas que deciden emprender por su cuenta en una actividad y observan que, sin duda, el marketing es una herramienta clave para lograr sus objetivos laborales.

Unos consejitos extra para traductores recién graduados

“¿Qué tips les das a los recién recibidos?”, pregunta Agustina. “No esperen que lluevan clientes”, contesta Delfina.
 

Y es así. 

Salí, buscá, capacitate, generá contenido para tu cliente ideal donde él esté en Internet. 

Las nuevas camadas solemos tener este pensamiento de “va a llegar solo”. Y, la verdad, nada más lejos de la realidad. 

El título es el paso 1. Es un gran logro, pero el verdadero trabajo viene después. 

Recopilá cada experiencia laboral que tengas. 

Armá tu porfolio.

Juntá testimonios de tus clientes. 

Capacitate… pero, cuidado. Podrías caer en la trampa de escudarte en lo académico: ir de curso en curso porque da miedo el mundo laboral. 

Y sí, da miedo, pero hay que hacer ese salto y empezar a probar experiencias concretas mientras te seguís capacitando en tus áreas de interés.

La falacia ad mercadum en traducción

Muchos dicen que no hay mercado de traducción. Las oradoras mencionan este tema y hablan desde la experiencia. 

Puedo añadir mi granito de arena y confirmar que, en efecto, esto es completamente falso.

El mercado es diverso y las posibilidades de trabajar con el idioma extranjero son grandísimas. Ahora bien, ellas mencionan (una vez más, con toda razón), que el mercado es grande, sí, pero está cambiando.

Hoy en día, hay que diversificarse. Tal y como no ahorrás solamente con una opción, no vas a trabajar exclusivamente traduciendo. Los traductores tenemos que complementar nuestras habilidades de traducción con otras competencias.

Agustina tiene una serie de videos excelentes sobre el tema, en especial uno sobre los traductores que no trabajan de traducir y, sin embargo, están en el mercado.

Este es, en parte, el caso de Delfina, quien está mutando cada vez más y es completamente feliz brindando servicios de redacción o transcreación mayormente al inglés.

No nos cerremos en la idea de que solo trabajar de traductor es trabajar de lo nuestro.

Nada más alejado de la realidad: al respecto, podés consultar esta ponencia con los más de 35 perfiles laborales posibles que identificó en 2017 el reconocido traductor Horacio Dal Dosso. ¡Vaya si los traductores podemos desempeñar más de una función en el mercado!​

Los traductores: emprendedores del futuro (y del ahora)

Hoy por hoy, cada uno puede ser su propia empresa. Desde mi punto de vista, es hermoso tener esa posibilidad. 

Podemos capacitarnos, escuchar diferentes tipos de contenidos (como esta entrevista, y el canal de Agustina, que es una joyita) y seguir estudiando diferentes cosas para ver qué nos complementa mejor.

Resumiendo, ¿se puede emprender en traducción y triunfar? La respuesta es que por supuesto que sí. A arremangarse, tomar impulso y empezar a trabajar.
​

Parafraseando a Delfina en su mensaje final, probá. Si no, ¿cómo vas a saber?

Harrison Ford como Hans Solo

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Iván Alexander Zacharczuk es traductor público nacional de Inglés, tiene 24 años y es de Chaco, Argentina. Actualmente cordobés de adopción, se especializa en brindar servicios lingüísticos personalizados del inglés al español. Como traductor, se especializa en los campos médico e histórico (sí, histórico). Además, ama dar clases a adultos y jóvenes adultos, en especial al prepararlos para rendir exámenes internacionales.
Alex siempre busca nuevos desafíos y nuevos horizontes. Hoy por hoy, luego de una constante búsqueda por exportar sus servicios de idiomas, también se desempeña como agente bilingüe en una empresa estadounidense de forma remota, en un puesto donde combina sus dos pasiones: trabajar con el inglés y con las personas.

​Alex genera contenido sobre sus experiencias como traductor autónomo en Instagram y LinkedIn.

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Día Internacional de la Traducción: los traductores siempre traducimos una traducción

30/9/2020

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Por Delfina Morganti Hernández
Serial Storytelling Strategist • Copywriter en inglés y español

El 30 de septiembre es el Día Internacional de la Traducción. Hablemos de la falacia en torno al “original”.

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Escritores, lectores, traductores... Todos caemos en la misma ilusión. Nos gusta imaginar que una traducción correcta es el fiel reflejo de un texto  que llamamos “el original”, pero ¿no será que nos olvidamos de que el original absoluto es pura fantasía?

Hagamos un experimento de traducción

Imaginemos que hacemos el siguiente experimento con tres participantes voluntarios: cada uno come un gajo de la misma mandarina. Mientras lo come o después, cada participante escribe en una hoja personal algunos sustantivos y adjetivos con los que asocia la experiencia.

No hace falta que las palabras que escriban estén relacionadas con la mandarina en sí, sino que pueden escribir sustantivos y adjetivos que, a su entender, representen las sensaciones y los sentimientos, recuerdos o emociones que les genere la experiencia de comer un gajo de mandarina.

Supongamos que el Participante A escribe “dulce, fresca, ácida” y “primavera, felicidad”; el Participante B escribe “ácida, rebelde, dulce” y “adolescencia, recreo, libertad”, y el Participante C escribe “dulce, tranquilo, fresco” y “abuela, jardín, sol”.

Con los sustantivos y adjetivos del Participante A, podríamos concluir que A define la mandarina como una fruta “dulce, fresca y ácida”, y que la asocia con la “primavera”, una época de “felicidad”.

El Participante B asocia la experiencia con el sabor dulce y ácido de la fruta posiblemente con una característica de personalidad propia (la rebeldía) y con su “adolescencia”, los recreos escolares y la sensación de “libertad”.

Por último, el Participante C podría reformular la experiencia gustativa mediante la siguiente frase: “Recuerdo aquellos días dulces, frescos y tranquilos en el jardín de la abuela, donde siempre íbamos a juntar las mandarinas que se habían caído del árbol del vecino para comerlas bajo los cálidos rayos del sol primaveral”.

“El hecho de que el autor no se llame traductor tiene que ser una casualidad”.

¿Qué podemos demostrar?

En primer lugar, que a partir del mismo tipo de experiencia sensorial (comer un gajo de mandarina), cada participante tradujo esa experiencia en términos diferentes. Cada una de esas traducciones de sensaciones en palabras puede dar lugar a un texto en particular, distinto, a pesar de que las tres traducciones parten del mismo hecho objetivo, si se quiere.

Si consideramos, además, que cada uno de los participantes es un escritor en potencia, el posible autor de una ficción sobre la experiencia de comer una mandarina, podemos decir que, ante el mismo hecho real-objetivo, cada autor traza diversas asociaciones, experimenta determinadas sensaciones y, sobre esa base, hará operaciones de selección léxica diferentes a la hora de traducir su experiencia en palabras.

​Por último, supongamos que cada participante escribió una obra literaria sobre la mandarina en español (por ejemplo, un poema, un cuento o una 
novela); supongamos, además, que hay editoriales interesadas en llevar esas obras al inglés, al ruso, al francés. En ese caso, tendríamos que pensar en cada una de las obras escritas por los participantes-autores como originales.

Pero ¿cómo? Si antes dijimos que las obras son producto de una traducción, solo podemos calificarlas como originales hasta cierto punto.

Por qué el término original es relativo

Quizá se podría decir que se trata de obras originales en relación con la traducción que se propone hacer el traductor del inglés, el ruso o el francés a partir de esas obras; sin embargo, esto las transformaría en una noción relativa, es decir, así como hablamos de hijos porque existen padres y viceversa, hablamos de originales porque existen obras derivadas, como la traducción, la adaptación, la versión, etc.

Lo que cabría preguntarse es si la traducción, la adaptación, la versión, etc. no constituyen originales en sí mismos, de modo que la literatura sería una cadena de obras impuras, derivadas, híbridas de antemano y para siempre, pues así como el presunto original no puede ser el reflejo directo de las ideas del autor, tampoco la traducción puede calcar la letra de la obra fuente. En efecto, más que de “originales”, deberíamos hablar de “obras fuente”.

Toda la literatura es producto de la traducción

​Entonces, ¿dónde podemos trazar los límites de la traducción en literatura?

El hecho de que el autor no se llame traductor tiene que ser una casualidad; el hecho de que una novela nos llegue en formato de libro, con una tapa, un índice y una contratapa termina por reducirse a una mera cuestión de practicidad para el bolsillo o el estante de biblioteca del lector; en realidad, esa obra que nos llega en formato de libro no es menos una traducción de las ideas del autor en un determinado código lingüístico que las traducciones que, a su vez, podrían hacerse de ese código a otro, es decir, de un idioma a otro.

​La diferencia está no en el estatus de original que mal atribuimos al texto fuente y el nombre “traducción” con que nos referimos a la labor del traductor, sino en que, en realidad, como dice Michael Cunningham en Encontrados en la traducción (2011), toda la literatura es, de por sí, producto de la traducción; ese texto que llamamos original no es, como nos gusta creer y aseverar, el libro original, la obra en bruto, tal como la concibió y la quiso escribir el autor. Antes bien, como sugiere Cunningham:

“[...] si se los presiona y son honestos, muchos novelistas admitirán que el libro terminado es una traducción bastante burda del libro que querían escribir. Para decirlo en pocas palabras, parece una traducción mediocre de un gran trabajo mítico.
El traductor, entonces, no hace más que llevar el libro un paso más allá en el continuum de traducción. El traductor traduce una traducción”.

Adiós, fórmula “Traduttore, traditore”

“Traduttore, traditore”, sentenció alguien alguna vez, y así crecimos creyendo que la traducción es un acto impuro, digno de poca estima, reconocimiento y remuneración.

Toda la fe está puesta en el autor; toda la atención en lo que este ha querido decir; las luces lo alumbran incluso cuando solo es posible saber qué ha escrito en ruso porque alguien en el medio lo tradujo al español.

Citamos a Barthes en español y decimos: “Cuando Barthes dice...”. En realidad, estamos citando al traductor de Barthes del francés al español.

Recomendamos una película y decimos: “Vi 'Mi pobre angelito' otra vez...”. En realidad, estamos citando “Home Alone”, que por esas cosas del mercado se tradujo para español de América Latina como “Mi pobre angelito”. En España es "Solo en casa", guarda.

¿Qué hay en esas conversaciones que no hay al hablar del texto fuente, aquel que vos conocés como “el original”?

A priori, no es menos que ese texto una traducción de un idioma a otro. Porque la traducción es traducción de una traducción.

Tan buenos hemos sido los traductores en nuestra labor históricamente que la gente se ha creído que en verdad accede a la novela, al guion, al discurso “originales”.


El traductor traduce una traducción

Incluso cuando quiso escribir la mejor versión posible de la obra, el autor escribió una traducción parcial de sus ideas en un código lingüístico legible. No es exactamente lo que quiso escribir, pero, en un punto dado, se conformó y publicó, y todos creímos que era la obra pura, la buena, la ética, la original.

Borges decía que el borrador número 7 no es mejor que el borrador número 5, y que todos escribimos borradores.

Todo texto es una traducción.

De ideas a un idioma, o de un idioma a otro; no importa. Todo es traducción.

Mentira el original. Escribir, hablar, leer, interpretar... Todo es traducción.

Gracias, traductores, auténticos benefactores, por facilitar la cultura más allá de las culturas.

Traduttore, benefattore.

Delfina
#orangepowerDMH
Parte de este artículo está basado en la ponencia “Toda la literatura es producto de la traducción: un ensayo al rescate del traductor como benefactor” que compartí durante las V Jornadas Estudiantiles de Escritura e Investigación “Cuando escribir es investigar” en Letras, Fac. de Humanidades y Artes, 2016. Podés consultar la ponencia completa descargando el siguiente PDF:
art-toda_la_literatura_es_producto_de_la_traducción_morganti_hernández_delfina.pdf
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​Hola, soy Delfina. Te ayudo a comunicar el valor de tu marca de forma atractiva, honesta y eficaz, en inglés o español. Conocé por qué elegir mis servicios creativos.

Me verás como escritora, comunicadora publicitaria, traductora e intérprete de inglés y español. Estoy matriculada en el Colegio de Traductores de la Provincia de Santa Fe, 2.ª Circ., y soy miembro activo de la Asociación de Profesionales en Marketing (APMKT) de Rosario. Escribo, traduzco y corrijo textos sobre marketing y publicidad, recursos humanos, videojuegos y educación. Soy autora del ebook sobre traducción literaria: Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria y del libro de poemas Las lenguas que me habitan. The languages within me. Les langues dans ma peau. He cursado estudios en Letras y Publicidad, y me desempeño como creadora de contenidos para el programa de radio online Traductores, al aire. El contenido es mi forma de ser y ayudar a otras personas con infoentretenimiento en Hablemos de marketing, Founded in Transcreation y Generistas. >> Más info

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