Por Delfina Morganti Hernández
A menudo los traductores nos definimos (y aceptamos que nos definan) con metáforas y comparaciones que apelan a ciertos estereotipos generalizados de lo que es y lo que hace un traductor. Así, desde el sentido común, somos intermediarios, mensajeros, puentes entre culturas. ¿Qué hacemos? Trasladamos, transcribimos, trasvasamos, conectamos, intercambiamos, llevamos de un lado al otro. Pero ¿es así?
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Delfina Morganti Hernández es traductora creativa, correctora e intérprete de inglés y español matriculada en el Colegio de Traductores de la Prov. de Sta. Fe, 2.ª Circ. y miembro de la Asociación de Profesionales en Marketing (APMKT) de Rosario. Sus principales áreas de trabajo son Marketing y Publicidad, Recursos Humanos, Educación y Legales. Asimismo, traduce y corrige textos de Periodismo Digital, Turismo, Ficción y Crítica Literaria. Es autora del ebook sobre traducción literaria: “Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria”. Actualmente, cursa sus estudios en Publicidad y en Letras, y es colaboradora en el rol de community manager ad honorem del programa de radio online Traductores, al Aire! |
Por Delfina Morganti Hernández
El mundo cambia... El público cambia... ¿Cómo cambian las formas de la publicidad y el marketing cuando cambian los consumidores?
Lay’s hace una publicidad multimedios invitando a los consumidores argentinos a elegir uno de cuatro sabores distintos de papas fritas: el objetivo es lanzar al mercado solo la variedad que más votos del público reúna; a cambio de votar, los posibles consumidores participan en sorteos de viajes por diversos puntos de país.
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Nike crea un corto de seis minutos en torno al viejo truco ficticio del intercambio accidental de cuerpos entre un joven estadounidense fanático del fútbol y Cristiano Ronaldo: el corto se transmite en versión resumida por televisión, pero invita al público objetivo a seguir viendo el resto de la historia en el canal oficial de la marca en YouTube; a su vez, la versión de YouTube invita a los espectadores a visitar el sitio de Nike específicamente dedicado a exhibir botines de fútbol.
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Hoy en día, los discursos del marketing y la publicidad tienden a confluir en una constelación de términos clave: social media, prosumer, storytelling e influencer, y la lista podría seguir con varios préstamos más. Los expertos advierten sobre la necesidad de virar hacia estrategias de marketing y publicidad digital centradas en el perfil del cliente, el cual se define por sus intereses: la comunicación tiene que ser breve y directa, y debe apelar a lo emocional, llegar al corazón del público objetivo; hay que diseñar hashtags de campaña, tender redes de mensajes diversos pero coherentes entre sí para no dejar el destino de una marca y su oferta librado al azar. Todos hablan de un cambio en la forma de hacer marketing, un cambio en la forma de hacer publicidad, y definen el deber-ser de las prácticas de ambos campos en la actualidad a partir de los nuevos hábitos de consumo de las personas. Porque la gente quiere leer menos, hay que comprimir más, usar más imágenes que texto; porque la gente escucha menos, hay que seducirla más y mejor y distinto.
Las nuevas prácticas discursivas del marketing y la publicidad no constituyen un cambio fortuito en la manera de comunicar creativamente a la que aspiran las marcas hoy, sino que reflejan, en gran medida, las transformaciones que viene atravesando nuestra sociedad a partir del advenimiento de Internet y, sobre todo, de los medios sociales.
Las nuevas prácticas discursivas del marketing y la publicidad no constituyen un cambio fortuito en la manera de comunicar creativamente a la que aspiran las marcas hoy, sino que reflejan, en gran medida, las transformaciones que viene atravesando nuestra sociedad a partir del advenimiento de Internet y, sobre todo, de los medios sociales.
SOBRE LA METAMOROFISIS DE LA LECTURA, EL ESPACIO, EL TIEMPO
Una afirmación recurrente en los discursos actuales tanto del marketing como de la publicidad alude a cómo leen los consumidores hoy frente a cómo, dónde y cuándo lo hacían, por ejemplo, diez o quince años atrás. Leen poco pero constantemente y en más de una pantalla al mismo tiempo; son cada vez más selectivos con lo que leen; leen cada vez menos en soportes tradicionales y cada vez más en formatos digitales.
El hecho de ser lectores ansiosos pero selectivos e, incluso, hacedores de nuestras propias fuentes de lectura en diversos medios, está ligado a la concepción del espacio y el tiempo para quienes vivimos inmersos en la era digital. Independientemente de las coordenadas exactas que permitan saber dónde está una persona gracias a un sistema de geolocalización, ese individuo puede y debe estar presente en varios medios al mismo tiempo. Así es que mientras consulta un diario digital está escribiendo un tuit o respondiendo un mensaje de WhatsApp o viendo qué historias publicaron sus camaradas en Instagram, mientras de fondo suena la radio o se escucha el televisor o vislumbra una publicidad vial. El progreso técnico-científico ha revolucionado la forma en que leemos de manera tal que el verbo “leer” ha sido suplantado por la construcción “acceder a contenidos” y otras similares.
Para dar cuenta de este cambio y otros que trae aparejados la era digital, Paula Sibilia señala, entre otras causas, la transición de un “régimen industrial hacia un nuevo tipo de capitalismo globalizado y postindustrial”, la “creciente automatización de las industrias”, la famosa “globalización” (1999, 20) y la “informatización general el sistema financiero” (21). Entre los efectos de tales transformaciones, la autora destaca que “el consumo pasó a regir prácticamente todos los hábitos socioculturales” (25). Ahora el valor de las cosas está dado por la medida en que nos permiten acceder a ellas con fines personalizables. Todas las experiencias son medibles en términos de acceso —ya sea a la educación, al cine, a un crédito, a un viaje, a un posible vínculo interpersonal— y deben reunir, por lo menos, tres condiciones fundamentales para resultarnos atractivas e invitarnos a emprender algún tipo de acción al respecto: deben estar al alcance de un clic; deben ser adaptables a nuestras propias preferencias (pero no en cualquier marco espaciotemporal, sino en el momento en que las queremos, estemos donde estemos); no deben tardar llegar. Traducidas las exigencias de los consumidores actuales al lenguaje del marketing digital, los sitios web deben tener un diseño responsive (fácil de navegar en cualquier dispositivo). En el ámbito del comercio electrónico, hace rato que lo más atractivo de comprar por Internet ya no es la maravilla de poder adquirir bienes o servicio desde la comodidad del sillón hogareño, sino recibir el producto o servicio directamente en casa, justo cuando podemos o queremos recibirlo, quizá antes, pero no después. En publicidad digital, la relevancia es el concepto clave que define el tipo de anuncios que vemos mientras navegamos por Internet. Constantemente buscamos vivir experiencias de acceso personalizadas, de manera que, cuando un contenido no responde a nuestros intereses, no dudamos ni un segundo en retirarle el beneficio de nuestra atención o curiosidad.
Al mismo tiempo, la internalización del consumo como hábito que atraviesa todos los órdenes de la vida en sociedad y la personalización de las experiencias no son gratuitas. Según Sibilia, estamos inmersos en un “nuevo régimen de poder y de saber” (26) y, parafraseando a Foucault y a Deleuze: “A medida que pierde fuerza la vieja lógica mecánica (cerrada y geométrica, progresiva y analógica) de las sociedades disciplinarias, emergen nuevas modalidades digitales (abiertas y fluidas, continuas y flexibles) que se dispersan aceleradamente por toda la sociedad” (27). Ante este panorama, la identidad, como la modernidad, es líquida; el ser se configura por el estar en actividad prosumidora constante, en cuanto que no solo consume los contenidos que le apetece consumir, sino que, además, influye en ellos y en la forma en que otros los perciben, los restauran, los comparten, los recomiendan, los condenan, los reconfiguran.
El hecho de ser lectores ansiosos pero selectivos e, incluso, hacedores de nuestras propias fuentes de lectura en diversos medios, está ligado a la concepción del espacio y el tiempo para quienes vivimos inmersos en la era digital. Independientemente de las coordenadas exactas que permitan saber dónde está una persona gracias a un sistema de geolocalización, ese individuo puede y debe estar presente en varios medios al mismo tiempo. Así es que mientras consulta un diario digital está escribiendo un tuit o respondiendo un mensaje de WhatsApp o viendo qué historias publicaron sus camaradas en Instagram, mientras de fondo suena la radio o se escucha el televisor o vislumbra una publicidad vial. El progreso técnico-científico ha revolucionado la forma en que leemos de manera tal que el verbo “leer” ha sido suplantado por la construcción “acceder a contenidos” y otras similares.
Para dar cuenta de este cambio y otros que trae aparejados la era digital, Paula Sibilia señala, entre otras causas, la transición de un “régimen industrial hacia un nuevo tipo de capitalismo globalizado y postindustrial”, la “creciente automatización de las industrias”, la famosa “globalización” (1999, 20) y la “informatización general el sistema financiero” (21). Entre los efectos de tales transformaciones, la autora destaca que “el consumo pasó a regir prácticamente todos los hábitos socioculturales” (25). Ahora el valor de las cosas está dado por la medida en que nos permiten acceder a ellas con fines personalizables. Todas las experiencias son medibles en términos de acceso —ya sea a la educación, al cine, a un crédito, a un viaje, a un posible vínculo interpersonal— y deben reunir, por lo menos, tres condiciones fundamentales para resultarnos atractivas e invitarnos a emprender algún tipo de acción al respecto: deben estar al alcance de un clic; deben ser adaptables a nuestras propias preferencias (pero no en cualquier marco espaciotemporal, sino en el momento en que las queremos, estemos donde estemos); no deben tardar llegar. Traducidas las exigencias de los consumidores actuales al lenguaje del marketing digital, los sitios web deben tener un diseño responsive (fácil de navegar en cualquier dispositivo). En el ámbito del comercio electrónico, hace rato que lo más atractivo de comprar por Internet ya no es la maravilla de poder adquirir bienes o servicio desde la comodidad del sillón hogareño, sino recibir el producto o servicio directamente en casa, justo cuando podemos o queremos recibirlo, quizá antes, pero no después. En publicidad digital, la relevancia es el concepto clave que define el tipo de anuncios que vemos mientras navegamos por Internet. Constantemente buscamos vivir experiencias de acceso personalizadas, de manera que, cuando un contenido no responde a nuestros intereses, no dudamos ni un segundo en retirarle el beneficio de nuestra atención o curiosidad.
Al mismo tiempo, la internalización del consumo como hábito que atraviesa todos los órdenes de la vida en sociedad y la personalización de las experiencias no son gratuitas. Según Sibilia, estamos inmersos en un “nuevo régimen de poder y de saber” (26) y, parafraseando a Foucault y a Deleuze: “A medida que pierde fuerza la vieja lógica mecánica (cerrada y geométrica, progresiva y analógica) de las sociedades disciplinarias, emergen nuevas modalidades digitales (abiertas y fluidas, continuas y flexibles) que se dispersan aceleradamente por toda la sociedad” (27). Ante este panorama, la identidad, como la modernidad, es líquida; el ser se configura por el estar en actividad prosumidora constante, en cuanto que no solo consume los contenidos que le apetece consumir, sino que, además, influye en ellos y en la forma en que otros los perciben, los restauran, los comparten, los recomiendan, los condenan, los reconfiguran.
SOBRE LA COMUNICACIÓN COMO RECEPCIÓN
La vieja comunicación de las marcas a los consumidores ha pasado a ser una comunicación de las marcas con los consumidores, de los consumidores con las marcas, de los consumidores entre los consumidores.
Antes de la revolución digital, todavía era posible analizar la comunicación como transmisión de información en sentido unidireccional, es decir, de un emisor a un receptor. Hace tiempo —y, quizá hoy más que nunca— que el consumidor ya no puede ser visto como un ente pasivo definido por una acción meramente receptora: él es quien accede; usa; critica; califica; recomienda; comparte; influye; comenta; indica que le gusta, que le enoja, que le divierte, que le sorprende. Las reacciones de los consumidores a la publicidad solían quedar circunscriptas al ámbito doméstico o a un círculo reducido de amigos, pero hoy viajan al instante por los medios sociales, traspasan las fronteras en cuestión de segundos y, en cuestión de segundos, la reputación de una marca, un spot publicitario y la calidad de un producto o servicio pueden ser celebrados o condenados a la hoguera por medio mundo y más.
Ante este panorama, conceptos como comunicación, lenguaje, poder y realidad parecen estar atravesando una crisis, no desde el punto de vista del sentido común, que tiende atribuir a la palabra “crisis” una acepción negativa, sino en términos de un verdadero “cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados” (Diccionario de la Real Academia Española).
En este sentido, los modelos ideologista e informacionalista, que alguna vez conformaron el paradigma hegemónico para analizar la comunicación, también tienden a tornarse obsoletos. Mientras que el primero apuntaba a descubrir y denunciar las estrategias mediante las que la ideología dominante penetra el proceso de comunicación, el segundo buscaba a medir la eficacia de la comunicación de acuerdo con los efectos o la reacción del destinatario. En ambos casos, el interlocutor tenía un papel fijo, ineludible e inamovible: el de receptor de un mensaje.
Ahora bien, en un escenario en el que el consumidor se ha tornado prosumidor —neologismo atribuido a Alvin Toffler que fusiona en una palabra los procesos interrelacionados de producción y consumo— , ¿dónde está el mensaje?, ¿es posible rastrear los efectos de la recepción o desmantelar una sola ideología y atribuirla a una sola entidad? El consumo, que Canclini define como el “conjunto de procesos socioculturales en que se realizan la apropiación y los usos de los productos” (2), no es solo reproducción de fuerzas, sino también producción de sentidos. Y esa producción de sentidos afecta también a la manera en que producimos sentido respecto de nosotros mismos, en función de cómo prosumimos y presumimos de ser lo que (no) somos, en los diversos medios que operamos como si fueran extensiones casi naturales de nuestro propio cuerpo. Así como para algunos autores como Maturana y Foerster la realidad es siempre una realidad de discurso, los prosumidores fundan su realidad, su identidad, su ser por medio de su actividad constante en los medios sociales. Allí escriben lo que están pensando, haciendo, sintiendo para mostrarse al mundo de la forma en que eligen configurarse; el diario íntimo ha sido suplantado por la tentación de diagramar una biografía diaria y crear autohistorias efímeras pero constantes.
Cabe destacar, sin embargo, que a pesar del rol permanentemente activo que asume ese consumidor-productor, el tráfico y la facilitación constantes de datos personales hacen que el propio consumidor pase a ser “un producto en venta” (1999, 35). El precio de la libertad de acceso es nuestra propia información de identificación personal, el adiós a la privacidad y la sujeción (al menos parcialmente, voluntaria) a mecanismos de control invisibles pero presentes que nos siguen en cada paso que damos al navegar por la web, deslizar una tarjeta de débito o crédito, etc.
Antes de la revolución digital, todavía era posible analizar la comunicación como transmisión de información en sentido unidireccional, es decir, de un emisor a un receptor. Hace tiempo —y, quizá hoy más que nunca— que el consumidor ya no puede ser visto como un ente pasivo definido por una acción meramente receptora: él es quien accede; usa; critica; califica; recomienda; comparte; influye; comenta; indica que le gusta, que le enoja, que le divierte, que le sorprende. Las reacciones de los consumidores a la publicidad solían quedar circunscriptas al ámbito doméstico o a un círculo reducido de amigos, pero hoy viajan al instante por los medios sociales, traspasan las fronteras en cuestión de segundos y, en cuestión de segundos, la reputación de una marca, un spot publicitario y la calidad de un producto o servicio pueden ser celebrados o condenados a la hoguera por medio mundo y más.
Ante este panorama, conceptos como comunicación, lenguaje, poder y realidad parecen estar atravesando una crisis, no desde el punto de vista del sentido común, que tiende atribuir a la palabra “crisis” una acepción negativa, sino en términos de un verdadero “cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados” (Diccionario de la Real Academia Española).
En este sentido, los modelos ideologista e informacionalista, que alguna vez conformaron el paradigma hegemónico para analizar la comunicación, también tienden a tornarse obsoletos. Mientras que el primero apuntaba a descubrir y denunciar las estrategias mediante las que la ideología dominante penetra el proceso de comunicación, el segundo buscaba a medir la eficacia de la comunicación de acuerdo con los efectos o la reacción del destinatario. En ambos casos, el interlocutor tenía un papel fijo, ineludible e inamovible: el de receptor de un mensaje.
Ahora bien, en un escenario en el que el consumidor se ha tornado prosumidor —neologismo atribuido a Alvin Toffler que fusiona en una palabra los procesos interrelacionados de producción y consumo— , ¿dónde está el mensaje?, ¿es posible rastrear los efectos de la recepción o desmantelar una sola ideología y atribuirla a una sola entidad? El consumo, que Canclini define como el “conjunto de procesos socioculturales en que se realizan la apropiación y los usos de los productos” (2), no es solo reproducción de fuerzas, sino también producción de sentidos. Y esa producción de sentidos afecta también a la manera en que producimos sentido respecto de nosotros mismos, en función de cómo prosumimos y presumimos de ser lo que (no) somos, en los diversos medios que operamos como si fueran extensiones casi naturales de nuestro propio cuerpo. Así como para algunos autores como Maturana y Foerster la realidad es siempre una realidad de discurso, los prosumidores fundan su realidad, su identidad, su ser por medio de su actividad constante en los medios sociales. Allí escriben lo que están pensando, haciendo, sintiendo para mostrarse al mundo de la forma en que eligen configurarse; el diario íntimo ha sido suplantado por la tentación de diagramar una biografía diaria y crear autohistorias efímeras pero constantes.
Cabe destacar, sin embargo, que a pesar del rol permanentemente activo que asume ese consumidor-productor, el tráfico y la facilitación constantes de datos personales hacen que el propio consumidor pase a ser “un producto en venta” (1999, 35). El precio de la libertad de acceso es nuestra propia información de identificación personal, el adiós a la privacidad y la sujeción (al menos parcialmente, voluntaria) a mecanismos de control invisibles pero presentes que nos siguen en cada paso que damos al navegar por la web, deslizar una tarjeta de débito o crédito, etc.
COMENTARIOS FINALES
Por todo lo anterior, las prácticas definidas como tendencia hoy en el ámbito del marketing y la publicidad no pueden desligarse de un análisis de cómo han cambiado otras prácticas culturales como leer y consumir en los tiempos de la digitalización. En definitiva, los discursos acerca de cómo hay que hacer publicidad hoy están estrechamente vinculados con las transformaciones socioculturales que hacen que los consumidores y sus hábitos de consumo ya no sean los mismos, sino que estén en permanente cambio. Por lo tanto, un discurso que pretenda establecer el deber-ser de la publicidad hoy debería atender tanto al comportamiento de los consumidores, como a los avances tecnológicos que habilitan nuevos estilos de comunicación.
Bibliografía citada
GARCÍA CANCLINI, N.: “El consumo sirve para pensar”. Disponible en: <http://perio.unlp.edu.ar/catedras/system/files/garcia_canclini._el_consumo_sirve_para_pensar.pdf> [visitado el 1.º de noviembre de 2017]
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la Real Academia Española. Disponible en: <http://www.rae.es> [visitado el 1.º de noviembre de 2017].
SIBILIA, P. (2005): “1. Capitalismo. Mutaciones: la crisis del capitalismo industrial” y “Del productor-disciplinado al consumidor-controlado”, en El hombre postorgánico. Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, pp. 17-28 y pp. 29-40.
GARCÍA CANCLINI, N.: “El consumo sirve para pensar”. Disponible en: <http://perio.unlp.edu.ar/catedras/system/files/garcia_canclini._el_consumo_sirve_para_pensar.pdf> [visitado el 1.º de noviembre de 2017]
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la Real Academia Española. Disponible en: <http://www.rae.es> [visitado el 1.º de noviembre de 2017].
SIBILIA, P. (2005): “1. Capitalismo. Mutaciones: la crisis del capitalismo industrial” y “Del productor-disciplinado al consumidor-controlado”, en El hombre postorgánico. Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, pp. 17-28 y pp. 29-40.
Córdoba fue sede del primer Congreso Latinoamericano de la Industria de la Traducción (CLINT) 2017
24/9/2017
Por Delfina Morganti Hernández
El primer congreso latinoamericano con un enfoque en la industria de la traducción tuvo lugar en Argentina y fue todo un éxito.
Los días 5 y 6 de agosto participé en calidad de oradora del I Congreso Latinoamericano de la Industria de la Traducción (Córdoba, Argentina), un espacio de capacitación profesional, marketing y networking que convocó a más de 200 disertantes y asistentes locales e internacionales.
La organización de este megaevento estuvo a cargo de Translated in Argentina, tuvo lugar en el vasto campus de la Universidad Siglo 21 de Córdoba Ciudad y vivi contó con la presencia de reconocidas personalidades de la industria a nivel nacional e internacional, como el traductor y comunicador Xosé Castro Roig (España), el experto en marketing y ventas Renato Beninatto (Brasil), la experta en administración y marketing en localización Jessica Rathke (Inglaterra) y la consultora especializada en ventas en el sector de la traducción y localización Anne Marie Colliander Lind (Suecia), entre otros disertantes de lujo.
La audiencia del CLINT estuvo integrada por colegas traductores, intérpretes y docentes, y por muchísimos graduados recientes y estudiantes que están cursando los últimos años del Traductorado en distintos idiomas, mayormente en inglés.
La organización de este megaevento estuvo a cargo de Translated in Argentina, tuvo lugar en el vasto campus de la Universidad Siglo 21 de Córdoba Ciudad y vivi contó con la presencia de reconocidas personalidades de la industria a nivel nacional e internacional, como el traductor y comunicador Xosé Castro Roig (España), el experto en marketing y ventas Renato Beninatto (Brasil), la experta en administración y marketing en localización Jessica Rathke (Inglaterra) y la consultora especializada en ventas en el sector de la traducción y localización Anne Marie Colliander Lind (Suecia), entre otros disertantes de lujo.
La audiencia del CLINT estuvo integrada por colegas traductores, intérpretes y docentes, y por muchísimos graduados recientes y estudiantes que están cursando los últimos años del Traductorado en distintos idiomas, mayormente en inglés.
Por qué fue una experiencia fructífera
Asistir a este megacongreso de la industria de la traducción fue muy enriquecedor por varios motivos, algunos de los cuales aprovecho para compartir en esta nota:
1) El enfoque de “industria” implicó que muchas de las charlas hicieran hincapié en aspectos clave relacionados con tips de marketing para traductores y empresas de traducción, eje que cruzó prácticamente todas las disertaciones, no solo un par, y que, para mí, como traductora emprendedora y actual estudiante de Publicidad, resultó un atractivo fundamental.
2) El CLINT fue una excelente oportunidad para fraternizar con colegas de otras partes del país y del mundo, y también para reencontrarme con asistentes de Rosario que, para mi sorpresa, no fueron pocos y, muchos de ellos, son graduados recientes, lo que demuestra que hay un interés y una demanda reales con respecto a este tipo de eventos, que no solo suman capacitación profesional, sino que ofrecen un espacio diferente para interactuar con posibles clientes, colaboradores, etc.
3) Pude hacer networking casi sin darme cuenta (el ambiente durante los coffee-breaks y los almuerzos era tan distendido que un momento estaba hablando de qué cené ayer, al siguiente alguien me preguntaba por mis áreas de trabajo y, unos segundos después, alguien me pedía una tarjeta); cada intervalo de receso estaba tan bien organizado que había tiempo real para hacer networking, además de recuperar fuerzas con algún refresco o disfrutando de los espacios verdes del campus que, por cierto, era inmenso.
4) ¡La comida era supervariada, fresca, exquisita y natural! (Cabe destacar que, aunque algunos podrían considerarlo una nimiedad, el alimento no es un detalle menor, sobre todo cuando uno tiene que mantener la atención durante casi 12 horas, por más de un día consecutivo. La ingesta de alimentos saludables que nos reanimen cada ciertos intervalos es tan importante como beber agua u otras infusiones, ya que, de lo contrario, el organismo acusa fatiga más rápido, tendemos a perder la concentración y, en casos extremos, podríamos deshidratarnos. Si te interesa ahondar en el tema, te recomiendo este artículo escrito por la traductora Marie Jackson: “Drinking water: a free and easy tip to boost your business productivity”.
5) ¡Pude recorrer varios lugares de Córdoba capital una vez más! Ya había estado en la ciudad durante el congreso de la FAT [Federación Argentina de Traductores] en 2015 y me había encantado, así que tenía muchas ganas de volver este año, y el CLINT fue la "excusa” perfecta: los viajes que combinan de capacitación profesional + un tiempo de recorrido turístico son mis favoritos.
1) El enfoque de “industria” implicó que muchas de las charlas hicieran hincapié en aspectos clave relacionados con tips de marketing para traductores y empresas de traducción, eje que cruzó prácticamente todas las disertaciones, no solo un par, y que, para mí, como traductora emprendedora y actual estudiante de Publicidad, resultó un atractivo fundamental.
2) El CLINT fue una excelente oportunidad para fraternizar con colegas de otras partes del país y del mundo, y también para reencontrarme con asistentes de Rosario que, para mi sorpresa, no fueron pocos y, muchos de ellos, son graduados recientes, lo que demuestra que hay un interés y una demanda reales con respecto a este tipo de eventos, que no solo suman capacitación profesional, sino que ofrecen un espacio diferente para interactuar con posibles clientes, colaboradores, etc.
3) Pude hacer networking casi sin darme cuenta (el ambiente durante los coffee-breaks y los almuerzos era tan distendido que un momento estaba hablando de qué cené ayer, al siguiente alguien me preguntaba por mis áreas de trabajo y, unos segundos después, alguien me pedía una tarjeta); cada intervalo de receso estaba tan bien organizado que había tiempo real para hacer networking, además de recuperar fuerzas con algún refresco o disfrutando de los espacios verdes del campus que, por cierto, era inmenso.
4) ¡La comida era supervariada, fresca, exquisita y natural! (Cabe destacar que, aunque algunos podrían considerarlo una nimiedad, el alimento no es un detalle menor, sobre todo cuando uno tiene que mantener la atención durante casi 12 horas, por más de un día consecutivo. La ingesta de alimentos saludables que nos reanimen cada ciertos intervalos es tan importante como beber agua u otras infusiones, ya que, de lo contrario, el organismo acusa fatiga más rápido, tendemos a perder la concentración y, en casos extremos, podríamos deshidratarnos. Si te interesa ahondar en el tema, te recomiendo este artículo escrito por la traductora Marie Jackson: “Drinking water: a free and easy tip to boost your business productivity”.
5) ¡Pude recorrer varios lugares de Córdoba capital una vez más! Ya había estado en la ciudad durante el congreso de la FAT [Federación Argentina de Traductores] en 2015 y me había encantado, así que tenía muchas ganas de volver este año, y el CLINT fue la "excusa” perfecta: los viajes que combinan de capacitación profesional + un tiempo de recorrido turístico son mis favoritos.
Mi charla sobre las 3 P: proactividad, profesionalismo y productividad
Alguien dijo una vez que cada trabajo que hacemos es un autorretrato de nuestra persona, ¿así que por qué no firmarlo con la mejor calidad posible?
Los que sabemos de marketing para traductores decimos que eso de vendernos por la “calidad” no nos da una ventaja competitiva ante los ojos del cliente, porque se supone que todos los traductores profesionales podemos ofrecer ese requisito mínimo y básico para cualquier producto o servicio que pretendemos vender. Sin embargo, más allá de la calidad en términos lingüísticos, creo que existen distintos niveles de calidad en cuanto a los vínculos profesionales que forjamos con nuestros colegas, sobre todo si parte de nuestro flujo de trabajo consiste en trabajar en red y a distancia con coordinadores de proyectos (o “PM”), traductores, revisores, correctores y diseñadores, por nombrar algunos integrantes clave de la cadena de producción en nuestro sector.
Así que considerando que el CLINT era un congreso centrado en el concepto de la traducción como industria, titulé mi propuesta: “Proactividad. Profesionalismo. Productividad. Tres claves para trabajar en equipos lingüísticos y no morir (ni matar) en el intento” (mirá el video promocional).
A partir de un recorrido por los puntos débiles y las fortalezas que tienden a demostrar tanto los traductores y revisores autónomos como los coordinadores de proyectos, abordé tres estrategias clave orientadas a mejorar el desempeño de cada participante en particular y a optimizar el ciclo de entregas internas del proyecto, desde el punto de vista de la división del trabajo en el mercado de la traducción.
Los que sabemos de marketing para traductores decimos que eso de vendernos por la “calidad” no nos da una ventaja competitiva ante los ojos del cliente, porque se supone que todos los traductores profesionales podemos ofrecer ese requisito mínimo y básico para cualquier producto o servicio que pretendemos vender. Sin embargo, más allá de la calidad en términos lingüísticos, creo que existen distintos niveles de calidad en cuanto a los vínculos profesionales que forjamos con nuestros colegas, sobre todo si parte de nuestro flujo de trabajo consiste en trabajar en red y a distancia con coordinadores de proyectos (o “PM”), traductores, revisores, correctores y diseñadores, por nombrar algunos integrantes clave de la cadena de producción en nuestro sector.
Así que considerando que el CLINT era un congreso centrado en el concepto de la traducción como industria, titulé mi propuesta: “Proactividad. Profesionalismo. Productividad. Tres claves para trabajar en equipos lingüísticos y no morir (ni matar) en el intento” (mirá el video promocional).
A partir de un recorrido por los puntos débiles y las fortalezas que tienden a demostrar tanto los traductores y revisores autónomos como los coordinadores de proyectos, abordé tres estrategias clave orientadas a mejorar el desempeño de cada participante en particular y a optimizar el ciclo de entregas internas del proyecto, desde el punto de vista de la división del trabajo en el mercado de la traducción.
La voz de las musas durante el #CLINT2017
“El traductor tiene que ser como el mercado bursátil: debe estar oliendo el aire para saber cuál es la tendencia y revertir el argumento”.
Dado que el CLINT tenía una impronta bastante marketinera, no faltaron los oradores que compartieron frases memorables para que salieras del auditorio supermotivado y listo para redefinir tu estrategia de venta. A continuación cito las que llegué a apuntar en el momento:
“Cuando se quejen de cómo está el mercado ahora, piensen cómo estábamos en los 90, cuando no teníamos Internet y no podíamos trabajar para cualquier parte del mundo”. Xosé Castro Roig
“Súbanse a hombros de gigantes y busquen modelos de inspiración de éxito”. Xosé Castro Roig
“Cuando piensen en una idea loca para buscar clientes, consideren cuánto tiempo voy a invertir en esto y cuál es el rédito si tiene éxito”. Xosé Castro Roig
“La gente lee cosas, nosotros escrutamos. La gente ve, nosotros observamos. La gente oye, nosotros escuchamos”. Xosé Castro Roig
“Hagan que los clientes los conozcan, no solo un coordinador de proyectos”. Anne Marie Colliander Lind
“El traductor tiene que ser como el mercado bursátil: debe estar oliendo el aire para saber cuál es la tendencia y revertir el argumento”. Xosé Castro Roig
“Cuando se quejen de cómo está el mercado ahora, piensen cómo estábamos en los 90, cuando no teníamos Internet y no podíamos trabajar para cualquier parte del mundo”. Xosé Castro Roig
“Súbanse a hombros de gigantes y busquen modelos de inspiración de éxito”. Xosé Castro Roig
“Cuando piensen en una idea loca para buscar clientes, consideren cuánto tiempo voy a invertir en esto y cuál es el rédito si tiene éxito”. Xosé Castro Roig
“La gente lee cosas, nosotros escrutamos. La gente ve, nosotros observamos. La gente oye, nosotros escuchamos”. Xosé Castro Roig
“Hagan que los clientes los conozcan, no solo un coordinador de proyectos”. Anne Marie Colliander Lind
“El traductor tiene que ser como el mercado bursátil: debe estar oliendo el aire para saber cuál es la tendencia y revertir el argumento”. Xosé Castro Roig
Reviví los mejores momentos del CLINT 2017 en los medios sociales
Si fuiste parte del evento o querés saber más, podés buscar el hashtag #CLINT2017 en Facegook y en Twitter, y enterarte de todo lo que hicimos durante el congreso: charlas, entrevistas, presentaciones, fotos, videos y mucho más.
Mi cobertura del evento en redes: te dejo dos enlaces, uno a un breve video que filmé mientras disertaba Xosé Castro y otro con el álbum que armé después del CLINT en mi página de Facebook. ¡Imperdibles!
Si sos traductor emprendedor o aspirás a serlo, yo te recomiendoeste video, un simulacro de interacción traductor-cliente muy pero muy real.
Mi cobertura del evento en redes: te dejo dos enlaces, uno a un breve video que filmé mientras disertaba Xosé Castro y otro con el álbum que armé después del CLINT en mi página de Facebook. ¡Imperdibles!
Si sos traductor emprendedor o aspirás a serlo, yo te recomiendoeste video, un simulacro de interacción traductor-cliente muy pero muy real.
¡Nos vemos en el próximo CLINT!
*Fotos: gentileza de Translated in Argentina
Por Delfina Morganti Hernández
¡Llegó el día! Hoy presentaré mi ensayo digital sobre traducción literaria junto al Trad., Prof. y autor Marcelo Coccino y la Prof., Dra. en Letras e investigadora, Graciela Tomassini.
Este viernes 18 de agosto a las 18.30, te espero en la sede de la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano (UCEL), en Av. Pellegrini 1332, para la presentación de mi primer libro digital: Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria.
Este texto fue seleccionado como finalista del certamen internacional Premios Heterónimos de Ensayo en 2016 y es producto de mis reflexiones y experiencias como estudiante de traducción (2008-2010), como traductora (2010 en adelante) y como adscripta a la cátedra de Traducción literaria (2012-2013) del IES N.º 28 “Olga Cossettini” (Rosario, Santa Fe).
Hoy llegó el día de presentar este ensayo junto a dos intelectuales de lujo que han sido, ambos, mis profesores en distintas materias del último año de la carrera Traductorado literario y técnico-científico en inglés: Graciela Tomassini (prólogo) y Marcelo Coccino (comentario crítico).
Si querés acercarte a una vista previa del ensayo, podés hacer clic en la tapa naranja del libro más abajo: allí podrás leer las primeras páginas para enterarte en detalle de qué se trata este texto.
IMPORTANTE: El evento es gratuito pero con inscripción previa personalmente, por mail o por teléfono en el Colegio de Traductores (ver datos de contacto en el flyer verde y blanco arriba). La publicación es solamente en formato digital y en idioma español (¡hasta que alguien la traduzca!).
Este texto fue seleccionado como finalista del certamen internacional Premios Heterónimos de Ensayo en 2016 y es producto de mis reflexiones y experiencias como estudiante de traducción (2008-2010), como traductora (2010 en adelante) y como adscripta a la cátedra de Traducción literaria (2012-2013) del IES N.º 28 “Olga Cossettini” (Rosario, Santa Fe).
Hoy llegó el día de presentar este ensayo junto a dos intelectuales de lujo que han sido, ambos, mis profesores en distintas materias del último año de la carrera Traductorado literario y técnico-científico en inglés: Graciela Tomassini (prólogo) y Marcelo Coccino (comentario crítico).
Si querés acercarte a una vista previa del ensayo, podés hacer clic en la tapa naranja del libro más abajo: allí podrás leer las primeras páginas para enterarte en detalle de qué se trata este texto.
IMPORTANTE: El evento es gratuito pero con inscripción previa personalmente, por mail o por teléfono en el Colegio de Traductores (ver datos de contacto en el flyer verde y blanco arriba). La publicación es solamente en formato digital y en idioma español (¡hasta que alguien la traduzca!).
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