Por Mariella Di Bua Bloguera invitada y redactora en @orangepowerDMH Trabajar desde casa requiere de gran equilibrio emocional y actitudinal para conservar la cordura y no espantar al resto de los convivientes. Porque antes de mamá, me convertí en lingüista.Todo el mundo sabe que no es posible escribir sobre algo que no se conoce (salvo que hablemos de fantasía). Y yo, no tengo idea de muchísimas cosas, pero si de algo sé y he ganado autoridad para hablar es de la maternidad... Y de ser traductora. O sea, de ser una lingüista-mamá. Y en ese orden. Porque antes de mamá, me convertí en lingüista. Mis primeros pasos como traductora... mamáTe pinto el cuadro: hacía relativamente poco que había recibido mi flamante, esperado y arduamente ganado título de Traductora de inglés, cuando tomé uno de mis primeros trabajos como traductora. Era para una empresa del exterior que tenía un flujo de trabajo tan pero tan grande que podía trabajar 24 horas si así lo quería. Los detalles de esta dinámica dan para un encarnizado debate, pero esto no viene al caso, lo que sí viene es que al poco tiempo nació el primero de mis tres hijos… Y como expresa una famosa publicidad: «mi vida cambió para siempre». Para contarte mis vicisitudes, me remonto a la fase de la célebre dulce espera. Por supuesto que, si las condiciones de un embarazo son buenas, la espera es dulce. La futura mamá cosecha vivencias de las que ya llevan un tiempo en el oficio y te lo cuentan como si fuera pan comido: a mayor volumen de la panza, más rozagante la mamá. Además, todos los bebés duermen, comen y c… Y una, ilusa, piensa: ¿qué tan difícil puede ser? Te puede interesar: Cómo elegir tu especialización como traductora o traductorLa maternidad «rosa» en colores realesEl parto, te cuentan, es la mejor experiencia que una mujer puede vivir (desde ya te digo que tuve tres y, si bien el producto final te enamora, no puedo decir que el proceso esté en el ranking de mis mejores experiencias; soy reincidente, no masoquista). Y, si la novel mamá trabaja, pasada la licencia por maternidad, vuelve a sus tareas laborales y comienza una nueva rutina. Con maquillaje y vestuario impecables, taco aguja y cartera en mano, deja todo listo para el día de la criatura que felizmente trajo al mundo. Vuelve del trabajo, prepara la cena, se pone al día con las actividades de su pequeño tesoro, disfruta de una comida feliz alrededor de una mesa elegantemente preparada, arropa al pequeño amor de su vida tras leerle la historia correspondiente a la hora del cuento, beso en la frente, apaga la luz con una sonrisa y ¡hasta mañana! Una vida de película, ¿no? Pues bien, resulta que, como en toda película de terror, lo importante no es lo que te dicen, sino ¡LO QUE TE OCULTAN! Por ejemplo, el volumen de la panza es inversamente proporcional a las posibilidades de atarte los cordones de las zapatillas. Ni hablar de cortarte las uñas de los pies, pero nadie lo menciona porque ¡puaj! ¡qué asco! Y yo… ¡Protesto! ¡Esta realidad no se condice con la maternidad rosa de la que tanto oí hablar! Marketing entre traductoresRutina de una traductora-mamáLa rutina de cualquier mamá que trabaja es, por lo general, difícil y complicada. Yo te voy a contar sobre cómo es la de una lingüista-mamá, el círculo que mejor conozco. En general, las lingüistas-mamás trabajamos desde el caos… digo… desde el calor del hogar, algo que ahora es muy común, pero no era tan corriente antes de la pandemia. Trabajar desde casa requiere de gran equilibrio emocional y actitudinal para conservar la cordura y no espantar al resto de los convivientes. En mi caso, años atrás, decidí que, si estaba a mi alcance, no dejaría a mi bebé en una guardaría a tan corta edad (por aquellos tiempos, la licencia por maternidad caducaba a solo 45 días del parto). Y gracias al trabajo remoto… ¡estuvo a mi alcance! Y como resultado… ¡me volví loca! Como todo trabajador independiente, la lingüista-mamá que no trabaja, no cobra. Y, como recién incursionaba en el mundo profesional, no tenía un presupuesto organizado (para esto, recomiendo seguir los consejos de colegas como @orangepowerdmh, @carol.legnazzi.ct y @paulaplazas.translations en Instagram). Por lo tanto, cuando mi primogénito tenía solo 15 días, retomé mis labores traductoriles (casi suena mejor la guardería a los 45 días, ¿no?). Pero como dice mi papá: «Haz lo que yo digo y no lo que yo hice»; esta es una receta que no recomiendo y que no repetí cuando nacieron mis otros dos angelos. Siempre productiva, ¿nunca improductiva?Una lingüista-mamá que trabaja desde casa tiene que aprender a distribuir su productividad laboral con las actividades del hogar. Así es que muchas reducimos las horas de sueño; algunas trabajan durante la noche, otras lo hacemos desde la madrugada… Todo sea para disfrutar de las horas de silencio (si tocó en suerte un bebé dormilón) y no perder la concentración tan necesaria en nuestra labor. Algunas lingüistas-mamás reciben ayuda con los quehaceres domésticos. Las que no, tienen que hacerse tiempo para levantar a los niños, prepararlos para la escuela, hacer las tareas, arbitrar «desacuerdos», cocinar, lavar (omito el tradicional planchado, práctica ya obsoleta), y por supuesto, hay que pasar tiempo de calidad con los hijos. Todo esto, intercalado con las tareas de traducción, lectura y envío de e-mails, acciones de marketing si se trata de una lingüista-mamá-emprendedora, etc., etc., etc. Con el tiempo, los patitos se empiezan a acomodar (nunca quedarán completamente alineados… quizás, jamás lo estuvieron) y lográs armar tu lista de prioridades y equilibrar todos los aspectos de tu vida. Para esto es fundamental encontrar tiempo para vos. Ya sea gimnasia, pintura, zumba o ikebana, cualquier actividad que despeje la mente y te ayude a encontrarte con tu YO-individual, sin cola, sin mochila, sin nadie que te abra la puerta del baño mientras estás sentada en el inodoro… Si la mamá-lingüista está en su eje, todo funcionará como un Rolex. Lleva tiempo, práctica, prueba y error, y mucho, mucho autoconocimiento. Una red de soporte es fundamental; el papá de la prole, o algún familiar o amigo. Siempre hay alguien. Webinar gratis: 🚀 Productividad para freelancers: herramientas y tácticas que funcionan¿Es posible ser traductora-mamá o mamá y traductora?Si sos lingüista y estás considerando incursionar en la maternidad, no seré yo la que te diga: «Sí, dale. Es lo mejor que te puede pasar en la vida.», pero tampoco me vas a escuchar decir: «¡Ni se te ocurra! Mejor… viajá (cuando se pueda)». Ser mamá y lingüista a la vez es posible, hay muchas en el clan. Sí, trabajar se hace un poco más complicado (ni hablar en pandemia, con nueve enlaces diferentes a las clases de zoom cada día), pero después de todo, cada uno se complica como quiere, ¿no? Nota de la autora: Si necesitás hablar de temas relacionados con la maternidad y el trabajo, o si te interesa fundar un grupo de apoyo para mamás-lingüistas escasas de tiempo hasta para bañarse, ¡contá conmigo! Y recordá que los chicos crecen y lo vivido con ellos nos queda… ya te va a sobrar el tiempo, antes de lo que pensás. Mariella Di Bua es traductora argentina radicada en Córdoba. Traduce del inglés al español latinoamericano para marcas de moda sustentables, es colaboradora ad-hoc de @orangepowerdmh, y le encanta conectar con otras mujeres traductoras, sea en conferencias o viajando. Mariella es mamá-lingüista feliz (y, en ocasiones, desesperada) de Matías (16), Santino (12) y Lautaro (9). Artículos y videos relacionados:• El portfolio del traductor: ventajas y desventajas de crear un portfolio de traducciones• Recursos gratuitos de marketing entre traductores
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