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Día de la madre traductora: catarsis de una lingüista-mamá

15/10/2022

0 Comentarios

 
Por Mariella Di Bua
Bloguera invitada y redactora en ​@orangepowerDMH

Trabajar desde casa requiere de gran equilibrio emocional y actitudinal para conservar la cordura y no espantar al resto de los convivientes. Porque antes de mamá, me convertí en lingüista.

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Todo el mundo sabe que no es posible escribir sobre algo que no se conoce (salvo que hablemos de fantasía). Y yo, no tengo idea de muchísimas cosas, pero si de algo sé y he ganado autoridad para hablar es de la maternidad... Y de ser traductora. O sea, de ser una lingüista-mamá. Y en ese orden. Porque antes de mamá, me convertí en lingüista.​

Mis primeros pasos como traductora... mamá

Te pinto el cuadro: hacía relativamente poco que había recibido mi flamante, esperado y arduamente ganado título de Traductora de inglés, cuando tomé uno de mis primeros trabajos como traductora. Era para una empresa del exterior que tenía un flujo de trabajo tan pero tan grande que podía trabajar 24 horas si así lo quería.

Los detalles de esta dinámica dan para un encarnizado debate, pero esto no viene al caso, lo que sí viene es que al poco tiempo nació el primero de mis tres hijos… Y como expresa una famosa publicidad: «mi vida cambió para siempre».

Para contarte mis vicisitudes, me remonto a la fase de la célebre dulce espera. Por supuesto que, si las condiciones de un embarazo son buenas, la espera es dulce. La futura mamá cosecha vivencias de las que ya llevan un tiempo en el oficio y te lo cuentan como si fuera pan comido: a mayor volumen de la panza, más rozagante la mamá. Además, todos los bebés duermen, comen y c… Y una, ilusa, piensa: ¿qué tan difícil puede ser?

Te puede interesar: Cómo elegir tu especialización como traductora o traductor

La maternidad «rosa» en colores reales

El parto, te cuentan, es la mejor experiencia que una mujer puede vivir (desde ya te digo que tuve tres y, si bien el producto final te enamora, no puedo decir que el proceso esté en el ranking de mis mejores experiencias; soy reincidente, no masoquista). Y, si la novel mamá trabaja, pasada la licencia por maternidad, vuelve a sus tareas laborales y comienza una nueva rutina.

Con maquillaje y vestuario impecables, taco aguja y cartera en mano, deja todo listo para el día de la criatura que felizmente trajo al mundo. Vuelve del trabajo, prepara la cena, se pone al día con las actividades de su pequeño tesoro, disfruta de una comida feliz alrededor de una mesa elegantemente preparada, arropa al pequeño amor de su vida tras leerle la historia correspondiente a la hora del cuento, beso en la frente, apaga la luz con una sonrisa y ¡hasta mañana! Una vida de película, ¿no?
​
Pues bien, resulta que, como en toda película de terror, lo importante no es lo que te dicen, sino ¡LO QUE TE OCULTAN! Por ejemplo, el volumen de la panza es inversamente proporcional a las posibilidades de atarte los cordones de las zapatillas. Ni hablar de cortarte las uñas de los pies, pero nadie lo menciona porque ¡puaj! ¡qué asco! Y yo… ¡Protesto! ¡Esta realidad no se condice con la maternidad rosa de la que tanto oí hablar!
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Marketing entre traductores

DESCUBRÍ TU COMUNIDAD

Rutina de una ​traductora-mamá

La rutina de cualquier mamá que trabaja es, por lo general, difícil y complicada. Yo te voy a contar sobre cómo es la de una lingüista-mamá, el círculo que mejor conozco.

En general, las lingüistas-mamás trabajamos desde el caos… digo… desde el calor del hogar, algo que ahora es muy común, pero no era tan corriente antes de la pandemia. Trabajar desde casa requiere de gran equilibrio emocional y actitudinal para conservar la cordura y no espantar al resto de los convivientes.
​
En mi caso, años atrás, decidí que, si estaba a mi alcance, no dejaría a mi bebé en una guardaría a tan corta edad (por aquellos tiempos, la licencia por maternidad caducaba a solo 45 días del parto). Y gracias al trabajo remoto… ¡estuvo a mi alcance! Y como resultado… ¡me volví loca!

Como todo trabajador independiente, la lingüista-mamá que no trabaja, no cobra. Y, como recién incursionaba en el mundo profesional, no tenía un presupuesto organizado (para esto, recomiendo seguir los consejos de colegas como @orangepowerdmh, @carol.legnazzi.ct y @paulaplazas.translations en Instagram).

​Por lo tanto, cuando mi primogénito tenía solo 15 días, retomé mis labores traductoriles (casi suena mejor la guardería a los 45 días, ¿no?). Pero como dice mi papá: «Haz lo que yo digo y no lo que yo hice»; esta es una receta que no recomiendo y que no repetí cuando nacieron mis otros dos angelos.

Siempre productiva, ¿nunca improductiva?

Una lingüista-mamá que trabaja desde casa tiene que aprender a distribuir su productividad laboral con las actividades del hogar. Así es que muchas reducimos las horas de sueño; algunas trabajan durante la noche, otras lo hacemos desde la madrugada… Todo sea para disfrutar de las horas de silencio (si tocó en suerte un bebé dormilón) y no perder la concentración tan necesaria en nuestra labor.

Algunas lingüistas-mamás reciben ayuda con los quehaceres domésticos. Las que no, tienen que hacerse tiempo para levantar a los niños, prepararlos para la escuela, hacer las tareas, arbitrar «desacuerdos», cocinar, lavar (omito el tradicional planchado, práctica ya obsoleta), y por supuesto, hay que pasar tiempo de calidad con los hijos. Todo esto, intercalado con las tareas de traducción, lectura y envío de e-mails, acciones de marketing si se trata de una lingüista-mamá-emprendedora, etc., etc., etc.

Con el tiempo, los patitos se empiezan a acomodar (nunca quedarán completamente alineados… quizás, jamás lo estuvieron) y lográs armar tu lista de prioridades y equilibrar todos los aspectos de tu vida. Para esto es fundamental encontrar tiempo para vos. Ya sea gimnasia, pintura, zumba o ikebana, cualquier actividad que despeje la mente y te ayude a encontrarte con tu YO-individual, sin cola, sin mochila, sin nadie que te abra la puerta del baño mientras estás sentada en el inodoro… Si la mamá-lingüista está en su eje, todo funcionará como un Rolex.

Lleva tiempo, práctica, prueba y error, y mucho, mucho autoconocimiento. Una red de soporte es fundamental; el papá de la prole, o algún familiar o amigo. Siempre hay alguien.

Webinar gratis: ​​🚀 Productividad para freelancers: herramientas y tácticas que funcionan

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¿Es posible ser traductora-mamá o mamá y traductora?

Si sos lingüista y estás considerando incursionar en la maternidad, no seré yo la que te diga: «Sí, dale. Es lo mejor que te puede pasar en la vida.», pero tampoco me vas a escuchar decir: «¡Ni se te ocurra! Mejor… viajá (cuando se pueda)». Ser mamá y lingüista a la vez es posible, hay muchas en el clan. Sí, trabajar se hace un poco más complicado (ni hablar en pandemia, con nueve enlaces diferentes a las clases de zoom cada día), pero después de todo, cada uno se complica como quiere, ¿no?
Nota de la autora: ​Si necesitás hablar de temas relacionados con la maternidad y el trabajo, o si te interesa fundar un grupo de apoyo para mamás-lingüistas escasas de tiempo hasta para bañarse, ¡contá conmigo! Y recordá que los chicos crecen y lo vivido con ellos nos queda… ya te va a sobrar el tiempo, antes de lo que pensás.
Picture

Mariella Di Bua es traductora argentina radicada en Córdoba. Traduce del inglés al español latinoamericano para marcas de moda sustentables, es colaboradora ad-hoc de @orangepowerdmh, y le encanta conectar con otras mujeres traductoras, sea en conferencias o viajando. Mariella es mamá-lingüista feliz (y, en ocasiones, desesperada) de Matías (16), Santino (12) y Lautaro (9).

Conectá con Mariella en LinkedIn


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• El portfolio del traductor: ventajas y desventajas de crear un portfolio de traducciones

• Recursos gratuitos de marketing entre traductores

QUIERO MARKETING ENTRE TRADUCTORES
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Marketing para traductores: 5 claves para entrar y permanecer en el mercado de la traducción

23/3/2021

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Por Delfina Morganti Hernández
Serial Storytelling Strategist • Copywriter en inglés y español
​
Capacitadora en marketing para traductores

La pandemia por COVID-19 cambió las reglas de juego en el terreno de las búsquedas laborales. Mientras más y más empresas buscan traductores con un perfil multitasker, se sabe que los traductores profesionales podemos llegar a desempeñar más de 20 funciones que no consisten en traducir per se.
​¿Será esta una oportunidad para vos?

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Los traductores profesionales estamos capacitados para desempeñar más de 20 funciones que no consisten estrictamente en traducir textos. ¿Será esta una oportunidad para ingresar y permanecer en el mercado laboral?

Empecemos con una breve historia personal:

“¿De qué sirve saber algo si no lo podés hacer?”

Con esa frase en la cabeza y el libro de Corinne McKay, How to succeed as a freelance translator, en la mano, me fui a dormir llorando muchas noches, cuando buscaba y buscaba, pero no conseguía trabajo como traductora de inglés a español.

Mi nombre es Delfina Morganti Hernández. Soy muchas cosas de formación, pero encuentro que a las empresas de hoy les importan poco mis títulos, diplomas y certificados. Por eso, enseño a las personas que me siguen a ser tan idealistas como pragmáticas: eso que querés hacer, ¿es útil para alguien más? ¿Qué beneficio representa para la organización con la que querés trabajar? ¿Qué problema resuelve?

Cuando empecé a buscar trabajo a tiempo completo como traductora freelance, estaba desesperada. Hacía dos años que había terminado el Traductorado, uno que había terminado el Interpretariado, y tres que cursaba la carrera de Letras, todo en Rosario, Santa Fe.

Siempre fui una persona muy curiosa, y eso hizo que, al finalizar mis estudios de traducción, tomara unos pocos encargos que llegaban solos, por conocidos, para así poder continuar estudiando muy entusiasmada la carrera de Letras y algunos hobbies artísticos. Mi gran pasión es escribir ficción, y al estudiar lengua, gramática, literatura y las lenguas clásicas me sentía muy en mi salsa, muy cómoda.


Sin embargo, en el año 2013, una serie de eventos desafortunados hizo que tuviera que salir a buscar trabajo como traductora autónoma (o lo que fuera) a tiempo completo.

El proceso de búsqueda laboral duró relativamente poco ahora que lo pienso, pero igual fue una tortura. Si bien yo ya trabajaba dando clases de inglés desde los 18, y luego había empezado a darles clases 
(de gramática inglesa y fonología) a mis compañeros del Traductorado, me sentía muy mal por no haber tenido la viveza de activar ANTES mis títulos de traductora e intérprete; me refiero a antes de tener la necesidad económica de contar con un ingreso que me permitiera autosustentarme. 

Un día, mientras me sentía terriblemente inservible, encontré un flyer en la Escuela de Letras que decía que una agencia de traducción buscaba traductores correctores con un nivel de inglés Proficiency que fueran estudiantes avanzados de la carrera de Letras. Fue una luz en medio del túnel.

Me postulé en respuesta a esa búsqueda. Desde la agencia me enviaron una prueba de revisión para demostrar mis habilidades como revisora de traducciones y, al cabo de una semana, me avisaron que la había aprobado.

Yo jamás había estudiado corrección —aún no tenía idea de la existencia del corrector ortotipográfico de Word—, pero, aparentemente, tenía una habilidad útil para el mercado laboral de ese momento: podía pulir y muy bien las traducciones hechas por otros traductores profesionales, y, de ese modo, mejorar la calidad final de un texto traducido de inglés a español.


Así es como empecé a trabajar como revisora de traducciones full time, por una cantidad de horas al día y una tarifa por palabra que ni se me ocurrió cuestionar…

Hoy quiero abrir humildemente este espacio, esta oportunidad, que me dan Internet y las redes sociales para que hablemos de los desafíos que se presentan al buscar trabajo como traductores en el siglo XXI.

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QUIERO MARKETING PARA TRADUCTORES

5 claves para entrar y permanecer en el mercado de la traducción

1. TRABAJÁ EN TU MARCA PERSONAL

“El concepto de marca personal viene de los yanquis. Genera mucha resistencia en LATAM, porque no nos gusta vendernos ni que nos vendan. La marca personal es algo necesario para sobrevivir, para prosperar.

El título universitario fue al siglo XX lo que la marca personal será al siglo XXI.

Necesitamos ser nosotros el cambio, necesitamos reinventarnos profesionalmente. No lo veamos como un capricho ni como un privilegio, sino como una necesidad para adaptarnos a esta nueva era”.

​
FUENTES RECOMENDADAS:
  • La cita anterior la tomo de una charla que podés encontrar fácilmente en YouTube. Anotá: “Cómo crear tu marca personal” de Borja Vilaseca.

  • Otro video imperdible que complementa el de Borja es “Cómo mejorar tu futuro profesional a través de tu marca personal”, en el que Eva Collado, consultora estratégica de Capital Humano y digitalización, comparte una serie de tips con base en por qué es importante trabajar en la marca personal.

  • Esta entrevista con William Villa de Silencio Will es para que empieces a pensar en tu marca personal con base en un pilar clave: tu propósito.
​
  • Por último, para inspirarte y ver que aplicar estos conocimientos es posible en tu mercado, comparto estas entrevistas a dos traductoras con una excelente presencia en redes sociales que se debe, de hecho, a su trabajo exhaustivo y constante con su marca personal: Julieta Raimondo (Language Services BA) nos cuenta cómo trabaja sus contenidos en redes y Jaquelina Del Valle Gutiérrez (Tell Me Why Translations) revela el proceso que ha atravesado y aún atraviesa al hacer crecer su marca personal como traductora.

Escuchá estas charlas; si es necesario, escuchalas mientras hacés otras cosas (yo aprendo mucho con recursos auditivos mientras lavo los platos).

Son recursos imprescindibles que lo único que nos exigen es que les hagamos tiempo...
Después contame qué te parecieron y si te sirvieron :)
​

2. CONFUCIO ESTABA EQUIVOCADO

El filósofo chino es el autor de esa frase que muchas veces vemos en cuentas por y para emprendedores: “Elige trabajar de algo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida”.

A mi gusto, bolazo total.

Es más, cuando trabajás de lo que te apasiona, esa pasión viene con un compromiso con hacer las cosas lo mejor mejor posible, y ese compromiso hace que te pongas la vara tan alta en cada cosa que hacés, que más vale que te guste, para que el gusto ayude a sobrellevar el estrés.

Dicho esto, a mi modo de ver esta frase también me invita a reflexionar sobre uno de los criterios que creo debe definir nuestra búsqueda laboral como traductores. Es el criterio del interés.

​No digo pasión, porque no todas las personas tienen que ser grandes apasionadas de su profesión. Sin embargo, sí debe interesarles su profesión, sí debe interesarles el trabajo que hacen; despertarles cierta curiosidad y cierta motivación. Ese interés y esa motivación interna harán que no padezca su trabajo, que mínimamente lo disfrute y, sobre todo, que haga un buen trabajo.


A la hora de (re)insertarnos en el mercado laboral de esta era en la que los títulos no nos definen, no nos determinan, no nos limitan y tampoco nos representan ninguna garantía, yo considero que hay tres criterios que debemos tener en cuenta:

1. Debe ser algo que me interese.
2. Debe ser algo en lo que pueda desempeñarme muy bien.
3. Debe ser algo que el mercado demande o necesite realmente.

Ejemplo:

Si a mí me gusta traducir sobre el estudio y la conservación de las mariposas porque soy fanática de las mariposas y miro cientos de documentales sobre el tema, y leo libros, y quizá hasta esté escribiendo uno, pero no encuentro demanda para mi oferta de servicios, podría decirse que no existe —al menos no de momento— una oportunidad para que mi servicio encuentre un “match” en forma de clientes o empleadores potenciales. Por lo tanto, mi nicho está muy bonito como nicho, pero como en esta situación hipotética nadie necesita lo que me interesa y puedo hacer o brindar, no tengo mercado (al menos no todavía; quizá sí lo tenga a futuro...).

En síntesis muy sintetizada:


Detectá eso que te encanta hacer que otros necesitan y que vos podés hacer muy bien. Salí a comunicarlo de un modo interesante e innovador, y fijate qué pasa. Todo lo que el mercado te dé como retroalimentación producto de tu experiencia es sumamente válido para nutrir y mejorar tus próximos esfuerzos.


FUENTES RECOMENDADAS:
  • Este artículo diferencia muy bien entre hobby, trabajo, vocación y carrera profesional, con base en la perspectiva de la autora estadounidense Elizabeth Gilbert.​

  • Esta videoentrevista con la traductora y docente Micaela Tenaguillo (UNC) aborda el asunto de la especialización como traductores.
​
  • Este texto sobre la frase de Confucio respecto del trabajo también está interesante para deconstruir la idea de que el trabajo que disfrutás es una papa de hacer.​
marketing_para_traductores_busqueda_laboral_competencias_laborales_insercion_mercado_Traduccion_2

3. LA NECESIDAD QUE QUERÉS SATISFACER YA LA ESTÁN SATISFACIENDO OTRAS FUENTES

Si un traductor informa en su currículum que traduce X cantidad de palabras por día...

Si indica que trabaja con las herramientas de traducción más conocidas...

Si un traductor me dice que cuenta con los mejores glosarios y memorias de traducción...

Si un traductor ofrece como valioso a sus clientes solamente cuestiones que hacen a la velocidad
 a la que puede traducir y las herramientas técnicas y tecnológicas con que lo hace, yo le diría: “¿Y qué más?”.

El equipo es importante.

La velocidad es útil, porque fomenta la productividad y la eficiencia.

Sin embargo, ¿qué hay del cerebro humano? ¿Qué hay del ser humano, de mi ser humana, que yo puedo traer como valor a la empresa y a las personas con las que trabajo? Esa es una pregunta clave que nos tenemos que hacer.

​Estamos en un mundo cada vez más digital y digitalizado. La pregunta no es solo por cuáles serán los avances y las tendencias principales de cara al 2021 y en adelante, sino, además, qué rasgos de mi ser humano podría exprimir yo como persona que ofrece servicios en el nuevo contexto internacional:

¿Qué hay en mí, aparte de una muy buena capacidad para seleccionar información que me apropio de otras fuentes como puede ser Google o una herramienta de traducción, que puede redundar en un beneficio para las empresas?

Algunas habilidades clave que considero que debemos empezar a cultivar más seguido son la proactividad • la planificación para tener previsibilidad • la creatividad • la innovación • la capacidad de adaptación • la resiliencia.


​FUENTES RECOMENDADAS:
  • Consultá este breve video sobre “Las competencias profesionales más buscadas por las empresas en 2020”.
​
  • Si podés hacerte un poco más de tiempo, chusmeá este webinar de Ismael Cala con data de LinkedIn sobre “Las 5 habilidades laborales más demandadas del mundo”. Este último video me ha parecido muy interesante y relevante.

 4. PARA EL TRABAJO QUE QUERÉS EJERCER MAÑANA TE TENÍAS QUE EMPEZAR A PREPARAR AYER

Las industrias se cruzan, se combinan, se entremezclan.

Hablamos de infoentretenimiento.

Netflix nos vende documentales como películas.

Los spots publicitarios son tráilers porque el storytelling pasó a ser parte integrante del ejercicio de la publicidad.

Los puestos de trabajo están más interdisciplinarios que nunca. Las empresas buscan abaratar costos contratando a una persona que sea community manager bilingüe para redactar y traducir contenidos en inglés y español. Un puesto como ese requiere de conocimientos provenientes de al menos cuatro campos diferentes: tecnología, marketing digital, lingüística, traducción. Una especie de todo en uno genial...

Empezá a aprender y ejercitar hoy lo que querés vender de acá a unos meses.

Decir “Yo no tengo experiencia” ya no es una excusa: en la era de Internet, la experiencia es algo que podés generarte vos. El alcance, la visibilidad de lo que sos y lo que hacés, y la potencial influencia de tu voz, en la era de Internet, es algo que podés cocrear vos con las redes sociales. No las uses para ver memes nada más. No las uses para escuchar y leer, y dar Likes.

Apropiate de ellas. Animate a generar algo vos. Probá. Probá más de una vez seguida y fijate. No necesitás 10 000 seguidores; necesitás una mínima cantidad de personas que confíe en vos, te recomiende y haga que vengan otras a buscarte por lo que hiciste por esas pocas primeras que te eligieron.

El currículum y un perfil en LinkedIn son materiales básicos. Todo el mundo tiene eso como mínimo. ¿Qué otra cosa podés mostrarle a tu futuro cliente o empleador?

Empezá a generarlo hoy. No esperes a que te contraten o te digan que sí a una cotización. Lo más probable es que  la aprobación de los demás y el permiso que te den para venderles tus servicios vengan como consecuencia de esfuerzos previos, pero si vos solo buscás y consumís lo que hacen otros, y no generás, no entregás, no aportás, no creás algo de antemano y lo compartís como tu creación, toda tu actitud se reduce a la pasividad de ver lo que otros hacen, que por más rol activo que exija, no deja de ser algo que te preexiste.

Evitá el estado de quietud. Mientras esperás una respuesta favorable del otro lado, hacé algo y compartilo con el mundo.
​
Vos podés influir en la respuesta de un potencial cliente o empleador. Podés inducirla demostrando lo que sabés hacer antes de que te digan que quieren que lo hagas para ellos.
​
FUENTES RECOMENDADAS:
  • Te invito a ver mi webinar gratis “Mitos y verdades sobre marketing para traductores”.
​
  • ​Asimismo, mi webinar sobre marketing relacional y ventas incluye una reflexión relacionada con la idea de cocrear nuestro lugar en el mercado, en vez de esperar a que el mercado nos haga ese lugar. Accedé a la segunda y última parte aquí.​
marketing_para_traductores_busqueda_laboral_competencias_laborales_insercion_mercado_Traduccion_3

5. CON TU FORMACIÓN EN TRADUCCIÓN PODRÍAS DESEMPEÑARTE EN 44 PUESTOS DIFERENTES

El traductor Horacio Dal Dosso tiene disponibles un webinar de una hora y una ponencia superbreve publicados en su sitio web que muestran y demuestran la cantidad de perfiles laborales para los que puede servir nuestra formación como traductores profesionales.

Él dice: “Con un título más una especialización, o cursos adicionales, o másters, podemos lograr distintos perfiles”.

Algunas opciones de perfiles laborales en las que puede desempeñarse un traductor son las siguientes:

  • adaptador
  • asesor en programas académicos de intercambio 
  • consultor lingüístico
  • coordinador lingüístico
  • corrector de concepto (reviewer)
  • director de proyectos de traducción
  • doblador
  • especialista en voz superpuesta
  • sobretitulador
  • subtitulador
  • gestor de contenidos
  • gestor de proyectos lingüísticos,
  • y la lista sigue...
Lo importante a destacar aquí es que el título de traductor en sí nos da una base para desempeñarnos en estos roles, no nos prepara del todo para ellos.

Dal Dosso menciona que, además de la APTITUD que nos otorga el título para ejercer la profesión en cualquiera de estos perfiles, es muy importante trabajar en la ACTITUD. La actitud es lo que hará que el alcance del título se potencie, se eleve, se magnifique.

Asimismo, parte de magnificar el alcance del título tiene que ver con desarrollar competencias complementarias. Dal Dosso identifica que esas competencias que nos permiten postularnos para roles distintos a los del traductor clásico y efectivamente calificar para ellos pueden provenir de tres fuentes distintas:
  • La vía formal: educación universitaria (otorga título: grado/posgrado).
  • La vía no formal: formación fuera del ámbito universitario (otorga certificado).
  • La vía informal: aprendizaje no sistematizado (no otorga certificado).
Por ejemplo, en mi caso, una vez que identifiqué que quería, podía y era viable que me especializara en marketing y publicidad, empecé a meterme en cuanto curso de marketing encontraba: online, presencial, gratis, pago, hasta que un día los cursos me empezaron a aburrir, pero, al mismo tiempo, sentía que necesitaba seguir formándome. ¿Qué hice? Fui por otra vía formal y me inscribí en la carrera de Publicidad; luego, seguí por la vía no formal, y me anoté en una diplomatura en marketing.

​Hoy por hoy me actualizo constantemente con cursos en línea (vía no formal) y de manera autodidacta, con libros, webinars y pódcasts (vía informal). El trabajo de especializarse es un viaje de ida; nunca se termina.
​
FUENTES RECOMENDADAS:
  • Webinar de Horacio Dal Dosso sobre la competencia traductora
 
  • Ponencia sobre los 44 perfiles laborales del traductor
​
  • Ponencia sobre 15 áreas en las que pueden desempeñarse los traductores
 
  • El canal de La brújula del traductor en YouTube contiene videos y entrevistas enfocados en la salida laboral del traductor que pueden serte muy útiles.
 
  • “¿Cómo es trabajar en una empresa grande siendo estudiante o egresada de traducción?” se pregunta Agustina La Porta de ALTIORA - Educación y Lenguas. Responde en una entrevista imperdible la colega Jimena Bartolomé, egresada del IES en Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández”. Descubrí la lista completa de videos de Agus sobre salida laboral para traductores.

¿Te perdiste el vivo sobre este temazo?

Recordá que podés escuchar o ver la grabación sobre esta charla de marketing y búsqueda laboral para traductores en Instagram o YouTube :)

Y si te quedaste con ganas de más, te invito a chusmear mi capacitación en marketing para traductores o a hacer consultorías independientes y personalizadas en directo con quien escribe.

¡Éxitos en todo lo que emprendas!

Delfina

#orangepowerDMH
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Hola, soy Delfina, comunicadora publicitaria bilingüe y capacitadora en marketing para traductores. ​Mi misión posible es ayudar a las personas a impulsar su negocio con base en el marketing y en textos frescos que generan conversiones en inglés y español.

CADA DÍA investigo, escribo, traduzco y corrijo textos en, sobre y para marketing y publicidad, y mi especialidad es el storytelling.

MIS LIBROS publicados a la fecha son el ebook sobre traducción literaria: Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria y el libro de poemas Las lenguas que me habitan. The languages within me. Les langues dans ma peau.
 

HE CURSADO estudios en traducción, interpretación simultánea, letras, música, marketing, publicidad, y el crear contenido en inglés y español es mi forma de respirar.

PODÉS VERME Y ESCUCHARME en acción en Hablemos de marketing y Founded in Transcreation, así como en LinkedIn e Instagram.

SI QUERÉS mejorar tus esfuerzos y resultados de marketing y comunicación en el mercado de la traducción, te invito a conocer la ACME. También podés contactarme para reservar una consultoría de 90 minutos en directo. Hablemos de marketing para traductores :)

SI BUSCÁS diferenciarte desde la comunicación en inglés y español, es hora de que empecemos a escribir el capítulo más interesante en la historia de tu marca.

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La traducción como un oficio imposible. Pontalis, ¿quién sos?

28/1/2021

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Por Delfina Morganti Hernández
Serial Storytelling Strategist • Copywriter en inglés y español
​
Capacitadora en marketing para traductores
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“Nada me autoriza a escribir sobre la traducción, aunque se trate de algunas notas destinadas por su objeto mismo a contradecirse. Mi experiencia de traductor es demasiado insignificante, demasiado esporádica, ya no es actual”, comienza el primer párrafo de estas “notas” tituladas Encore un métier impossible. Notes, por el filósofo, escritor y psicoanalista francés Jean-Bertrand Pontalis, en la traducción al español del profesor Ruben Biselli.

Ahora, yo me pregunto: si Pontalis mismo reconoce que no debería ponerse a opinar de algo que poco ha ejercido y solo de manera circunstancial, ¿por qué lo hace? O nos quiere intrigar con su presunta ignorancia del tema, o nos está tomando el pelo directamente.

No me gusta lo que plantea este tal Pontalis, por lo que, debo advertirte, lector, este artículo no pretende ser un resumen neutral de lo que Pontalis ha descrito como un oficio imposible: traducir.

El traductor como un ser sufrido a más no poder

Pontalis comienza por afirmar que traducir no es, como nos gustaría creer, pasar un texto de una lengua a otra.

Traducir no es pasar de la lengua materna “a una llamada extranjera para regresar a la primera”.


Ja. Chocolate por la noticia.

Después propone Pontalis: “Al traductor lo veo ante todo como a un ser en suspenso (en souffrance): ha perdido su lengua sin ganar otra de ello. Pero imagino también su placer que consiste quizá en esto: el lenguaje sería lo suficientemente poderoso como para conducirlo por sobre la diversidad de las lenguas. ¿Cómo podría el traductor guardar alguna confianza en su tarea sin la loca convicción de poder encontrar un ante-Babel? Pero es en un después que él se sitúa, no posee medios para olvidarse de ello”.

Este párrafo inaugura lo que yo interpreto como un ataque injusto y sesgado hacia la figura del traductor en comparación con el autor del texto fuente.
​
Pontalis aquí pasa a aseverar que “traducir es una operación que modifica, corta, mutila y que también añade, injerta, compensa, que altera por naturaleza el tejido vivo”.

Si bien estoy de acuerdo en que una traducción jamás es una copia exacta y fiel del texto fuente, la manera en la que Pontalis se refiere al proceso que implica traducir un texto de una lengua a otra posiciona la tarea del traductor en un lugar negativo, y, al hecho de traducir, como una actitud de resignación frente al proceso.

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“No puedo calcar el texto de una lengua a otra, tendré que traducirlo con todo lo que ello implica”, podríamos imaginar que piensa el traductor en el que está pensando Pontalis.

“Un traductor opera”, agrega el filósofo. “Tanto como lo sepa o lo desee: la restitutio ad integrum no está a su alcance”.

Es decir, según Pontalis, el traductor es un ser condenado a conformarse con hacer lo que puede, y lo que puede nunca es suficiente para generar en la lengua meta un texto igual de digno que el texto fuente. 

Por el contrario, para Pontalis, el texto fuente es un todo; la traducción es una parte, el resultado del sacrificio del original.

“Meros compromisos: no otra cosa son para el traductor aquellas decisiones que finalmente debe tomar. Se ve yendo de compromiso en compromiso, de quizás en quizás, no tiene alternativa. Puede vencer la dificultad, es decir, en su caso, eludirla, jamás triunfa sobre ella. Excluidos están esos momentos de exaltación que conoce un autor. A lo sumo, para él [el traductor], una vez concluido el trabajo, una vez puestos los puntos de sutura, un ‘esto puede andar, es más o menos esto’”.

Ah, bueno. Recordemos que estas son las palabras de alguien que, al principio de sus notas, confesó que su experiencia de traductor “es demasiado insignificante, demasiado esporádica, ya no es actual”. 
​

¿Con qué tupé, entonces, cree saber qué sentimos y qué no sentimos los traductores al traducir? ¿Cómo osa decir tan suelto de lengua que es imposible triunfar sobre la dificultad inherente a la tarea de traducir? ¿Qué extraño y extraordinario saber se arroga Pontalis por sobre los traductores para afirmar que el traductor, a diferencia del autor, no vive el proceso de traducir con felicidad y exaltación?

El ideal de fidelidad absoluta al original

Aparentemente, el traductor para Pontalis es un pobre tipo que debe resignarse a un destino de tristeza constante:

“El traductor debe estar dotado de una capacidad infinita para estar triste; no tiene el derecho a generar sus propias palabras, no tiene el poder de restituir las palabras del otro. Injusticia de su destino: cuanto más profunda es su intimidad con la lengua extranjera, cuanto más permanece en ella, con menos medios se siente para volver a atravesar la frontera”.

¿Pontalis, quién sos?

Miles de veces me he encontrado generando palabras nuevas y restituyendo las del autor al traducir. En efecto, no entiendo la traducción sino como un auténtico y bienintencionado acto de recreación, reformulación, regeneración del mensaje y el efecto del texto fuente en otro no necesariamente menos importante.

Lo que pasa, Pontalis, es que usted está obsesionado con la ilusión de fidelidad.

​Usted cree que sería harto mejor contar con la posibilidad de calcar el texto fuente de un idioma al otro, de modo que el texto traducido sea una copia exacta:

“¿Quién no ha soñado, al traducir, con poner fin a la estadía mediante la única solución aceptable: reproducir tal cual el texto original? (La edición bilingüe realiza algo de ese sueño)”.

A mi modo de ver, la traducción como tarea es la viva prueba de que, además de ser imposible “reproducir tal cual el texto original”, sería indeseable, aburrido; no existiría traducción, me parece, si los idiomas fueran sistemas de signos enteramente equivalentes y homologables entre sí.

No existirían los traductores.

No existirían las traducciones.

¿Existiría la diversidad de idiomas y culturas?

Si todos quisiéramos leer el original como tal, aprenderíamos la lengua del original.

​Leeríamos el original.

Ahora, el hecho de que una traducción nazca después del texto fuente no quiere decir nada. No quiere decir, por ejemplo, que sea un texto de menor categoría o importancia.

Tampoco quiere decir que ese texto venga fallado de fábrica, solo por el hecho de ser una traducción.

Pontalis parece haberse topado con todas malas traducciones, o bien, ignora el hecho de que toda traducción es, de alguna manera, una instancia de resurgimiento de un texto anterior en otro que le da vida nueva.

La traducción como acto es parir un texto nuevo, dar origen otra vez.

La traducción es —sí, es— un oficio posible. 

Es un oficio posible, útil y necesario.

Es gracias a la traducción que se hermanan los pueblos y sus culturas.

Es gracias a la traducción que textos como La Ilíada o Harry Potter devienen en fenómenos de conocimiento y deleite universales por siglos.

La traducción como retoquecito

Por si todo esto no fuese suficiente agravio, Pontalis indica que “la traducción es desde el comienzo retoque. Siendo posterior, operando sobre un texto ya producido, ella ignora ese tiempo en que las palabras se buscan, y a veces se encuentran, para decir, para tocar, aquello que no está en palabras, aquello que está bajo las palabras”.

Es decir, Pontalis sostiene que el traductor trabaja con un texto acabado, con un mensaje dado y resuelto en la producción, la escritura, que nos lega el autor. 
​

Por el contrario, sostengo que el texto fuente funciona como el indicio clave en un misterio: es la pista fundamental, pero no trae consigo la resolución del misterio. Esa es la tarea del detective; o, en este caso del traductor: el traductor como lector “abre” el texto fuente, lo escribe, como diría Barthes en Escribir la lectura, lo interpreta. No podría ser de otra manera: el traductor traduce siempre su interpretación del texto fuente, nunca el texto fuente en sí mismo.

No hay caso; Pontalis está convencido de que el traductor “se encuentra reducido a poner palabras en lugar de palabras”. Afirma que su condición es la de “un escriba de enunciados que ha renunciado a alcanzar, siquiera por procuración, el lugar, en verdad siempre incierto, de un sujeto de enunciación”.

Esta sentencia coincide con la concepción del traductor como Hermes, como mero portador de mensajes a entregar, como copista o escriba; como un simple retransmisor de mensajes que, para llevar a cabo su tarea de buen mensajero, lo único que atina a hacer es sustituir las piezas de la lengua fuente con otras más o menos aceptables de la lengua meta.

La traducción como contradicción

Pontalis plantea que no se puede escapar a la contradicción, a “esa tensión que hace imposible el oficio”, y agrega: “Elegir la lengua de partida es, poco o mucho, maltratar la lengua de llegada; preferir esta es sacrificar aquella. No resido ni en una ni en otra, nos dice el traductor; estoy entre las dos necesariamente”.

Aquí el autor afirma que el traductor como “go between profesional”, como “residente entre dos lenguas”, “se arriesga a producir” lo que Pontalis llama “una tercera lengua que nadie habla ni entiende (de la cual las ‘traducciones simultáneas’ de los congresos ofrecen una muestra)”.

No contento con ello, añade:

“Los olores de la traducción son como los olores de cocina: cortan el apetito y quitan a los manjares su sabor”.

Lo fascinante de todo esto es que si yo estoy pudiendo leer e interpretar y juzgar y criticar y responder a Pontalis, es gracias a Ruben Biselli, el traductor del texto de Pontalis.

Y no, no me ha espantado saber que estoy leyendo una traducción, incluso si, por momentos, noto que podría tratarse de una traducción; la traducción me ha acercado a los dichos de Pontalis, lo cual agradezco, porque me ha hecho reflexionar, enojarme con el autor y escribir este artículo a modo de respuesta.

No todas las traducciones son especímenes inentendibles, señor Pontalis.

No todos los traductores generan textos traducidos que parecen malas traducciones de un original. Estoy segura de que usted, como muchos otros mortales, ha leído alguna vez una traducción sin enterarse de que se trataba de un texto traducido.

Eso sucede cuando el traductor alcanza el ideal de invisibilidad y logra generarle al lector la ilusión de que está frente a un texto naturalmente concebido en la lengua meta.

¿Sería posible lograr tal ilusión si la traducción fuera un oficio imposible? Yo creo que no.

La naturalidad como ideal es el principio que debería regir toda traducción por antonomasia. Lograr que un texto traducido se lea como si fuese un texto en sí mismo, producido en la lengua de llegada, es el ideal que me ha llevado a buen puerto en proyectos de traducción en los que las dificultades eran muchas y complejas.
​

Claramente, Pontalis desconoce las buenas traducciones, esas que no se nota que son traducciones. Me atrevería a decir que él habla de los “olores de la traducción” en referencia a esos textos que cuesta leer porque están traducidos o muy literalmente o con rarezas y giros gramaticales inesperados que entorpecen la lectura.

Sin embargo, no todas las traducciones son iguales.

¿Qué habrá querido decir Pontalis con todo esto?

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El cierre que les da Pontalis a sus notas no me termina de cerrar, valga la redundancia, y me deja preguntándome qué quiso decir, al fin y al cabo, con todas las vueltas que dio para hacerse el que decía algo interesante sobre el oficio de traducir...

“¿Qué es, pues, traducir? Emigrar, sí, eso es seguro, pero emigrar en su lengua. Vivir de nuevo el exilio en ella, renunciar a la ilusión, que pudo haber sido la nuestra, de que éramos sus amos y propietarios, de que podíamos disponer de ella como de un bien, a nuestro antojo. Atravesar esta prueba de aprendizaje de una lengua que ya conocíamos —la nuestra— y, en el mismo movimiento, dejarse arrebatar ese saber, ese uso, ese comercio parsimonioso”.

Y así termina la cosa: “Traducir (transferir): menos cambiar de lengua que cambiar su lengua y, en ella, reencontrar la extranjeridad del lenguaje. Al emigrar, permitir finalmente la migración de las palabras. Todas las lenguas son extranjeras. Todas vuelan de un mundo al otro”.

¿Vos qué entendiste?
​
Te leo en los comentarios :)

Delfina
#orangepowerDMH

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Hola, soy Delfina, comunicadora publicitaria bilingüe. ​Mi misión posible es ayudar a las marcas a impulsar su negocio con textos frescos que generan conversiones (y conversaciones) en inglés y español.

CADA DÍA investigo, escribo, traduzco y corrijo textos en, sobre y para marketing y publicidad, y mi especialidad es el storytelling.

MIS LIBROS publicados a la fecha son el ebook sobre traducción literaria: Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria y el libro de poemas Las lenguas que me habitan. The languages within me. Les langues dans ma peau.
 

HE CURSADO estudios en traducción, interpretación simultánea, letras, música, marketing, publicidad, y el crear contenido en inglés y español es mi forma de respirar.

PODÉS VERME Y ESCUCHARME en acción en Hablemos de marketing y Founded in Transcreation, así como en LinkedIn e Instagram.

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Marketing para traductores: “Me recibí. ¿Ahora qué?”

9/11/2020

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Por Iván Alexander Zacharczuk

¿Ofrecés o querés ofrecer servicios lingüísticos como traducción o clases de idiomas?
Descubrí las recomendaciones de Agustina La Porta y Delfina Morganti Hernández para darte a conocer como profesional de la lengua y conseguir más y mejores clientes.

marketing-para-traductores-insercion-laboral-traduccion-mercado
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Delfina Morganti Hernández, comunicadora publicitaria en inglés y español, y capacitadora en marketing para traductores, y Agustina La Porta, profesora de inglés y creadora de contenido, son unas profesionales de otro planeta. Ambas ven más allá de lo lingüístico y académico.

En esta entrevista sobre cómo darse a conocer como profesional de la lengua, exploran qué hay más allá de la vida después de carreras como el Profesorado y el Traductorado de inglés y otros idiomas:

¿Qué nos espera a los estudiantes de Traducción y Profesorado en el campo laboral?

Acompañame y vamos a descubrirlo.

Ya tengo el título de traducción. ¿Cómo empiezo a trabajar?

Una de las grandes preguntas que uno como profesional se hace al principio de la inserción laboral es “¿cómo consigo clientes de traducción?”. Es, también, una de las preguntas que más le hacen a Delfina.

Aquí ambas oradoras coinciden en una cosa: hay preguntas previas a esta que son muy importantes: 

¿Qué tipo de clientes quiero tener como traductor?
¿Cuál será mi audiencia?
¿Dónde se encuentran estos clientes?
¿En dónde me quiero dar a conocer?


Y, generalmente, ¿lo sabe uno a esto? No siempre. Tanto la entrevistadora como la entrevistada dejan en claro (y yo adhiero) que solemos pensar que ya es suficiente con un buen CV, una carta de presentación y una página en redes sociales.

​¿La verdad? No, hacen falta otras cosas; por ejemplo, fijarse objetivos de comunicación a la hora de crearse un perfil en una plataforma de redes sociales.

“Si alguien me dice que quiere conseguir clientes, lo primero que le diría es: ‘¿Qué clase de clientes querés conseguir?’.
Cuando uno habla de darse a conocer, tiene que saber dónde establecer la oportunidad de que otros me conozcan, lo que depende, a su vez, de saber dónde están las personas que quiero que me conozcan”
, plantea Delfina.

Dos errores a evitar como traductores y profesores de idiomas

1. No abras perfiles de redes sociales porque sí o por las dudas

Muchas veces lo primero que hacemos al recibirnos es crearnos todos los perfiles de redes posibles (principalmente, Instagram) y no tenemos en claro nuestros objetivos profesionales, entre ellos, la clase de clientes que queremos atraer. Ambas oradoras hacen hincapié en esto y Delfina, en particular, opina que Instagram es genial para armar una red con tus colegas, pero no con clientes.

Entonces, algo muy importante a evitar es crear muchos perfiles en redes en las que, quizá, tu cliente ideal no esté presente consumiendo contenido.

Asimismo, ambas oradoras están de acuerdo en dos principios a la hora de definir una estrategia de marketing online: detectar aquello que te gusta a vos e identificar aquello que se te da muy bien.

“Saber a qué audiencia le resolvés qué problema te asegura que sea viable el negocio o, por lo menos, para empezar a probar el producto o servicio [...], pero es verdad que antes tengo que saber si tengo la capacidad [para brindar ese servicio] (o la puedo generar, quizás asociándome con otras personas) y detectar aquello en lo que uno es bueno”, agrega Delfina.

2. Las marcas y los negocios no generan resultados de la noche a la mañana

Otro problema que las oradoras observan a menudo en los nuevos profesionales de los idiomas, tanto docentes como traductores, es que esperamos ver resultados YA y nos rendimos muy rápido. Recordemos que Roma no se hizo en un día.

Hace falta invertir mucho tiempo, y dejar pasar todavía más tiempo, para ver resultados. Hay actores que están años hasta que consiguen el papel que los lanza a la fama, señala Delfina. Harrison Ford, comenta acertadamente Agustina, era carpintero antes de interpretar al mítico Han Solo. 

Y si te encanta el subtitulado y la traducción audiovisual, Delfina recomienda escuchar el caso de Pato Lago, el joven doblajista que tardó varios años en “pegarla” como actor de doblaje.

¿Qué podemos hacer los traductores para empezar con el pie derecho?

Agustina pregunta cuáles son las opciones a la hora de insertarse laboralmente como traductores: “Necesito ingresos, pero no tengo experiencia. ¿Qué opciones hay?”.

La competencia desleal en el mercado de la traducción

Y arrancamos por la opción más descartable: cobrar barato. Es decir, competir solo con el precio como estrategia. Delfina explica muy bien que esta es una estrategia a corto plazo y no muy efectiva porque “vas a estar trabajando mucho para poder generar ingresos suficientes”, entre otras razones.

Delfina cuenta que cometió este “error” al dar sus primeros pasos como traductora titulada y trabajadora autónoma. Empezó como revisora (camino atípico para los traductores nuevos, pero puede pasar) y se dio cuenta de que no era lo mismo VIVIR de la traducción que SOBREVIVIR gracias a ella.

Además, Delfina señala —y no puedo dejar de mencionar lo de acuerdo que estoy con todo esto— que es muy difícil aumentar tus tarifas cuando, de entrada, cobrás barato. Particularmente, con agencias de traducción y con empresas.

Muchas veces los pagos son los denominados “bicicleta” (pagos a 30, 60 y hasta ​90 días). Esto nos juega en contra si nuestro país tiene esta bella costumbre de nunca bajar la inflación.

Por otro lado, cobrar poco siempre implica trabajar mucho (para que todo lo que trabajes pueda permitirte vivir de la actividad en cuestión). Delfina también explica que, en estos casos, el traductor se ve obligado a traducir lo que la agencia le mande y no tiene tiempo ni energía para especializarse:

“[Cobrar menos de lo que corresponde] es una mala estrategia porque, cuando vos querés aumentar tus honorarios porque te das cuenta de que no te alcanza —o que tenés que esperar mucho para recibir los pagos—, lo que suele pasar del otro lado es que ese cliente te dice: ‘Mirá, tanto no podemos, podemos tanto otro’. Y siempre se terminan saliendo con la suya si estás en esa rueda, porque vos terminás aceptando porque no tenés otros clientes, porque no hiciste el trabajo de buscarlos. O quizás no lo hiciste a tiempo para poder decirle a este cliente: ‘No, gracias. Te agradezco, pero me voy, porque ya no da para más’”.

Agustina señala, con mucha verdad, que esto pasa también con los profesores de idiomas: te ves obligado a llenarte de horas, pero te limitás. Y, así, es difícil buscar un equilibrio o tener tiempo para reinventarse.

¿Qué otras opciones tenés para insertarte en el mercado de la traducción?

Delfina señala un par. Una opción es reservar por lo menos 2 horas al día y dedicarlas exclusivamente a capacitarse y reinventarse en busca de mejores clientes.

Otra que da mucho resultado es la de llevar un trabajo aparte para tener asegurados nuestros ingresos. Peeero, a la par de este trabajo, deberías seguir capacitándote y buscando clientes de traducción con constancia.

La realidad es que nuestro campo no es como otros. El título de traductor no te asegura nada, mucho menos un trabajo sí o sí.

​¿Quieren decir las oradoras que el título no importa? Para nada, pero nos invitan a que pensemos que ese es apenas el paso inicial.
La carrera no termina con graduarnos; ese es solo el comienzo.

De apasionada por los estudios a capacitadora en marketing para traductores

Hacia el minuto 20 de la entrevista, a instancias de Agustina, Delfina comparte un poco de su historia y nos cuenta su amplio recorrido hasta llegar al día de hoy: desde estudiar Periodismo y Traductorado de inglés, pasando por Letras, Intepretariado y Publicidad, hasta su postura en cuanto al marketing y por qué es útil para los traductores y otros profesionales autónomos.

De hecho, de esta historia se desprende algo que realmente me indigna y es que, sobre todo en las instituciones más “arcaicas”, la palabra “marketing” ha tendido a tomarse como una mala palabra en nuestra profesión.

Marketing es una palabra que ha sido por mucho tiempo desprestigiada. Se la ha puesto como sinónimo de “chanta”, “vendehúmos”, “embustero”, cuando, en realidad, es una herramienta CLAVE en nuestro campo.
​

Delfina no lo dice por decir; lo descubrió con la práctica. En su primera capacitación, allá en el 2014, asistieron solo 4 o 5 traductoras. Luego, el Colegio de Traductores de Rosario se interesó. La demanda aumentó y, hoy en día, ofrece tanto capacitaciones grupales como personalizadas, con sesiones de consultoría.

Traductores emprendedores, ¿cuestión de suerte?

Respecto de emprender, Agustina menciona varias veces que a la suerte hay que ayudarla. Insertarse en este mercado es difícil: hay que invertir mucho tiempo y esfuerzo.

Por suerte, gracias al laburo de gente como Delfina y a la retroalimentación entre colegas, ya no estamos tan solos. El marketing está abandonando la categoría de “mala palabra” y está empezando a tener el respeto que se merece. 
​

Asimismo, el contexto actual favorece que veamos la palabra marketing con buenos ojos, ya que cada vez son más las personas que deciden emprender por su cuenta en una actividad y observan que, sin duda, el marketing es una herramienta clave para lograr sus objetivos laborales.

Unos consejitos extra para traductores recién graduados

“¿Qué tips les das a los recién recibidos?”, pregunta Agustina. “No esperen que lluevan clientes”, contesta Delfina.
 

Y es así. 

Salí, buscá, capacitate, generá contenido para tu cliente ideal donde él esté en Internet. 

Las nuevas camadas solemos tener este pensamiento de “va a llegar solo”. Y, la verdad, nada más lejos de la realidad. 

El título es el paso 1. Es un gran logro, pero el verdadero trabajo viene después. 

Recopilá cada experiencia laboral que tengas. 

Armá tu porfolio.

Juntá testimonios de tus clientes. 

Capacitate… pero, cuidado. Podrías caer en la trampa de escudarte en lo académico: ir de curso en curso porque da miedo el mundo laboral. 

Y sí, da miedo, pero hay que hacer ese salto y empezar a probar experiencias concretas mientras te seguís capacitando en tus áreas de interés.

La falacia ad mercadum en traducción

Muchos dicen que no hay mercado de traducción. Las oradoras mencionan este tema y hablan desde la experiencia. 

Puedo añadir mi granito de arena y confirmar que, en efecto, esto es completamente falso.

El mercado es diverso y las posibilidades de trabajar con el idioma extranjero son grandísimas. Ahora bien, ellas mencionan (una vez más, con toda razón), que el mercado es grande, sí, pero está cambiando.

Hoy en día, hay que diversificarse. Tal y como no ahorrás solamente con una opción, no vas a trabajar exclusivamente traduciendo. Los traductores tenemos que complementar nuestras habilidades de traducción con otras competencias.

Agustina tiene una serie de videos excelentes sobre el tema, en especial uno sobre los traductores que no trabajan de traducir y, sin embargo, están en el mercado.

Este es, en parte, el caso de Delfina, quien está mutando cada vez más y es completamente feliz brindando servicios de redacción o transcreación mayormente al inglés.

No nos cerremos en la idea de que solo trabajar de traductor es trabajar de lo nuestro.

Nada más alejado de la realidad: al respecto, podés consultar esta ponencia con los más de 35 perfiles laborales posibles que identificó en 2017 el reconocido traductor Horacio Dal Dosso. ¡Vaya si los traductores podemos desempeñar más de una función en el mercado!​

Los traductores: emprendedores del futuro (y del ahora)

Hoy por hoy, cada uno puede ser su propia empresa. Desde mi punto de vista, es hermoso tener esa posibilidad. 

Podemos capacitarnos, escuchar diferentes tipos de contenidos (como esta entrevista, y el canal de Agustina, que es una joyita) y seguir estudiando diferentes cosas para ver qué nos complementa mejor.

Resumiendo, ¿se puede emprender en traducción y triunfar? La respuesta es que por supuesto que sí. A arremangarse, tomar impulso y empezar a trabajar.
​

Parafraseando a Delfina en su mensaje final, probá. Si no, ¿cómo vas a saber?

Harrison Ford como Hans Solo

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Iván Alexander Zacharczuk es traductor público nacional de Inglés, tiene 24 años y es de Chaco, Argentina. Actualmente cordobés de adopción, se especializa en brindar servicios lingüísticos personalizados del inglés al español. Como traductor, se especializa en los campos médico e histórico (sí, histórico). Además, ama dar clases a adultos y jóvenes adultos, en especial al prepararlos para rendir exámenes internacionales.
Alex siempre busca nuevos desafíos y nuevos horizontes. Hoy por hoy, luego de una constante búsqueda por exportar sus servicios de idiomas, también se desempeña como agente bilingüe en una empresa estadounidense de forma remota, en un puesto donde combina sus dos pasiones: trabajar con el inglés y con las personas.

​Alex genera contenido sobre sus experiencias como traductor autónomo en Instagram y LinkedIn.

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Día Internacional de la Traducción: los traductores siempre traducimos una traducción

30/9/2020

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Por Delfina Morganti Hernández
Serial Storytelling Strategist • Copywriter en inglés y español

El 30 de septiembre es el Día Internacional de la Traducción. Hablemos de la falacia en torno al “original”.

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Escritores, lectores, traductores... Todos caemos en la misma ilusión. Nos gusta imaginar que una traducción correcta es el fiel reflejo de un texto  que llamamos “el original”, pero ¿no será que nos olvidamos de que el original absoluto es pura fantasía?

Hagamos un experimento de traducción

Imaginemos que hacemos el siguiente experimento con tres participantes voluntarios: cada uno come un gajo de la misma mandarina. Mientras lo come o después, cada participante escribe en una hoja personal algunos sustantivos y adjetivos con los que asocia la experiencia.

No hace falta que las palabras que escriban estén relacionadas con la mandarina en sí, sino que pueden escribir sustantivos y adjetivos que, a su entender, representen las sensaciones y los sentimientos, recuerdos o emociones que les genere la experiencia de comer un gajo de mandarina.

Supongamos que el Participante A escribe “dulce, fresca, ácida” y “primavera, felicidad”; el Participante B escribe “ácida, rebelde, dulce” y “adolescencia, recreo, libertad”, y el Participante C escribe “dulce, tranquilo, fresco” y “abuela, jardín, sol”.

Con los sustantivos y adjetivos del Participante A, podríamos concluir que A define la mandarina como una fruta “dulce, fresca y ácida”, y que la asocia con la “primavera”, una época de “felicidad”.

El Participante B asocia la experiencia con el sabor dulce y ácido de la fruta posiblemente con una característica de personalidad propia (la rebeldía) y con su “adolescencia”, los recreos escolares y la sensación de “libertad”.

Por último, el Participante C podría reformular la experiencia gustativa mediante la siguiente frase: “Recuerdo aquellos días dulces, frescos y tranquilos en el jardín de la abuela, donde siempre íbamos a juntar las mandarinas que se habían caído del árbol del vecino para comerlas bajo los cálidos rayos del sol primaveral”.

“El hecho de que el autor no se llame traductor tiene que ser una casualidad”.

¿Qué podemos demostrar?

En primer lugar, que a partir del mismo tipo de experiencia sensorial (comer un gajo de mandarina), cada participante tradujo esa experiencia en términos diferentes. Cada una de esas traducciones de sensaciones en palabras puede dar lugar a un texto en particular, distinto, a pesar de que las tres traducciones parten del mismo hecho objetivo, si se quiere.

Si consideramos, además, que cada uno de los participantes es un escritor en potencia, el posible autor de una ficción sobre la experiencia de comer una mandarina, podemos decir que, ante el mismo hecho real-objetivo, cada autor traza diversas asociaciones, experimenta determinadas sensaciones y, sobre esa base, hará operaciones de selección léxica diferentes a la hora de traducir su experiencia en palabras.

​Por último, supongamos que cada participante escribió una obra literaria sobre la mandarina en español (por ejemplo, un poema, un cuento o una 
novela); supongamos, además, que hay editoriales interesadas en llevar esas obras al inglés, al ruso, al francés. En ese caso, tendríamos que pensar en cada una de las obras escritas por los participantes-autores como originales.

Pero ¿cómo? Si antes dijimos que las obras son producto de una traducción, solo podemos calificarlas como originales hasta cierto punto.

Por qué el término original es relativo

Quizá se podría decir que se trata de obras originales en relación con la traducción que se propone hacer el traductor del inglés, el ruso o el francés a partir de esas obras; sin embargo, esto las transformaría en una noción relativa, es decir, así como hablamos de hijos porque existen padres y viceversa, hablamos de originales porque existen obras derivadas, como la traducción, la adaptación, la versión, etc.

Lo que cabría preguntarse es si la traducción, la adaptación, la versión, etc. no constituyen originales en sí mismos, de modo que la literatura sería una cadena de obras impuras, derivadas, híbridas de antemano y para siempre, pues así como el presunto original no puede ser el reflejo directo de las ideas del autor, tampoco la traducción puede calcar la letra de la obra fuente. En efecto, más que de “originales”, deberíamos hablar de “obras fuente”.

Toda la literatura es producto de la traducción

​Entonces, ¿dónde podemos trazar los límites de la traducción en literatura?

El hecho de que el autor no se llame traductor tiene que ser una casualidad; el hecho de que una novela nos llegue en formato de libro, con una tapa, un índice y una contratapa termina por reducirse a una mera cuestión de practicidad para el bolsillo o el estante de biblioteca del lector; en realidad, esa obra que nos llega en formato de libro no es menos una traducción de las ideas del autor en un determinado código lingüístico que las traducciones que, a su vez, podrían hacerse de ese código a otro, es decir, de un idioma a otro.

​La diferencia está no en el estatus de original que mal atribuimos al texto fuente y el nombre “traducción” con que nos referimos a la labor del traductor, sino en que, en realidad, como dice Michael Cunningham en Encontrados en la traducción (2011), toda la literatura es, de por sí, producto de la traducción; ese texto que llamamos original no es, como nos gusta creer y aseverar, el libro original, la obra en bruto, tal como la concibió y la quiso escribir el autor. Antes bien, como sugiere Cunningham:

“[...] si se los presiona y son honestos, muchos novelistas admitirán que el libro terminado es una traducción bastante burda del libro que querían escribir. Para decirlo en pocas palabras, parece una traducción mediocre de un gran trabajo mítico.
El traductor, entonces, no hace más que llevar el libro un paso más allá en el continuum de traducción. El traductor traduce una traducción”.

Adiós, fórmula “Traduttore, traditore”

“Traduttore, traditore”, sentenció alguien alguna vez, y así crecimos creyendo que la traducción es un acto impuro, digno de poca estima, reconocimiento y remuneración.

Toda la fe está puesta en el autor; toda la atención en lo que este ha querido decir; las luces lo alumbran incluso cuando solo es posible saber qué ha escrito en ruso porque alguien en el medio lo tradujo al español.

Citamos a Barthes en español y decimos: “Cuando Barthes dice...”. En realidad, estamos citando al traductor de Barthes del francés al español.

Recomendamos una película y decimos: “Vi 'Mi pobre angelito' otra vez...”. En realidad, estamos citando “Home Alone”, que por esas cosas del mercado se tradujo para español de América Latina como “Mi pobre angelito”. En España es "Solo en casa", guarda.

¿Qué hay en esas conversaciones que no hay al hablar del texto fuente, aquel que vos conocés como “el original”?

A priori, no es menos que ese texto una traducción de un idioma a otro. Porque la traducción es traducción de una traducción.

Tan buenos hemos sido los traductores en nuestra labor históricamente que la gente se ha creído que en verdad accede a la novela, al guion, al discurso “originales”.


El traductor traduce una traducción

Incluso cuando quiso escribir la mejor versión posible de la obra, el autor escribió una traducción parcial de sus ideas en un código lingüístico legible. No es exactamente lo que quiso escribir, pero, en un punto dado, se conformó y publicó, y todos creímos que era la obra pura, la buena, la ética, la original.

Borges decía que el borrador número 7 no es mejor que el borrador número 5, y que todos escribimos borradores.

Todo texto es una traducción.

De ideas a un idioma, o de un idioma a otro; no importa. Todo es traducción.

Mentira el original. Escribir, hablar, leer, interpretar... Todo es traducción.

Gracias, traductores, auténticos benefactores, por facilitar la cultura más allá de las culturas.

Traduttore, benefattore.

Delfina
#orangepowerDMH
Parte de este artículo está basado en la ponencia “Toda la literatura es producto de la traducción: un ensayo al rescate del traductor como benefactor” que compartí durante las V Jornadas Estudiantiles de Escritura e Investigación “Cuando escribir es investigar” en Letras, Fac. de Humanidades y Artes, 2016. Podés consultar la ponencia completa descargando el siguiente PDF:
art-toda_la_literatura_es_producto_de_la_traducción_morganti_hernández_delfina.pdf
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​Hola, soy Delfina. Te ayudo a comunicar el valor de tu marca de forma atractiva, honesta y eficaz, en inglés o español. Conocé por qué elegir mis servicios creativos.

Me verás como escritora, comunicadora publicitaria, traductora e intérprete de inglés y español. Estoy matriculada en el Colegio de Traductores de la Provincia de Santa Fe, 2.ª Circ., y soy miembro activo de la Asociación de Profesionales en Marketing (APMKT) de Rosario. Escribo, traduzco y corrijo textos sobre marketing y publicidad, recursos humanos, videojuegos y educación. Soy autora del ebook sobre traducción literaria: Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria y del libro de poemas Las lenguas que me habitan. The languages within me. Les langues dans ma peau. He cursado estudios en Letras y Publicidad, y me desempeño como creadora de contenidos para el programa de radio online Traductores, al aire. El contenido es mi forma de ser y ayudar a otras personas con infoentretenimiento en Hablemos de marketing, Founded in Transcreation y Generistas. >> Más info

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Traducción literaria, sección de este blog
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Hablemos de marketing para traductores, pero ¿qué es marketing? La versión abreviada de una traductora autónoma capacitadora en marketing para traductores, sin pelos en la lengua

20/7/2020

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Por Delfina Morganti Hernández

Marketing es un antes y un después en mi carrera como profesional autónoma. Es entender que existe un mundo más allá de las tarifas bajas, las horas interminables frente al monitor y las negociaciones irrisorias con clientes de mierda.

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Marketing es un antes y un después en mi carrera como profesional autónoma. Es entender que existe un mundo más allá de las tarifas bajas, las horas interminables frente al monitor y las negociaciones irrisorias con clientes de mierda.

Marketing es entender que la autorrealización va de la mano de ayudar a los demás a realizar sus deseos, satisfacer sus necesidades, resolver sus problemas. Si todavía no sabés qué problema resuelve tu producto o servicio, empezá a estudiar marketing con esta pregunta en mente: “¿a quién ayudo a resolver qué problema?”. Ensayá respuestas. Sí, más de una.

Marketing es desarrollar el pensamiento estratégico, la toma de decisiones consciente, la visión a largo plazo. Es buscar la sostenibilidad de tu actividad en todo momento.

Marketing es el libro que leo antes de irme a dormir. El blog que consulto mientras desayuno un domingo a la mañana. El tema por el que mis amigas me dicen: “Ay vi que publicaste de eso en Instagram el otro día. Está bueno”.

Hoy por hoy no basta con saber hacer algo y hacerlo (muy) bien. Necesitamos descubrir nuestra ventaja competitiva y comunicarla de manera eficaz para que nuestros clientes perciban por qué deben contratarnos, nos vuelvan a contratar y nos recomienden.

Marketing es poner a las personas primero. Y no, no es una frase hecha en mi caso. Es entender que la gente no se casa con cualquier cosa ni te recomienda de la nada. Tenés que dejarla muy contenta, correrla un poco para el lado que dispare, estar cuando otros se borran, entregar valor a cada paso del camino, incluso cuando no te lo reconocen al instante.

Marketing es desarrollar el pensamiento estratégico, la toma de decisiones consciente, la visión a largo plazo. Es buscar la sostenibilidad de tu actividad en todo momento. Es analizar bien antes de invertir. Es invertir sabiendo en qué y para qué, no porque sí o porque podés.

Es saber que hay cosas que no podemos controlar, pero aquellas que sí, más vale que no escapen a nuestro control o estamos al horno. In the oven🔥😱

Marketing es proactividad, actividad y reacción recalculadora frente a los resultados. Es saber que hay cosas que no podemos controlar, pero aquellas que sí, más vale que no escapen a nuestro control o estamos al horno. In the oven🔥😱

Marketing es un saber subestimado por la sociedad en general. Debería enseñarse en las escuelas. Imaginate si hiciéramos un análisis FODA antes de salir del secundario. ¡Cuántos falsos comienzos de proyectos de vida nos ahorraríamos! Carreras, parejas, hijos, viajes...


Definiciones de marketing hay muchas. Pero esto y más es para mí.

🤓¿Qué significa el marketing para vos?

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¡Hola! Soy Delfina Morganti Hernández, aquí me presento: soy escritora, comunicadora publicitaria, traductora e intérprete de inglés y español, matriculada en el Colegio de Traductores de la Provincia de Santa Fe, 2.ª Circ., y miembro activo de la Asociación de Profesionales en Marketing (APMKT) de Rosario. Escribo, traduzco y corrijo textos sobre marketing y publicidad, recursos humanos, videojuegos y educación. Soy autora del ebook sobre traducción literaria: Objetividad. Fidelidad. Invisibilidad. Un ensayo a propósito del discurso de la traición en traducción literaria y del libro de poemas Las lenguas que me habitan. The languages within me. Les langues dans ma peau. He cursado estudios en Letras y Publicidad, y me desempeño como creadora de contenidos para el programa de radio online Traductores, al aire. El contenido es mi forma de ser y ayudar a otras personas con infoentretenimiento en Hablemos de marketing, Founded in Transcreation y Generistas. >> Más info
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